The Xunta guarantee water supplies for at least the next 4 months
Fri, 30/09/2011
Coincidiendo con el remate del año hidrológico (que abarca exactamente hasta el 30 de septiembre), el Ejecutivo gallego dio a conocer ayer los datos de ocupación de los embalses de la Comunidad, que describieron como «preocupantes pero no alarmantes». Así, y en palabras del presidente de Aguas de Galicia, Francisco Menéndez, las reservas existentes garantizan el suministro de agua a la población, como mínimo, hasta el mes de enero.
Durante su intervención en el Parlamento, Menéndez también explicó que, pese a la sequía que asoló a la región desde la entrada de la primavera, no fue necesario activar el Plan de Emergencia contra este fenómeno. Una medida que sólo se adopta en el caso de que las reservas de líquido bajen de los 40 días, y que es conocida por los expertos como una alerta de grado uno. Si las reservas descendiesen hasta los 15 días, la alerta sería de grado dos y si bajasen de cinco días, de grado uno o roja.
Así lo confirman los datos del último boletín hidrológico, que datan del 26 de septiembre y según el que los embalses gallegos registran una ocupación media del 59 por ciento, frente al 65,5 por ciento que alcanzaban en el mismo período del pasado año. Este descenso en los niveles hidrológicos se debe a las pocas precipitaciones registradas en los últimos meses, que marcaron un mínimo histórico con tan solo 126 millones de mililitros por metro cuadrado. El dato es, según los expertos, el peor de los últimos cincuenta años. Pero además, la variabilidad estacional de los caudales de los ríos gallegos también afectó al descenso en el nivel de las reservas de agua, ya que en momentos de sequía prolongada las aguas subterráneas de los ríos disminuyen de forma progresiva dificultando que el caudal se renueve y, por ende, que el agua se almacene.
Por embalses, los que se encuentran en una situación más apremiante son el de Zamáns (con un volumen de agua del 43 por ciento y una previsión de garantía de abastecimiento de 3,4 meses) y el de Cecebre (con una garantía de 4,1 meses). En mejores condiciones están los de Eiras (4,3 meses); Forcadas (6,7 meses) o Caldas de Reis, el más estable y con una previsión cercana al año.
En lo tocante a las acciones puestas en marcha por el departamento de Medio Ambiente para mejorar el abastecimiento en las cuatro provincias, Menéndez recordó que la inversión en lo que va de legislatura superó los 108 millones de euros. Un presupuesto que permitió afrontar obras de la envergadura de la ampliación en la península del Morrazo o el nuevo abastecimiento para las localidades coruñesas de Ames y Brión (cuyo coste fue cercano a los 6 millones de euros).
Entre las medidas más reseñables puesta en marcha en los últimos tiempos también se cuenta la intensificación de las redes de abastecimiento automático de los caudales de los ríos, la vigilancia de las explotaciones de los embalses (con 47 puntos de control en la actualidad) y las modificaciones en el caudal ecológico de Caldas, Eiras y del río Oitavén, en Zamáns. responsable de Aguas de Galicia incidió en el grado de concienciación ciudadana logrado este verano. Con un ahorro que ronda los 400 litros diarios, destacó medidas como cerrar los grifos, ducharse en vez de bañarse o racionar las cantidades de agua durante el regado.
Durante su intervención en el Parlamento, Menéndez también explicó que, pese a la sequía que asoló a la región desde la entrada de la primavera, no fue necesario activar el Plan de Emergencia contra este fenómeno. Una medida que sólo se adopta en el caso de que las reservas de líquido bajen de los 40 días, y que es conocida por los expertos como una alerta de grado uno. Si las reservas descendiesen hasta los 15 días, la alerta sería de grado dos y si bajasen de cinco días, de grado uno o roja.
Así lo confirman los datos del último boletín hidrológico, que datan del 26 de septiembre y según el que los embalses gallegos registran una ocupación media del 59 por ciento, frente al 65,5 por ciento que alcanzaban en el mismo período del pasado año. Este descenso en los niveles hidrológicos se debe a las pocas precipitaciones registradas en los últimos meses, que marcaron un mínimo histórico con tan solo 126 millones de mililitros por metro cuadrado. El dato es, según los expertos, el peor de los últimos cincuenta años. Pero además, la variabilidad estacional de los caudales de los ríos gallegos también afectó al descenso en el nivel de las reservas de agua, ya que en momentos de sequía prolongada las aguas subterráneas de los ríos disminuyen de forma progresiva dificultando que el caudal se renueve y, por ende, que el agua se almacene.
Por embalses, los que se encuentran en una situación más apremiante son el de Zamáns (con un volumen de agua del 43 por ciento y una previsión de garantía de abastecimiento de 3,4 meses) y el de Cecebre (con una garantía de 4,1 meses). En mejores condiciones están los de Eiras (4,3 meses); Forcadas (6,7 meses) o Caldas de Reis, el más estable y con una previsión cercana al año.
En lo tocante a las acciones puestas en marcha por el departamento de Medio Ambiente para mejorar el abastecimiento en las cuatro provincias, Menéndez recordó que la inversión en lo que va de legislatura superó los 108 millones de euros. Un presupuesto que permitió afrontar obras de la envergadura de la ampliación en la península del Morrazo o el nuevo abastecimiento para las localidades coruñesas de Ames y Brión (cuyo coste fue cercano a los 6 millones de euros).
Entre las medidas más reseñables puesta en marcha en los últimos tiempos también se cuenta la intensificación de las redes de abastecimiento automático de los caudales de los ríos, la vigilancia de las explotaciones de los embalses (con 47 puntos de control en la actualidad) y las modificaciones en el caudal ecológico de Caldas, Eiras y del río Oitavén, en Zamáns. responsable de Aguas de Galicia incidió en el grado de concienciación ciudadana logrado este verano. Con un ahorro que ronda los 400 litros diarios, destacó medidas como cerrar los grifos, ducharse en vez de bañarse o racionar las cantidades de agua durante el regado.