The watershed management through improved agricultural practices, one of the measures to conserve coral reefs
Thu, 08/09/2011
Un equipo internacional de científicos ha logrado crear un mapa de los corales de la Tierra y los factores que contribuyen a su estrés biológico. Publicados en la revista PLoS ONE, los descubrimientos del estudio facilitarán la labor científica encaminada a preservar algunos de los arrecifes de coral más importantes para la sostenibilidad medioambiental del planeta. El equipo indicó que esto se logrará principalmente si se identifican los sistemas de arrecifes en los que exista una elevada biodiversidad y poco estrés y los ecosistemas en los que existan más garantías de conseguir una gestión eficaz.
Expertos de CoRIS («Sistema de información de arrecifes de coral»), perteneciente a la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA), indican que muchos hábitats coralinos están perdiendo terreno y que cerca del 10 % de los arrecifes de coral se han degradado hasta tal punto que es imposible su recuperación. Los cálculos del Grupo de Trabajo sobre los Arrecifes de Coral (USCRTF, Estados Unidos) advierten que el 30 % de los arrecifes se encuentran en una situación crítica y puede que no sigan vivos en 2030. Si no se pone freno a los factores de estrés que afectan a estas estructuras submarinas con tanta riqueza biológica para 2050 morirá el 60 % de los arrecifes de coral del mundo.
En el estudio referido se identificaron los siguientes factores clave de estrés que no se pueden controlar mediante gestión de ecosistemas: radiación ultravioleta, temperatura de la superficie y las zonas de convergencia intertropical. En él se resalta que las actividades humanas que intensifican la radiación sí pueden controlarse. La ubicación de las zonas protegidas, determinada por las autoridades, es otro factor que se puede controlar.
El mapa incluido en el estudio muestra por zonas la radiación ultravioleta, las temperaturas más elevadas y los sistemas climáticos, la sedimentación y factores reductores del estrés como las dinámicas de las mareas y la variabilidad de temperatura.
«Los arrecifes de coral de todo el planeta se encuentran bajo el influjo de una serie de factores como la subida de las temperaturas, la sedimentación y actividades humanas como la pesca y la urbanización de la costa», explicó Joseph M. Maina, doctorando de la Universidad Macquarie (Australia), miembro de la Sociedad para la conservación de la flora y la fauna (Estados Unidos) y autor principal del estudio. «La clave para identificar con efectividad en qué ubicaciones los trabajos de conservación tendrán mayores probabilidades de éxito reside en dar con arrecifes en los que exista gran biodiversidad y poco estrés.»
Para llevar a cabo su estudio los científicos utilizaron datos ya disponibles al público obtenidos mediante satélites y la rama de las matemáticas denominada lógica difusa. Mediante lógica difusa se puede trabajar con datos incompletos sobre la fisiología del coral y las interacciones entre estos organismos y su entorno.
Clasificaron los sistemas de arrecifes de coral tropicales en grupos graduados según la suma de su exposición al estrés así como en función de los factores que agravan y mitigan dicho estrés.
El equipo indicó que el estrés por radiación elevada, incluidos patrones climáticos propios de zonas de convergencia intertropical con poco viento, y pocos factores reductores de estrés como la variabilidad en la temperatura y la amplitud de mareas, caracterizan al primer grupo de regiones corales: sureste asiático, Micronesia, el Pacífico oriental y el Océano Índico central. Añaden que los corales ubicados en zonas de costa en Oriente Próximo y Australia occidental también se incluyen en este grupo pues ambas regiones presentan niveles elevados de factores de estrés como el fitoplancton y la sedimentación.
El segundo grupo incluye regiones con exposición moderada o alta así como una profusión de factores reductores como variabilidad de temperaturas y mareas grandes. Este grupo comprende la Gran Barrera de Coral, el Pacífico central, la Polinesia, el Océano Índico occidental y el Caribe.
En relación al estudio, el Dr. Tim McClanahan, conservacionista sénior del WCS y director del programa de investigación y conservación de arrecifes de coral de esta sociedad, indicó: «Cuando el estrés por radiación y la sobrepesca se combinan, los arrecifes cuentan con pocas posibilidades de sobrevivir a los estragos causados por el cambio climático debido a que ambos dificultan la supervivencia del coral, que es la base de los ecosistemas de arrecife de coral.»
Los descubrimientos pueden resultar de utilidad para establecer estrategias de gestión que contemplen restricciones a la pesca, la reforestación de cuencas litorales para proteger la salud de los arrecifes de coral y la gestión de cuencas hidrográficas mediante prácticas agrícolas mejoradas.
