Rios lives complaint that rivers sweep under the guise of environmental projects
Thu, 20/10/2011
Con ocasión del I Congreso Ibérico de Restauración de Ríos (León, 18-20 de octubre) RÍOS CON VIDA pone de manifiesto que a pesar de la entrada en vigor hace más de una década de los principios de no deterioro adicional y de consecución del buen estado ecológico de los ríos por la Directiva Marco del Agua, los organismos de cuenca promueven y toleran obras que arrasan por completo los ríos, con graves pérdidas ambientales y económicas.
Los ríos se siguen considerando contra toda evidencia científica por la Administración hidráulica como simples canales por donde circula el agua, que pueden ser dragados, canalizados y encorsetados a voluntad, empleando para ello ingentes sumas destinadas por el contrario a la restauración fluvial, tergiversando conceptos como el de “limpieza fluvial”, que implica su conversión en canales.
Uno de los ejemplos más notorios lo protagoniza la Confederación Hidrográfica del Duero, que ha ejecutado unas impactantes obras en Villaquilambre (León) que fueron excluidas del proceso de evaluación ambiental sin razones aparentes y han sido denunciadas por la Junta de Castilla y León. Las obras han consistido en el dragado completo del lecho y la desfiguración de las riberas y su bosque fluvial en una zona en aceptable estado de conservación. El Plan de Restauración de Riberas de esta cuenca esconde el dragado y canalización y arrasamiento de varios cauces por un importe de 50 millones de euros financiados por la UE.
Otros ejemplos son las “limpiezas” y dragados de los ríos Genal y Chíllar (Málaga), que acaban con la propia morfología del río; así como los paseos fluviales que esconden obras de grave impacto, como los promovidos por la Confederación del Miño-Sil. Además, se autoriza el que los particulares ribereños draguen por su cuenta los ríos que lindan con sus fincas, sin ningún criterio ni control, cuestión especialmente importante en las cuencas de Andalucía.
Estas actuaciones vulneran los principios del “buen estado ecológico” y “no deterioro adicional” de la Directiva Marco del Agua de la UE, a la vez que la Directiva de inundaciones, pues las favorecen en grado sumo, ya que una llanura fluvial libre y bien conservada es la mejor opción frente a las subidas del nivel del río. Además, infringen claramente la normativa de impacto ambiental y de aguas, pues carecen objetivamente de fundamento y justificación: muchos responsables de los organismos de cuenca ni saben ni entienden ni les importa lo que un río significa.
El empleo de fondos de desarrollo regional para contravenir la normativa europea supone un grave añadido a estos bárbaros proyectos, cuyas consecuencias pueden acarrear distintos tipos de responsabilidad a sus promotores, ya que se han destinado los fondos a un objeto que nada tiene que ver con la reducción de las disparidades económicas y sociales de los ciudadanos de la Unión Europea.
RÍOS CON VIDA insta a las Confederaciones Hidrográficas y otros organismos de cuenca a que procedan a la suspensión inmediata de estos proyectos y su financiación, así como exige la aclaración pertinente de los responsables directos de estos proyectos, los cuales deberían ser removidos de sus cargos actuales si dilación.
Los ríos se siguen considerando contra toda evidencia científica por la Administración hidráulica como simples canales por donde circula el agua, que pueden ser dragados, canalizados y encorsetados a voluntad, empleando para ello ingentes sumas destinadas por el contrario a la restauración fluvial, tergiversando conceptos como el de “limpieza fluvial”, que implica su conversión en canales.
Uno de los ejemplos más notorios lo protagoniza la Confederación Hidrográfica del Duero, que ha ejecutado unas impactantes obras en Villaquilambre (León) que fueron excluidas del proceso de evaluación ambiental sin razones aparentes y han sido denunciadas por la Junta de Castilla y León. Las obras han consistido en el dragado completo del lecho y la desfiguración de las riberas y su bosque fluvial en una zona en aceptable estado de conservación. El Plan de Restauración de Riberas de esta cuenca esconde el dragado y canalización y arrasamiento de varios cauces por un importe de 50 millones de euros financiados por la UE.
Otros ejemplos son las “limpiezas” y dragados de los ríos Genal y Chíllar (Málaga), que acaban con la propia morfología del río; así como los paseos fluviales que esconden obras de grave impacto, como los promovidos por la Confederación del Miño-Sil. Además, se autoriza el que los particulares ribereños draguen por su cuenta los ríos que lindan con sus fincas, sin ningún criterio ni control, cuestión especialmente importante en las cuencas de Andalucía.
Estas actuaciones vulneran los principios del “buen estado ecológico” y “no deterioro adicional” de la Directiva Marco del Agua de la UE, a la vez que la Directiva de inundaciones, pues las favorecen en grado sumo, ya que una llanura fluvial libre y bien conservada es la mejor opción frente a las subidas del nivel del río. Además, infringen claramente la normativa de impacto ambiental y de aguas, pues carecen objetivamente de fundamento y justificación: muchos responsables de los organismos de cuenca ni saben ni entienden ni les importa lo que un río significa.
El empleo de fondos de desarrollo regional para contravenir la normativa europea supone un grave añadido a estos bárbaros proyectos, cuyas consecuencias pueden acarrear distintos tipos de responsabilidad a sus promotores, ya que se han destinado los fondos a un objeto que nada tiene que ver con la reducción de las disparidades económicas y sociales de los ciudadanos de la Unión Europea.
RÍOS CON VIDA insta a las Confederaciones Hidrográficas y otros organismos de cuenca a que procedan a la suspensión inmediata de estos proyectos y su financiación, así como exige la aclaración pertinente de los responsables directos de estos proyectos, los cuales deberían ser removidos de sus cargos actuales si dilación.