Gestión integral del agua

Criterios actuales para la gestión del agua

El agua, un recurso natural renovable

Una gestión moderna del agua debe dar respuesta a variados problemas, consecuentes a las características de este recurso natural renovable.

  • Garantizar un uso sostenible.
  • Proteger y recuperar su calidad, tanto para el uso humano como ecológica.
  • Evitar que la falta de agua sea un freno para un desarrollo social razonable.

Un recurso escaso

Dado que el agua es un recurso limitado, se requiere un uso eficiente, que haga compatible la satisfacción de las demandas con el respeto al medio ambiente y a los demás recursos naturales. La creciente presión de la demanda sobre este recurso vital e insustituible y la necesidad de preservar el medio natural hacen indispensable el control público de su gestión y administración, ya que atañen a la sociedad en su conjunto.

Es necesario planificar el uso y la conservación del agua

El ejercicio de este control público, encaminado a preservar el recurso y garantizar su uso sostenible por el conjunto de la sociedad, debe expresarse mediante una planificación prudente y flexible, que incluya previsiones sobre la evolución a largo plazo, a partir del conocimiento de la situación actual, tanto de los aspectos cuantitativos como cualitativos -por otra parte indisociables- del uso y conservación de los recursos hídricos.

La participación de los usuarios

La participación de las comunidades de usuarios en la gestión y planificación democrática del recurso es indispensable para la concienciación ciudadana, para la aceptación social del control público y para la resolución negociada de los inevitables conflictos de intereses entre distintos usuarios de un bien necesario, insustituible y con frecuencia escaso.

El agua incide en la ordenación del territorio

La planificación y gestión del agua no puede hacerse al margen de la ordenación del territorio. Aunque es evidente que hay otros variados factores que influyen en ésta, no es menos cierto que el objetivo de conseguir un uso eficiente y sostenible del agua incide de forma importante en la distribución de las actividades a desarrollar en un territorio, compatibles con esos principios. El agua es, en muchas ocasiones, un elemento estructurador y condicionante de la ordenación territorial.

Aspectos económicos de la gestión

Un planteamiento adecuado de los aspectos económicos de la gestión del agua es imprescindible para conseguir un uso eficiente. Para evitar tendencias al mal uso, y contribuir a un desarrollo sostenible, el agua debe pagar al agua.

En ese sentido, el principio contaminador-pagador debe ser superado por responder sólo a una fase del uso del agua y a un sólo aspecto, el referido a calidad. Es un principio acuñado en zonas con abundantes recursos, sometidos a fuertes procesos de degradación por vertidos industriales y urbanos, que nace a consecuencia de la política de medio ambiente europea.

Pero esa no es una situación generalizada, al menos como característica casi exclusiva. En otras muchas zonas las prioridades -sin duda compartidas con la preocupación por la calidad- se orientan a resolver el problema de la presión de una demanda creciente sobre un recurso limitado e irregular. Esta circunstancia es especialmente determinante en climas que exigen el recurso al regadío para garantizar la producción agropecuaria.

Las inversiones necesarias para garantizar el suministro de agua en estas zonas son cada vez más elevadas, máxime cuando se impone la idea, ya generalmente aceptada, de la necesidad de preservar, y recuperar en su caso, la calidad del agua, evitar la explotación de acuíferos más allá de la recarga natural, y mantener en los cauces fluviales los caudales suficientes para conseguir el mantenimiento de los sistemas ecológicos asociados al río. Estos costes ambientales, que no se derivan solamente del impacto de la contaminación sino más ampliamente del uso -captación, regulación, conducción, degradación y vertido son inevitables para una gestión sostenible del recurso. El principio usuario-pagador, que se remite a la afección total sobre el unitario ciclo hidrológico, debe sustituir al contaminador-pagador.

