Gestión
y planificación de sequías
El carácter lento y progresivo de las sequías hace que solo se hagan evidentes cuando ya se está inmerso en
ellas. Este hecho, al no poder predecirlo ni identificarlo, supone un alto
riesgo para la toma de decisiones.
Además, una sequía puede finalizar de forma más
o menos brusca, con la aparición de un periodo lluvioso,
o continuar durante meses e incluso años.
En muchas ocasiones no se buscan las causas y remedios de la sequía
hasta que la zona se halla en situación de crisis, lo que
conlleva que las medidas sean de emergencia y en ocasiones poco
eficientes.
La Guía
para la mitigación de los efectos de la sequía de
la ICID (1998) indica que en la mayoría de los países
en los que la sequía se da con más frecuencia, se
han utilizado diversos métodos y medidas para defenderse
pero, evaluando estas medidas, se puede afirmar que, en la mayoría
de los casos, o han carecido de fundamento o no han estado bien
consolidadas.
Mayoritariamente se ha actuado más a posteriori, por emergencia,
que con carácter preventivo.
Según la ICID lo medios aplicados para luchar contra los
efectos de las sequías pueden clasificarse en:
- a. Métodos preventivos
- b. Métodos para reducir daños
- c. Información sobre el grado de tolerancia
a. Métodos preventivos
Una de las acciones preventivas más importantes es la predicción
mediante herramientas de cálculo y uso de indicadores que
permiten, tanto determinar de forma continua la aparición
y el grado de intensidad de la sequía, como realizar predicciones.
Un servicio continuo de previsión de sequías podría
ayudar a los agricultores, a los especialistas en la gestión
del agua y a cualquier persona interesada en alcanzar una mejor
preparación para afrontar los efectos de la sequía.
Los indicadores que continuamente se estén determinando podrían
utilizarse como base de cálculo de las ayudas gubernamentales,
y de otras medidas que se adoptan para reducir los daños
de las sequías.
Según la ICID los métodos de prevención se
pueden clasificar en tres grupos, orientados:
1) hacia la oferta
2) hacia la demanda
3) hacia la reducción al mínimo de los impactos y
las pérdidas.
1) Medidas orientados hacia la oferta
Hacer mejor uso de los recursos hídricos existentes (almacenamiento
en embalses, aguas subterráneas y trasvases, medidas de
ahorro, reducción de pérdidas, nuevas fuentes de
suministro: desalación, regulación de precipitaciones,
reutilización de aguas residuales...)
Dentro de la compleja mejora de los recursos de agua para el
suministro ICID menciona la interconexión y ampliación
de grandes sistemas de abastecimiento, el uso conjunto de todos
los recursos hídricos, y la gestión especial de
la nieve y del hielo, que también forman parte de la redistribución
temporal de los recursos de agua para suministro.
2) Medidas orientadas hacia la demanda
Se trata de medidas como la modificación de la demanda
a nivel de explotación, la reducción al mínimo
de las pérdidas por escorrentía, drenaje y evaporación,
el cumplimiento de la asignación de las dotaciones de agua,
mediante diversos procedimientos específicos, y el análisis
de las experiencias extraídas de otras sequías anteriores.
3) Medidas para minimizar los impactos
de la sequía
También existen métodos para minimizar los impactos
de la sequía, que se utilizan ampliamente, como son el
anticiparse a que se produzca, empleando las predicciones y el
análisis de datos, investigando la frecuencia y la duración
de las sequías en el pasado, y realizando pronósticos
y alertando al público para que la sociedad esté
mejor preparada frente a tales fenómenos, lo que da como
resultado acciones, conscientes y sistemáticas, que pueden
ayudar a aliviar sus consecuencias.
También se enmarcan en esta categoría medidas como
la repoblación forestal cubriendo de árboles las
cimas de las colinas y las partes altas de las cuencas de recepción,
y estableciendo fajas forestales contra la pérdida de agua
y la erosión para estimular la infiltración.
b. Métodos para reducir daños
Estos métodos, principalmente desarrollados para la agricultura, son
el cambio y la elección óptima del uso de la tierra,
la modificación de la rotación de cultivos, la selección
lógica de las variedades de plantas, o los cambios en las
técnicas agrícolas utilizadas.
c. Gestión preventiva del riesgo
antes que gestión por emergencia de la crisis
Según el Centro
Nacional para la Mitigación de la Sequía (National
Drought Mitigation Center) de la Universidad de Nebraska-Lincoln
en Estados Unidos, los componentes básicos de un plan contra
la sequía son: el monitoreo (monitoring), la evaluación
de riesgos (risk assessment) y la mitigación (mitigation).
Han diseñado un plan contra la sequía que incluye
una guía
de 10 pasos para el planeamiento y gestión preventiva
de sequías adaptable a cualquier nivel de administración
y características geográficas. Esta guía se
desarrolló en 1991 y ha sido revisada en 2000 y 2004. Sus
elementos básicos son:
Paso 1: Designar una unidad responsable
Paso 2: Definir el propósito y los objetivos del plan
de sequía
Paso 3: Procurar la participación de los interesados y
resolver sus conflictos
Paso 4: Inventario de recursos e identificación de grupos
de riesgo
Paso 5: Redacción del plan de sequía
Paso 6: Identificar las necesidades de investigación y
completar lagunas institucionales
Paso 7: Integrar ciencia y planes de acción (política)
Paso 8: Publicitar el plan de preparación ante sequías
y desarrollar conciencia pública y retroalimentación
Paso 9: Desarrollar programas educativos
Paso 10: Evaluar y revisar el plan de preparación
En cuanto a cómo elegir
herramientas de monitoreo o seguimiento el Centro
Nacional para la mitigación de la sequía sugiere
que es muy importante identificar los índices
de sequía que se van a utilizar y de qué manera.
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