«El estudio proporciona a los gestores de ecosistemas y parques marítimos un plan para gestionar la efectividad de las medidas de conservación y sostenibilidad en zonas determinadas», afirmó el Dr. Caleb McClennen, director del Programa Marino del WCS. «La información contribuirá a formular estrategias más efectivas en cuanto a proteger los corales del cambio climático y gestionar mejor los sistemas de arrecife en todo el mundo.»
Al estudio contribuyeron expertos de Países Bajos, Reino Unido y Estados Unidos.
Expertos de CoRIS («Sistema de información de arrecifes de coral»), perteneciente a la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA), indican que muchos hábitats coralinos están perdiendo terreno y que cerca del 10 % de los arrecifes de coral se han degradado hasta tal punto que es imposible su recuperación. Los cálculos del Grupo de Trabajo sobre los Arrecifes de Coral (USCRTF, Estados Unidos) advierten que el 30 % de los arrecifes se encuentran en una situación crítica y puede que no sigan vivos en 2030. Si no se pone freno a los factores de estrés que afectan a estas estructuras submarinas con tanta riqueza biológica para 2050 morirá el 60 % de los arrecifes de coral del mundo.
En el estudio referido se identificaron los siguientes factores clave de estrés que no se pueden controlar mediante gestión de ecosistemas: radiación ultravioleta, temperatura de la superficie y las zonas de convergencia intertropical. En él se resalta que las actividades humanas que intensifican la radiación sí pueden controlarse. La ubicación de las zonas protegidas, determinada por las autoridades, es otro factor que se puede controlar.
El mapa incluido en el estudio muestra por zonas la radiación ultravioleta, las temperaturas más elevadas y los sistemas climáticos, la sedimentación y factores reductores del estrés como las dinámicas de las mareas y la variabilidad de temperatura.
«Los arrecifes de coral de todo el planeta se encuentran bajo el influjo de una serie de factores como la subida de las temperaturas, la sedimentación y actividades humanas como la pesca y la urbanización de la costa», explicó Joseph M. Maina, doctorando de la Universidad Macquarie (Australia), miembro de la Sociedad para la conservación de la flora y la fauna (Estados Unidos) y autor principal del estudio. «La clave para identificar con efectividad en qué ubicaciones los trabajos de conservación tendrán mayores probabilidades de éxito reside en dar con arrecifes en los que exista gran biodiversidad y poco estrés.»
Para llevar a cabo su estudio los científicos utilizaron datos ya disponibles al público obtenidos mediante satélites y la rama de las matemáticas denominada lógica difusa. Mediante lógica difusa se puede trabajar con datos incompletos sobre la fisiología del coral y las interacciones entre estos organismos y su entorno.
Clasificaron los sistemas de arrecifes de coral tropicales en grupos graduados según la suma de su exposición al estrés así como en función de los factores que agravan y mitigan dicho estrés.
El equipo indicó que el estrés por radiación elevada, incluidos patrones climáticos propios de zonas de convergencia intertropical con poco viento, y pocos factores reductores de estrés como la variabilidad en la temperatura y la amplitud de mareas, caracterizan al primer grupo de regiones corales: sureste asiático, Micronesia, el Pacífico oriental y el Océano Índico central. Añaden que los corales ubicados en zonas de costa en Oriente Próximo y Australia occidental también se incluyen en este grupo pues ambas regiones presentan niveles elevados de factores de estrés como el fitoplancton y la sedimentación.
El segundo grupo incluye regiones con exposición moderada o alta así como una profusión de factores reductores como variabilidad de temperaturas y mareas grandes. Este grupo comprende la Gran Barrera de Coral, el Pacífico central, la Polinesia, el Océano Índico occidental y el Caribe.
En relación al estudio, el Dr. Tim McClanahan, conservacionista sénior del WCS y director del programa de investigación y conservación de arrecifes de coral de esta sociedad, indicó: «Cuando el estrés por radiación y la sobrepesca se combinan, los arrecifes cuentan con pocas posibilidades de sobrevivir a los estragos causados por el cambio climático debido a que ambos dificultan la supervivencia del coral, que es la base de los ecosistemas de arrecife de coral.»
Los descubrimientos pueden resultar de utilidad para establecer estrategias de gestión que contemplen restricciones a la pesca, la reforestación de cuencas litorales para proteger la salud de los arrecifes de coral y la gestión de cuencas hidrográficas mediante prácticas agrícolas mejoradas.
«El estudio proporciona a los gestores de ecosistemas y parques marítimos un plan para gestionar la efectividad de las medidas de conservación y sostenibilidad en zonas determinadas», afirmó el Dr. Caleb McClennen, director del Programa Marino del WCS. «La información contribuirá a formular estrategias más efectivas en cuanto a proteger los corales del cambio climático y gestionar mejor los sistemas de arrecife en todo el mundo.»
Al estudio contribuyeron expertos de Países Bajos, Reino Unido y Estados Unidos.