La organización de la gestión del agua

  • Uso sostenible
  • Gestión integral
  • Planificación
  • Control público
  • Armonización con la ordenación del territorio
  • Participación de los usuarios
  • Uso eficiente
  • Usuario-pagador
  • Preservación y recuperación de la calidad del agua y de los valores ambientales asociados al medio hídrico

Son principios generalmente aceptados para la gestión actual del agua

La superposición de dos realidades físicas innegables se agrega a esos principios para sentar las bases de una gestión moderna del agua:

  • La unidad del ciclo hidrológico
  • La unidad de la cuenca fluvial

Estas bases conducen a organizar la gestión del agua mediante una autoridad única actuando en el ámbito natural de una cuenca fluvial, con independencia de fronteras administrativas. Autoridad única que debe estar fundada en la federación de los entes interesados en esa gestión, desde los representantes de los intereses generales hasta los particulares -agrupados estos en comunidades de usuarios- ha conducido a la institución, cada vez más extendida, de los como autoridad básica para la gestión integral del agua.

Los objetivos de la gestión del agua

  • Garantizar el abastecimiento de población a un precio razonable.
  • Respetar el carácter renovable del recurso para garantizar un uso sostenible.
  • Gestionar la demanda para conseguir un uso eficiente del agua.
  • Garantizar la calidad adecuada del agua y de los valores ambientales asociados al medio hídrico.
  • Garantizar los usos económicos del agua:
    • Regadío
    • Industria
    • Hidroelectricidad
    • Otros (piscifactorías, turismo, pesca, ... )

Los organismos de cuenca. La experiencia española

Los orígenes

La experiencia española en la gestión del agua mediante una autoridad única en el ámbito de cada cuenca fluvial natural -o agrupación de pequeñas cuencas- se remonta a 1926, año en que se crearon por Real Decreto-Ley las Confederaciones Hidrográficas como Organismos autónomos. Se estableció la participación de los usuarios en los órganos de gestión y se encomendó a las Confederaciones, entre otros objetivos, la formación de un plan de aprovechamiento general coordinado y metódico de las aguas de la cuenca.

Los Organismos de cuenca nacieron en España en el marco de la Ley de Aguas de 1879, que establecía el dominio público sobre las aguas superficiales, y de una política hidráulica caracterizada por la voluntad promotora e inversora de los poderes públicos en los aprovechamientos y las obras hidráulicas, fundamentalmente el regadío como medio para mejorar y garantizar la producción agraria.

Como consecuencia las Confederaciones Hidrográficas, que han funcionado ininterrumpidamente desde su nacimiento, no se han limitado al control administrativo y a la autorización de los usos privativos del agua, sino que han desempeñado un importante papel de promoción de aprovechamientos y realización de obras en sus cuencas respectivas, acumulando además información básica hidrológica y general en su ámbito de competencia.

Situación actual

La Ley de Aguas

La Ley de Aguas de 2 de Agosto de 1985, actualmente vigente en España, dedica su Título Primero a definir el dominio público hidráulico, que abarca las aguas superficiales y las subterráneas renovables -como integrantes del ciclo hidrológico-, los cauces de corrientes naturales, los acuíferos -en lo que se refiere a los recursos hídricos- las masas de agua naturales o artificiales: lagos, lagunas, embalses.

El Título Segundo se dedica a la administración pública del agua, que se somete a los principios de: unidad de gestión, tratamiento integral, economía del agua, descentralización, coordinación, eficacia y participación de los usuarios; respeto de la unidad de la cuenca hidrográfica, de los sistemas hidráulicos y del ciclo hidrológico; compatibilidad con la ordenación del territorio, la conservación y protección del medio ambiente y la restauración de la naturaleza. La cuenca hidrográfica, como unidad de gestión del recurso, se considera indivisible.

Los organismos de cuenca

La Ley de Aguas define a las Confederaciones Hidrográficas como entidades de Derecho público con personalidad jurídica propia y distinta de la del Estado, adscritas a efectos administrativos al actual Ministerio de Medio Ambiente y con plena autonomía funcional. La Ley establece su configuración y funciones, sus órganos de Gobierno y Administración y su hacienda y patrimonio.

