Favors a dry climate the aquatic diversity?
Mon, 06/06/2011
Un grupo de investigación de la Universidad Complutense de Madrid ha estudiado los principales factores ecológicos que explican la distribución de los ranúnculos acuáticos de flor blanca “Batrachium”. Los resultados muestran la importancia del clima así como el papel que juega la mineralización y eutrofización del agua en la diversificación de los mismos.
La mayor biodiversidad vegetal en Europa se encuentra en los territorios de las penínsulas meridionales con clima mediterráneo. Este clima está caracterizado por una prolongada sequía estival. Por ello, la diversificación de la flora mediterránea terrestre se ha relacionado con su capacidad de adaptarse a la carencia de agua en verano.
El clima mediterráneo conlleva la desecación estacional de un buen número de ecosistemas acuáticos de lo que podría inferirse que es un clima adverso para la diversidad de sus plantas y hábitats. Sin embargo, la Península Ibérica, mayoritariamente de clima mediterráneo y con clima templado en el norte, alberga el mayor número de plantas acuáticas endémicas de Europa y el Mediterráneo.
Para estudiar esta paradoja, miembros del Grupo de Investigación complutense FitoSolum han abordado un estudio ecológico sobre los hábitats acuáticos ibéricos caracterizados por los ranúnculos de flor blanca “Batrachium”. Estos ranúnculos constituyen un grupo de plantas enraizadas con hojas flotantes o sumergidas que llegan a ser un componente importante en el paisaje mediterráneo-atlántico ya que a principios de la primavera tapizan de blanco arroyos, charcas, lagunas y ríos (Figura 1). La Península Ibérica alberga el 80% de los “Batrachium” europeos considerándose un centro de diversidad del grupo.
El estudio revela que el clima es más importante de lo que se pensaba en la distribución de los ranúnculos acuáticos. Parámetros relacionados con la precipitación y temperatura son factores principales a la hora de discriminar los hábitats. Estos parámetros diferencian dos grupos principales: las comunidades de ranúnculos adaptadas a un clima más templado y lluvioso y las comunidades de ranúnculos adaptadas a un clima más frío y seco.
Por otra parte, la fisico-química del agua juega un papel fundamental a escala local en la caracterización de hábitats de las distintas especies. En concreto, el nivel de mineralización y el contenido en nutrientes del agua segrega unas comunidades de ranúnculos de otras. Unas están adaptadas a altos niveles de mineralización o de nutrientes en el agua mientras que otras, las más numerosas, son sensibles a ellos.
Por tanto, se puede concluir que la diversidad ibérica de plantas acuáticas queda explicada por una gran variedad de hábitats con una serie de gradientes que actúan a diferente escala entre los que caben destacar los gradientes climáticos y los gradientes fisico-químicos del agua.
La paradoja inicialmente planteada queda explicada. Dentro de la Península Ibérica existe una diversidad climática y litológica a las que la flora acuática se ha adaptado. El clima mediterráneo, seco en verano, condiciona la existencia de ecosistemas acuáticos temporales en los que la flora se ha diversificado. A esto cabe añadir que el clima templado aporta una serie de especies propias. El pasado año 2010, proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas como Año Internacional de la Diversidad Biológica, debe marcar un punto de inflexión a la hora de redoblar nuestros esfuerzos para reducir significativamente el ritmo de pérdida de biodiversidad reconociendo los peligros a los que se enfrenta.
En nuestro caso, identificados los factores ecológicos principales que rigen los hábitats acuáticos, nuestra hipótesis ante un escenario de cambio global es que los hábitats pobres en nutrientes así como los ubicados en territorios lluviosos y templados reducirán su distribución como consecuencia del previsible aumento de la temperatura del planeta y de la eutrofización de las aguas continentales.
Esta noticia ha sido galardonada con un accésit en la modalidad de noticia científica del III Concurso de Divulgación Científica de la Universidad Complutense de Madrid (2010).
La mayor biodiversidad vegetal en Europa se encuentra en los territorios de las penínsulas meridionales con clima mediterráneo. Este clima está caracterizado por una prolongada sequía estival. Por ello, la diversificación de la flora mediterránea terrestre se ha relacionado con su capacidad de adaptarse a la carencia de agua en verano.
El clima mediterráneo conlleva la desecación estacional de un buen número de ecosistemas acuáticos de lo que podría inferirse que es un clima adverso para la diversidad de sus plantas y hábitats. Sin embargo, la Península Ibérica, mayoritariamente de clima mediterráneo y con clima templado en el norte, alberga el mayor número de plantas acuáticas endémicas de Europa y el Mediterráneo.
Para estudiar esta paradoja, miembros del Grupo de Investigación complutense FitoSolum han abordado un estudio ecológico sobre los hábitats acuáticos ibéricos caracterizados por los ranúnculos de flor blanca “Batrachium”. Estos ranúnculos constituyen un grupo de plantas enraizadas con hojas flotantes o sumergidas que llegan a ser un componente importante en el paisaje mediterráneo-atlántico ya que a principios de la primavera tapizan de blanco arroyos, charcas, lagunas y ríos (Figura 1). La Península Ibérica alberga el 80% de los “Batrachium” europeos considerándose un centro de diversidad del grupo.
El estudio revela que el clima es más importante de lo que se pensaba en la distribución de los ranúnculos acuáticos. Parámetros relacionados con la precipitación y temperatura son factores principales a la hora de discriminar los hábitats. Estos parámetros diferencian dos grupos principales: las comunidades de ranúnculos adaptadas a un clima más templado y lluvioso y las comunidades de ranúnculos adaptadas a un clima más frío y seco.
Por otra parte, la fisico-química del agua juega un papel fundamental a escala local en la caracterización de hábitats de las distintas especies. En concreto, el nivel de mineralización y el contenido en nutrientes del agua segrega unas comunidades de ranúnculos de otras. Unas están adaptadas a altos niveles de mineralización o de nutrientes en el agua mientras que otras, las más numerosas, son sensibles a ellos.
Por tanto, se puede concluir que la diversidad ibérica de plantas acuáticas queda explicada por una gran variedad de hábitats con una serie de gradientes que actúan a diferente escala entre los que caben destacar los gradientes climáticos y los gradientes fisico-químicos del agua.
La paradoja inicialmente planteada queda explicada. Dentro de la Península Ibérica existe una diversidad climática y litológica a las que la flora acuática se ha adaptado. El clima mediterráneo, seco en verano, condiciona la existencia de ecosistemas acuáticos temporales en los que la flora se ha diversificado. A esto cabe añadir que el clima templado aporta una serie de especies propias. El pasado año 2010, proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas como Año Internacional de la Diversidad Biológica, debe marcar un punto de inflexión a la hora de redoblar nuestros esfuerzos para reducir significativamente el ritmo de pérdida de biodiversidad reconociendo los peligros a los que se enfrenta.
En nuestro caso, identificados los factores ecológicos principales que rigen los hábitats acuáticos, nuestra hipótesis ante un escenario de cambio global es que los hábitats pobres en nutrientes así como los ubicados en territorios lluviosos y templados reducirán su distribución como consecuencia del previsible aumento de la temperatura del planeta y de la eutrofización de las aguas continentales.
Esta noticia ha sido galardonada con un accésit en la modalidad de noticia científica del III Concurso de Divulgación Científica de la Universidad Complutense de Madrid (2010).