Water will cover the treatment plant of El Chorrillo to avoid odors
Wed, 11/01/2012
La depuradora que tiene previsto instalar el Consejo Insular de Aguas en el barrio santacrucero de El Chorrillo tendrá una cubierta especial para evitar que el mal olor afecte a los vecinos. Este ha sido uno de los principales argumentos de los residentes en la zona a la hora de rechazar que esta instalación para depurar las aguas fecales se construya en este barrio del Distrito Suroeste.
El consejero insular de Aguas, Jesús Morales, apostó ayer por no dar ningún tipo de valoración sobre la puesta en marcha de este proyecto que todavía no tiene fecha para comenzar a desarrollarse "por respeto a los vecinos". De hecho, hasta que toda la documentación no se presente de forma completa a los ciudadanos afectados no se comenzará con su construcción, aunque la intención es poner en marcha los trabajos de inmediato.
El pasado lunes varios técnicos tuvieron una reunión con los representantes vecinales del barrio y pronto está previsto que se desarrollen nuevos encuentros donde se pondrán sobre la mesa los pormenores de esta iniciativa.
Sin embargo, siendo conscientes de la preocupación que genera en los residentes y comerciantes del lugar, desde el Cabildo dejaron ayer claro que en ningún caso esta depuradora estará abierta o al aire libre. De hecho, en su fabricación se utilizará un novedoso sistema de desodorización que permitirá a todos los vecinos tener una vida completamente normal que podrán compaginar con esta instalación urgente para evitar que se siga vertiendo las aguas negras de 160.000 santacruceros sin un tratamiento adecuado.
En cualquier caso, y aunque el proyecto para su instalación ya está redactado, desde el Consejo Insular de Aguas se han propuesto tener en cuenta todas las aportaciones que los vecinos les planteen. Que no sea una depuradora al uso cumple con una de las principales preocupaciones de todos, tanto del Cabildo de Tenerife como de todos los vecinos.
La planta de El Chorrillo es una de las principales infraestructuras para la eliminación de los contaminantes de los caudales residuales previstas en el Plan Hidrológico de la Isla. Precisará de una inversión de 28 millones de euros y es esencial para la renovación del ciclo de las aguas negras en la capital. La expansión y crecimiento de los núcleos poblacionales, especialmente en el suroeste, y el hecho de que Santa Cruz reciba también aguas residuales de La Laguna y El Rosario han hecho que las infraestructuras de saneamiento de la capital se hayan quedado pequeñas y sean insuficientes para atender una demanda creciente.
El consejero insular de Aguas, Jesús Morales, apostó ayer por no dar ningún tipo de valoración sobre la puesta en marcha de este proyecto que todavía no tiene fecha para comenzar a desarrollarse "por respeto a los vecinos". De hecho, hasta que toda la documentación no se presente de forma completa a los ciudadanos afectados no se comenzará con su construcción, aunque la intención es poner en marcha los trabajos de inmediato.
El pasado lunes varios técnicos tuvieron una reunión con los representantes vecinales del barrio y pronto está previsto que se desarrollen nuevos encuentros donde se pondrán sobre la mesa los pormenores de esta iniciativa.
Sin embargo, siendo conscientes de la preocupación que genera en los residentes y comerciantes del lugar, desde el Cabildo dejaron ayer claro que en ningún caso esta depuradora estará abierta o al aire libre. De hecho, en su fabricación se utilizará un novedoso sistema de desodorización que permitirá a todos los vecinos tener una vida completamente normal que podrán compaginar con esta instalación urgente para evitar que se siga vertiendo las aguas negras de 160.000 santacruceros sin un tratamiento adecuado.
En cualquier caso, y aunque el proyecto para su instalación ya está redactado, desde el Consejo Insular de Aguas se han propuesto tener en cuenta todas las aportaciones que los vecinos les planteen. Que no sea una depuradora al uso cumple con una de las principales preocupaciones de todos, tanto del Cabildo de Tenerife como de todos los vecinos.
La planta de El Chorrillo es una de las principales infraestructuras para la eliminación de los contaminantes de los caudales residuales previstas en el Plan Hidrológico de la Isla. Precisará de una inversión de 28 millones de euros y es esencial para la renovación del ciclo de las aguas negras en la capital. La expansión y crecimiento de los núcleos poblacionales, especialmente en el suroeste, y el hecho de que Santa Cruz reciba también aguas residuales de La Laguna y El Rosario han hecho que las infraestructuras de saneamiento de la capital se hayan quedado pequeñas y sean insuficientes para atender una demanda creciente.