Las Confederaciones Hidrográficas cuentan con su propio patrimonio, cuyos productos y rentas forman parte de sus ingresos ordinarios, que se completan con los procedentes de la recaudación de tasas, exacciones y precios por la utilización de infraestructuras públicas, canon de vertido, etc. Los presupuestos del Estado aportan fundamentalmente el capital para inversiones nuevas, que es administrado por las Confederaciones con la supervisión de la Administración hidráulica central.

Características específicas del modelo español de organismos de cuenca

  • La gestión integral del agua, como elemento indispensable para un desarrollo sostenible y un uso eficiente.
  • La interrelación con la ordenación y estructuración del territorio.
  • La preocupación por todos los aspectos relativos al medio ambiente hídrico, que incluyen la calidad del agua y, además, los valores ecológicos, paisajísticos y de defensa del suelo.

Principales actividades de las confederaciones hidrográficas

  • Planificación Hidrológica.
  • Gestión de recursos y aprovechamientos. Explotación de sistemas hidráulicos.
  • Gestión de la demanda. Programas de mejora y modernización de regadíos. Ahorro de agua.
  • Programas de seguridad de presas. Planes de emergencia.
  • Información de situaciones extremas -sequías e inundaciones-.
  • Gestión de las mismas.
  • Campañas informativas y educativas. Control de calidad del agua.
  • Policía de aguas.
  • Programas para fomento del uso social y recreativo de ríos y embalses. Protección del dominio público hidráulico.
  • Guardería fluvial.
  • Actualización de inventarlos de pozos y otros aprovechamientos.
  • Proyecto y ejecución de nuevas inversiones en infraestructuras hidráulicas.
  • Monitorización de la información y creación de bancos de datos.
  • Negociación, acuerdo o arbitraje en los conflictos entre los distintos intereses relacionados con el agua.

Instrumentos avanzados de apoyo a la gestión

Para el conocimiento en tiempo real de la situación hidrológica y de calidad del agua en la cuenca fluvial, las Confederaciones Hidrográficas cuentan con dos potentes instrumentos que suministran información en tiempo real sobre los parámetros más importantes:

  • Sistema automático de información hidrológica (S.A.I.H.)
  • Sistema automático de información de calidad de las aguas (S.A.I.C.A.)

El S.A.I.H. capta mediante una red de sensores distribuidos estratégicamente en toda la cuenca, que cubren todos puntos significativos, datos de:

  • Lluvia
  • Caudales en las estaciones de aforo en ríos y canales
  • Niveles de embalse y reservas de agua
  • Niveles piezométricos en los acuíferos

Estos datos son transmitidos a centros de procesamiento que, una vez tratados, los reenvían al sistema central de recogida y almacenamiento, en la sede de la Confederación Hidrográfica, donde pueden consultarse en tiempo real.

El proceso facilita la toma de decisiones, tanto para la explotación en situaciones normales como extremas y permite la actualización permanente de las bases de datos hidrológicos.

El S.A.I.C.A. tiene un funcionamiento análogo, pero referido a datos de calidad del agua en estaciones de control situadas en puntos elegidos de la red fluvial y en pozos representativos de los principales acuíferos, en especial en los problemáticos. Se transmiten en tiempo real los datos relativos a los parámetros más significativos, de algunos de los cuales se obtienen mediciones continuas. Turbiedad, pH, demanda biológica y química de oxígeno, caudal, iones cloro y sulfato, metales pesados, nitratos, etc. La información permite detectar en tiempo real cualquier alteración anormal de la calidad, vertidos ilegales o irregulares, y adoptar las medidas correctivas y de policía pertinentes. Asimismo, la información obtenida alimenta las correspondientes bases de datos.

Estos sistemas de información están en funcionamiento en 7 de las 11 cuencas españolas peninsulares y en proceso de instalación en las restantes.