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Octubre 2006

Monográficos Hispagua: Huella Hídrica

Algunas conclusiones

La huella hídrica mundial se estima en 7.450 Gm3/año, lo que supone 1.240 m3/persona/año. Existen, no obstante, grandes diferencias entre los diferentes países: Estados Unidos, que posee la mayor huella hídrica absoluta en todo el mundo, alcanza el doble del valor medio (2.480 m3/persona/año), mientras que China presenta un valor mucho más bajo (tan solo 700).

Existen cuatro factores principales que explican los valores de la huella hídrica:

1. Volumen total del consumo: que, por lo general, está directamente relacionado con el nivel de riqueza de un país, lo que explica -parcialmente, al menos- las altas huellas hídricas de Estados Unidos, Suiza o Italia

2. Patrones de consumo de agua: otro factor que puede explicar la existencia de una gran huella hídrica es que dichos patrones supongan un consumo elevado de agua. En particular, el elevado consumo de carne influirá de manera directa en un mayor consumo de agua, lo que se ve en los casos de Estados Unidos, Canadá, Francia, España, Portugal, Italia y Grecia. Por ejemplo, el consumo medio de carne en Estados Unidos es de 120 kilos por año y persona, más del triple de la media mundial. De manera menos acusada, el elevado consumo de productos industriales, en cuya fabricación se emplea a menudo grandes cantidades de agua, también agudizan el crecimiento de la huella hídrica.

3. Clima: en regiones con mayor demanda evaporativa, la necesidad de agua para los cultivos es mayor. Es el factor predominante para explicar los casos de muchos países africanos como Senegal, Mali, Sudán, Chad o Nigeria, o el caso de Siria.

4. Prácticas agrícolas poco eficientes: lo que significa que el rendimiento obtenido por unidad de medida de agua es menor. Países como Thailandia, Camboya, Turkmenistán, Sudán, Mali y Nigeria. Por ejemplo, los rendimientos de los cultivos de arroz tailandeses eran de 2,5 toneladas/hectárea en el periodo 1997-2001, mientras que la media mundial alcanzó las 3,9 toneladas.

La reducción de la huella hídrica se puede llevar a cabo de distintas formas. La primera de ellas es romper la aparentmente obvia conexión entre crecimiento ecónomico y aumento de consumo de agua, adoptando ténicas de producción que permitan ahorrar agua. En agricultura, la innovación debe centrarse en la aplicación de técnicas más eficaces para la recogida de agua de lluvia y la mejora de los regadíos. Una segunda forma es cambiar los patrones de consumo hacia productos con menor contenido de agua virtual; por ejemplo, reduciendo el consumo de carne. No obstante, existen dudas sobre la viabilidad de estas medidas, ya que, en todo el mundo, el consumo de carne tiende a crecer en lugar de decrecer. Una aproximación realista al problema sería incidir sobre los precios, realizar campañas de concienciación y etiquetar los productos de manera que quede reflejado el coste del mismo en término de uso del agua. En tercer lugar, se puede recurrir -aunque este método todavía no está reconocido como tal- a trasladar la producción de áreas con una baja tasa de productividad a otras con mejores ratios. Por ejemplo, Jordania ha conseguido externalizar con éxito parte de su huella hídrica importando trigo y arroz de los Estados Unidos, que tiene una mayor productividad que Jordania.

La huella hídrica de un país es un indicador para caracterizar el uso de agua en relación con patrones y volúmenes de consumo de la población. Como indicador agregado, muestra la demanda de agua total de un país, una medida aproximada del impacto del consumo humano en el medioambiente acuático. Sin embargo, es preciso aumentar la precisión de los métodos de medida de la huella hídrica para realizar evaluación más exactas del impacto sobre el medio ambiente. Por ejemplo, ha de tenerse en cuenta la proporción entre la huella hídrica interna y externa, ya que externalizar la huella hídrica implica externalizar también el impacto ambiental. Además, parte del agua puede reutilizarse para otras usos, mientras que en otros casos, no.

En lo que respecta al comercio internacional de agua virtual, su volumen tiende a aumentar a medida que se liberaliza el mercado. Hoy en día, el 16% del comercio mundial de agua no se destina a la producción interna del país, sino a productos para la exportación, y la tendencia futura apunta a un constante crecimiento.

El agua virtual puede enterderse como una fuente de recursos hídricos alternativa. La importación de agua virtual puede entenderse como una herramienta para reducir la presión ejercida sobre los recursos hídricos locales, del modo en que lo hace, por ejemplo, Jordania.

El comercio mundial de agua virtual puede, efectivamente, contribuir al ahorro de agua si los productos son comercializados desde países con gran productividad -respecto a los recursos hídricos utilizados- a países con ratios menos eficientes. Por ejemplo, México importa trigo, maíz y sorgo de los Estados Unidos, lo que representa un volumen de agua virtual de 7,1 Gm3/año. Si tuviera que cultivar el volumen importado en su propio territorio, el gasto de agua sería más del doble.

En la actualidad, los sistemas de evaluación de las huellas hídricas de los países todavía necesitan incrementar su precisión, aunque ciertamente ésta ha mejorado mucho desde las primeras estimaciones. Uno de los aspectos más delicados es decidir acerca de la inclusión o exclusión, para el cálculo de la huella hídrica, de las pérdidas de agua en los sistemas de regadío

Otro factor que afecta negativamente a la exactitud de la evaluación es el hecho de que solo se tiene en cuenta el aspecto cuantitativo del uso de los recursos hídricos. Sin duda, en un futuro, deberán contemplarse también los aspectos cualitativos.

Además de estas mejoras, también se puede incidir en perfeccionar las medidas ya tenidas en cuenta. Por ejemplo, para cuantificar el volumen de agua utilizado en la industria se ha realizado una estimación global sin tener en cuenta los diferentes tipo de productos y procesos.

Finalmente, el reto consiste en utilizar el concepto de huella hídrica como herramienta práctica para mostrar cómo los patrones de consumo afectan al uso del agua, cómo los futuros cambios en dichos patrones influirán en los recursos hídricos, cómo pueden los países externalizar su huella hídrica para reducir la presión sobre sus recursos domésticos y cómo terceros países pueden beneficiarse de su relativa abundancia de agua mediante la exportación de productos caros, en términos de utilización de recursos hídricos.

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