Between chemicals "biobalas" and special filters for rrigation systems

Mon, 04/07/2011

Miguel Urbiola, admite que «efectivamente, el mejillón cebra está en todo el Ebro». «En el tramo riojano también lo tenemos, -añade- pero, afortunadamente, en densidades muy pequeñas ya que las fluctuaciones muy potentes de agua que padecen el río y nuestros embalses provocan que los ejemplares adultos queden varios días sin agua y acaben por morir».

Realista, pero con un punto de optimismo, Urbiola destaca que aunque la presencia del mejillón es un hecho, «no hay un crecimiento tan potente como en otras zonas». «No hay que tirar la toalla con la esperanza de que se acabe por descubrir algún método efectivo. Mientras, qué duda cabe, la batalla debe centrarse en proteger los afluentes y los embalses de agua de boca». Entretanto, apela a la concienciación de toda la sociedad para cumplir con las prohibiciones de navegación y no descuidar la desinfección, mediante tratamientos fitosanitarios, de embarcaciones y equipos. «También hemos recordado a nuestros 10.000 pescadores no solo la prohibición de utilizar el mejillón cebra como cebo, sino la del traslado de peces vivos en recipientes de agua que pueden contener, aunque ellos lo ignoren, larvas de la especie invasiva», remata.

En el mismo sentido, Jesús Ruiz Tutor, concejal de Medio Ambiente en el Ayuntamiento de Logroño, destaca la suerte de La Rioja «porque nuestras subcuencas laterales, de momento, se están salvando».

«Hemos llegado a descubrir alevines en el embalse de Riojafórum, además de otras especies invasoras, como carpas rojas y siluros», explica el edil, quien no duda en señalar al molusco como la gran amenaza. «Debemos centrar todos los esfuerzos en que no dé el salto del Ebro y se nos meta en otras zonas, por ejemplo en el Iregua, donde tenemos las captaciones de agua de abastecimiento de Logroño y toda su zona metropolitana, además de muchas infraestructuras de riego», advierte.

«Las administraciones colaboran y están volcadas, pero este es un trabajo de todos los ciudadanos, que deben concienciarse y cumplir las normas, especialmente en esta época», explica RuizTutor, quien alerta: «Hay que tomarse muy en serio la batalla contra esta especie que es muy poderosa. Parece mentira que un bichejo tan pequeño y que parece inofensivo pueda hacer tanto daño». dos prospecciones en Fuenmayor y San Vicente de la Sonsierra.

Hoy es ya una plaga. «Desde que en el año 2006 se encontró mejillón cebra en el embalse de Sobrón, se consideró potencialmente afectada toda la cuenca del Ebro y desde la CHE se asume que, aguas abajo, pueden aparecer larvas en cualquier punto del cauce», explican fuentes de la Confederación Hidrográfica del Ebro en declaraciones a Diario LA RIOJA.

Muy difícil de controlar en su estado de larva planctónica (es necesario el microscopio), es su elevada capacidad de dispersión y su concentración en avalanchas lo que convierte a este molusco en un verdadero peligro. Con colonias de entre 5.000 y 30.000 individuos -se han llegado a encontrar hasta 200.000 por metro cuadrado-, además de las afecciones a la flora y la fauna autóctonas, obturan y destruyen infraestructuras hidráulicas, tuberías, canales de irrigación, colectores...

De la gravedad del problema en el Ebro dan idea algunos estudios que revelaron unos gastos de 2,7 millones de euros entre los años 2001 y 2005 con una previsión de 40 millones más en los próximos 20 años.

En la actualidad, las administraciones no bajan la guardia e intensifican la colaboración en los grupos de trabajo creados hace años. «Es un molusco invasivo, una plaga frente a la que mientras no exista en el mundo un método de eliminación, lo único que puede hacerse es un seguimiento, vigilancia y concienciación, poco más», admite la CHE. Las comunidades autónomas, responsables de la flora y la fauna de su territorio, son las encargadas del seguimiento del mejillón cebra adulto. Mientras, la Confederación Hidrográfica potencia la concienciación, establece las líneas de acción en cuanto a la navegación, impulsa medidas para evitar los vectores de contagio mediante protocolos de desinfección de embarcaciones y equipos y lleva a cabo anualmente, durante la época de reproducción del molusco (primavera y verano) el seguimiento larvario. La campaña del pasado año se cerró con 983 muestreos en 296 estaciones.

Desde Medio Natural en La Rioja, su director general en funciones, Problemas en los cauces Obstruyen cauces y regadíos y pueden modificar su cauce Atraviesan filtros y colonizan afluentes por su pequeño tamaño Pequeño, pero matón. De apenas 3 centímetros en edad adulta, el mejillón cebra se ha convertido en una plaga mundial que ha colonizado ya todo el cauce del Ebro, también el tramo riojano, aunque de momento la comunidad logra mantener a salvo de la invasión todos los afluentes y la totalidad de sus embalses y pantanos.

Originario del mar Negro y del Caspio, el molusco invasor comenzó su expansión hacia Rusia hace 200 años. Para 1850 ya había colonizado Reino Unido y todo el centro de Europa y desde 1985 comenzó su asalto a Norteamérica y Estados Unidos, donde provocó en pocos años multimillonarias pérdidas.

En el Ebro se detectó por primera vez en julio del 2001, en el meandro de Flix y el embalse de Ribarroja; en el 2004, en Mequinenza; en el 2006, en Sobrón; y en el 2008, en Calanda. En el tramo riojano, la primera evidencia se tuvo en septiembre del 2006, con la aparición de una treintena de ejemplares en Administraciones e investigadores no bajan la guardia en su batalla contra el molusco invasor y, pese a que aún no se ha dado con el antídoto definitivo, sí se producen avances en la búsqueda de herramientas y nuevas armas de defensa.

De hecho, el pasado mes la Confederación Hidrográfica del Ebro inició las pruebas de aplicación de las denominadas 'biobalas' para la lucha contra el mejillón cebra, dentro de un proyecto de investigación financiado por el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino y liderado por la Universidad de Zaragoza.

El uso de las 'biobalas' se ha investigado en la Universidad de Cambridge mediante el desarrollo de un método de lucha contra el dañino molusco, que consiste en la liberación controlada de unas partículas con bajas concentraciones de producto químico dosificado y recubierto para facilitar que sea ingerido por el mejillón cebra sin detectar que se trata de un tóxico nocivo. Aunque las pruebas se realizan en instalaciones cerradas, se investiga su idoneidad en sistemas abiertos. La persistencia de la amenazante plaga ha provocado, además, la necesidad de acondicionar las nuevas infraestructuras que ya se planifican con los sistemas adecuados para hacer frente al invasor acuático.

Así ha ocurrido con el proyecto de modernización del regadío de Ochánduri, inaugurado el pasado noviembre tras una inversión de 3,5 millones de euros. Dotado de telecontrol y un completo sistema de alarmas para garantizar su óptimo funcionamiento, la instalación incorporó también un sistema de filtrado efectivo contra el mejillón cebra. Mejillones cebra aferrados a la roca de un río.