Arpo, a coveted urban development which nobody dares to departure date
El Área de Reparto de Pozuelo Oeste (Arpo) es el mayor proyecto urbanístico del municipio de Pozuelo de Alarcón y una de las actuaciones más destacadas de toda la Comunidad de Madrid. Un nuevo barrio que, cuando esté finalizado, contará con unas 5.500 viviendas -2.900 de ellas con algún tipo de protección- en uno de los enclaves más privilegiados de la región.
Pero Arpo es el ejemplo perfecto de lo compleja que es la ciencia urbanística, ya que pese a tratarse de un proyecto único, con una demanda solvente asegurada y con viabilidad económica para acometerse, no ha conseguido arrancar después de más de 10 años de impulso por parte de sus promotores y del Ayuntamiento de la localidad.
Se trata de un proyecto tan atractivo que hizo que muchas cooperativas desearan entrar a formar parte de él desde un primer momento y compraran suelo en desarrollo. Según han confirmado a este suplemento los responsables de Arpo, actualmente hay 1.450 viviendas vendidas a cooperativas, algunas de ellas desde 2003.
«Cuando Arpo se puso en marcha, muchos vieron la oportunidad de conseguir una vivienda protegida en Pozuelo, algo equiparable a conseguirla en la mejor zona de la Castellana», comenta Javier Guridi, presidente de la Junta de Compensación que agrupa a los propietarios de suelo y que es la encargada de convertir Arpo en una realidad. «Y ahora entiendo que muchos tienen que estar desesperados», confiesa.
Y es que en todo este tiempo todavía no se ha movido ni un grano de arena en este ámbito. La razón del retraso se encuentra en la complejidad técnica y burocrática que conlleva todo planeamiento urbanístico a la que, además, en este caso se une que el terreno está atravesado por varias carreteras (M-40, M-503 y la M-513), una conducción del Canal de Isabel II y, por encima de todo, la necesidad de acometer una gran obra previa al inicio de la urbanización: el colector de aguas pluviales.
Una inmensa infraestructura que servirá para recoger el agua de lluvia, interceptando las cuencas de varios arroyos que confluyen en Pozuelo y la trasvasarán hasta otra cuenca ubicada a varios kilómetros. «El colector es fundamental para este municipio que, como su propio nombre indica, se encuentra en el interior de una poza que recoge toda el agua del valle», explica Javier Guridi, quien recuerda que en la década de los 80 ya hubo unas graves inundaciones en la zona que costaron la vida a una mujer.
La dificultad de acometer esta infraestructura va más allá de su elevado coste económico -51 millones de euros, según el Ayuntamiento de Pozuelo-, presupuesto que, tanto desde la Junta como desde el propio Consistorio aseguran poder afrontar de forma inmediata. De hecho, el Ayuntamiento ya tiene presupuestado para 2012 los 2,1 millones de euros -el 20% del total- que le corresponde pagar por esta obra.
«Además», asegura Diego Lozano, primer teniente de alcalde, «hemos solicitado al Ministerio de Medio Ambiente que declare el colector como obra de interés general para que podamos tener ayudas».
Pero lo que actualmente no permite iniciar las obras del colector es la aprobación definitiva de su proyecto de ejecución, que ha de pasar por el visto bueno de varios organismos públicos. «Hemos recibido información favorable de la Dirección General de Infraestructuras y de la de Medio Ambiente», asegura Lozano. Pero falta la aprobación de la Dirección General de Carreteras, de Patrimonio y, sobre todo, de la Confederación Hidrográfica del Tajo. «Las dos primeras estarán previsiblemente en diciembre», asegura Lozano. «Pero, sinceramente», continúa, «la de la Confederación Hidrográfica no sé cuándo la van a probar».
Desde la Junta de Compensación de Arpo, uno de los 18 ámbitos urbanísticos afectados por esta infraestructura, Javier Guridi asegura confiar plenamente en que la aprobación llegue «antes de Navidad».
Una vez aprobado el proyecto del colector y el de la urbanización del nuevo barrio que también se ha presentado y que según Guridi «podría estar aprobado en unos cinco meses» sería posible iniciar las obras. La cuestión a partir de ese momento sería saber si se podrá simultanear la construcción del colector con las obras de urbanización, deseo que comparten el Ayuntamiento y la Junta de Compensación y que dependerá de la aprobación de un estudio que se acaba de iniciar y que también deberá aprobar la Confederación Hidrográfica.
Esta aprobación dependerá de que se pueda demostrar que es viable acometer las obras de urbanización de forma segura para los trabajadores en caso de que hubiera tormentas, con un plan que establezca una serie de medidas que pudieran frenar las aguas.
«En esto nos estamos jugando un retraso de dos o tres años más, que es lo que podría tardar en ejecutarse el colector», asegura Javier Guridi. «Por eso», continúa, «cuando alguien me pregunta que cuándo vamos a empezar las obras no le puedo responder hasta que no tenga la certeza de que habrá viabilidad técnica para acometer ambas obras de forma simultánea».
Con la misma prudencia hablan de posibles plazos desde el Ayuntamiento. «No podemos dar fechas porque no sabemos ni siquiera cuándo va a empezar el colector ya que es algo que no depende de nosotros», explica Diego Lozano. El primer teniente de alcalde asegura que lo único que puede hacer el Consistorio es «agilizar todos los trámites, hacer un seguimiento de los mismos e inforen la que se ubicarán las viviendas en cuatro alturas (baja, más tres). Mientras que las zonas comerciales y de oficinas se ubicarán junto a la M-40 de forma que hagan de pantalla «para que desde ninguna vivienda vean ni escuchen el ruido de los coches». Otra de las características del nuevo barrio es que las viviendas libres y protegidas se reparten de forma homogénea.
El principal elemento de la ordenación es la llamada «vía parque», que estructura la calle principal, de 40 metros de ancho, que recorre el eje norte-sur hasta la gran zona verde que existirá. Además, todas las parcelas resicuentan denciales con generosos jardines privados que se suman al alto cómputo de las zonas verdes públicas. «Todas sosasegura tenibles», Guridi, «con arbolado autóctono que se adapte al entorno y al clima».
En este sentido, desde el Consistorio destacan que esta actuación va a suponer casi medio millón de metros de zonas verdes de uso público. «Pozuelo es una ciudad que tiene casi 100 metros cuadrados de zonas verdes por habitante a los que se sumaran todos estos», explica Diego Lozano.
Para este nuevo barrio se ha eleterrazas». gido una traza netamente urbana, en un concepto de ciudad con viarios regulares de gran amplitud que definen manzanas residenciales con tipologías de bloques abiertos El colector-interceptor de aguas pluviales es la gran infraestructura que, en palabras del primer teniente alcalde de Pozuelo de Alarcón, Diego Lozano, «supedita y condiciona» todo el desarrollo urbanístico del municipio y el responsable, en buena medida, de que Arpo no se haya puesto en marcha. Se trata de una gran tubería subterránea de unos cuatro kilómetros de largo por cuatro metros y medio de ancho que recogerá las aguas procedentes de las nuevas áreas a urbanizar y las travasará al arroyo de Antequina, que a su vez las verterá al río Manzanares. Una obra con un presupuesto de unos 51 millones de euros, que ha de llevarse a cabo con una tuneladora y que Javier Guridi, presidente de la Junta de Compensación de Arpo, define como «un túnel de Metro». La Confederación Hidrografíca del Tajo la ha dimensionado «como para poder frenar la mayor venida de agua que pudiera darse en los próximos 500 años», explica Guridi.
Pero Arpo es el ejemplo perfecto de lo compleja que es la ciencia urbanística, ya que pese a tratarse de un proyecto único, con una demanda solvente asegurada y con viabilidad económica para acometerse, no ha conseguido arrancar después de más de 10 años de impulso por parte de sus promotores y del Ayuntamiento de la localidad.
Se trata de un proyecto tan atractivo que hizo que muchas cooperativas desearan entrar a formar parte de él desde un primer momento y compraran suelo en desarrollo. Según han confirmado a este suplemento los responsables de Arpo, actualmente hay 1.450 viviendas vendidas a cooperativas, algunas de ellas desde 2003.
«Cuando Arpo se puso en marcha, muchos vieron la oportunidad de conseguir una vivienda protegida en Pozuelo, algo equiparable a conseguirla en la mejor zona de la Castellana», comenta Javier Guridi, presidente de la Junta de Compensación que agrupa a los propietarios de suelo y que es la encargada de convertir Arpo en una realidad. «Y ahora entiendo que muchos tienen que estar desesperados», confiesa.
Y es que en todo este tiempo todavía no se ha movido ni un grano de arena en este ámbito. La razón del retraso se encuentra en la complejidad técnica y burocrática que conlleva todo planeamiento urbanístico a la que, además, en este caso se une que el terreno está atravesado por varias carreteras (M-40, M-503 y la M-513), una conducción del Canal de Isabel II y, por encima de todo, la necesidad de acometer una gran obra previa al inicio de la urbanización: el colector de aguas pluviales.
Una inmensa infraestructura que servirá para recoger el agua de lluvia, interceptando las cuencas de varios arroyos que confluyen en Pozuelo y la trasvasarán hasta otra cuenca ubicada a varios kilómetros. «El colector es fundamental para este municipio que, como su propio nombre indica, se encuentra en el interior de una poza que recoge toda el agua del valle», explica Javier Guridi, quien recuerda que en la década de los 80 ya hubo unas graves inundaciones en la zona que costaron la vida a una mujer.
La dificultad de acometer esta infraestructura va más allá de su elevado coste económico -51 millones de euros, según el Ayuntamiento de Pozuelo-, presupuesto que, tanto desde la Junta como desde el propio Consistorio aseguran poder afrontar de forma inmediata. De hecho, el Ayuntamiento ya tiene presupuestado para 2012 los 2,1 millones de euros -el 20% del total- que le corresponde pagar por esta obra.
«Además», asegura Diego Lozano, primer teniente de alcalde, «hemos solicitado al Ministerio de Medio Ambiente que declare el colector como obra de interés general para que podamos tener ayudas».
Pero lo que actualmente no permite iniciar las obras del colector es la aprobación definitiva de su proyecto de ejecución, que ha de pasar por el visto bueno de varios organismos públicos. «Hemos recibido información favorable de la Dirección General de Infraestructuras y de la de Medio Ambiente», asegura Lozano. Pero falta la aprobación de la Dirección General de Carreteras, de Patrimonio y, sobre todo, de la Confederación Hidrográfica del Tajo. «Las dos primeras estarán previsiblemente en diciembre», asegura Lozano. «Pero, sinceramente», continúa, «la de la Confederación Hidrográfica no sé cuándo la van a probar».
Desde la Junta de Compensación de Arpo, uno de los 18 ámbitos urbanísticos afectados por esta infraestructura, Javier Guridi asegura confiar plenamente en que la aprobación llegue «antes de Navidad».
Una vez aprobado el proyecto del colector y el de la urbanización del nuevo barrio que también se ha presentado y que según Guridi «podría estar aprobado en unos cinco meses» sería posible iniciar las obras. La cuestión a partir de ese momento sería saber si se podrá simultanear la construcción del colector con las obras de urbanización, deseo que comparten el Ayuntamiento y la Junta de Compensación y que dependerá de la aprobación de un estudio que se acaba de iniciar y que también deberá aprobar la Confederación Hidrográfica.
Esta aprobación dependerá de que se pueda demostrar que es viable acometer las obras de urbanización de forma segura para los trabajadores en caso de que hubiera tormentas, con un plan que establezca una serie de medidas que pudieran frenar las aguas.
«En esto nos estamos jugando un retraso de dos o tres años más, que es lo que podría tardar en ejecutarse el colector», asegura Javier Guridi. «Por eso», continúa, «cuando alguien me pregunta que cuándo vamos a empezar las obras no le puedo responder hasta que no tenga la certeza de que habrá viabilidad técnica para acometer ambas obras de forma simultánea».
Con la misma prudencia hablan de posibles plazos desde el Ayuntamiento. «No podemos dar fechas porque no sabemos ni siquiera cuándo va a empezar el colector ya que es algo que no depende de nosotros», explica Diego Lozano. El primer teniente de alcalde asegura que lo único que puede hacer el Consistorio es «agilizar todos los trámites, hacer un seguimiento de los mismos e inforen la que se ubicarán las viviendas en cuatro alturas (baja, más tres). Mientras que las zonas comerciales y de oficinas se ubicarán junto a la M-40 de forma que hagan de pantalla «para que desde ninguna vivienda vean ni escuchen el ruido de los coches». Otra de las características del nuevo barrio es que las viviendas libres y protegidas se reparten de forma homogénea.
El principal elemento de la ordenación es la llamada «vía parque», que estructura la calle principal, de 40 metros de ancho, que recorre el eje norte-sur hasta la gran zona verde que existirá. Además, todas las parcelas resicuentan denciales con generosos jardines privados que se suman al alto cómputo de las zonas verdes públicas. «Todas sosasegura tenibles», Guridi, «con arbolado autóctono que se adapte al entorno y al clima».
En este sentido, desde el Consistorio destacan que esta actuación va a suponer casi medio millón de metros de zonas verdes de uso público. «Pozuelo es una ciudad que tiene casi 100 metros cuadrados de zonas verdes por habitante a los que se sumaran todos estos», explica Diego Lozano.
Para este nuevo barrio se ha eleterrazas». gido una traza netamente urbana, en un concepto de ciudad con viarios regulares de gran amplitud que definen manzanas residenciales con tipologías de bloques abiertos El colector-interceptor de aguas pluviales es la gran infraestructura que, en palabras del primer teniente alcalde de Pozuelo de Alarcón, Diego Lozano, «supedita y condiciona» todo el desarrollo urbanístico del municipio y el responsable, en buena medida, de que Arpo no se haya puesto en marcha. Se trata de una gran tubería subterránea de unos cuatro kilómetros de largo por cuatro metros y medio de ancho que recogerá las aguas procedentes de las nuevas áreas a urbanizar y las travasará al arroyo de Antequina, que a su vez las verterá al río Manzanares. Una obra con un presupuesto de unos 51 millones de euros, que ha de llevarse a cabo con una tuneladora y que Javier Guridi, presidente de la Junta de Compensación de Arpo, define como «un túnel de Metro». La Confederación Hidrografíca del Tajo la ha dimensionado «como para poder frenar la mayor venida de agua que pudiera darse en los próximos 500 años», explica Guridi.