CENTA generates clean energy in the process of waste water purification
Tue, 24/05/2011
El proceso se denomina bioelectrogénesis y puede ser realizado por ciertas bacterias anaeróbicas. Mientras eliminan la materia orgánica presente en las aguas residuales, los microorganismos generan una energía eléctrica “totalmente limpia” que puede almacenarse y consumirse posteriormente. El estudio se está poniendo en práctica en las instalaciones del Centro de las Nuevas Tecnologías del Agua (Centa), en la planta depuradora de la localidad sevillana de Carrión de los Céspedes.
Depurar aguas residuales y, al mismo tiempo, producir energía eléctrica en un proceso no contaminante. Pese a que pueda parecer utópico este escenario es posible, y se está llevando a la práctica en las instalaciones del Centro de las Nuevas Tecnologías del Agua (Centa) en Carrión de los Céspedes (Sevilla).
El proyecto, denominado Aquaelectra se basa en el uso de bacterias capaces de alimentarse de la materia orgánica presente en las aguas residuales, dando como resultado agua limpia. En esto no difiere del resto de sistemas de depuración que emplean microorganismos; su gran novedad radica en que las bacterias, al tiempo que limpian el agua, generan electricidad que se puede acumular y usar en el futuro. Este proceso, denominado bioelectrogénesis, es por añadidura totalmente “limpio”. Las bacterias oxidan los residuos generando electrones que son transferidos a una superficie conductora como, por ejemplo, el grafito.
Tal y como explica el profesor Abraham Esteve Núñez, investigador de la Universidad de Alcalá de Henares y coordinador del proyecto, la instalación que se va a poner en marcha en la planta de Centa servirá para “llevar a la práctica los hallazgos realizados en el laboratorio, de forma que se pueda empezar a mejorar el rendimiento del proceso mediante el depurado de aguas residuales reales de un núcleo urbano”. En este sentido, las instalaciones de Carrión de los Céspedes resultan, a juicio del científico, “totalmente ideales”. La planta depura la totalidad de las aguas residuales de este pueblo de unos 1.300 habitantes, y cuenta con “una treintena” de espacios experimentales en los que desarrolla una continua labor investigadora en la materia.
El uso de microorganismos para estas labores está ampliamente extendido, pero tradicionalmente ha llevado consigo dos problemas que este equipo ha podido solucionar: la generación de biomasa en forma de fangos y el elevado coste energético que supone el aporte de oxígeno al sistema biológico (un 60% del total). Estos inconvenientes aparecen con las bacterias aerobias (que precisan oxígeno para vivir). Se han solucionado en gran parte usando organismos anaerobios, que producen menos biomasa y a los que no hay que suministrar oxígeno.
De esta forma, la investigación se encaminará a perfeccionar “humedales electrogénicos” totalmente autosuficientes, sin necesidades energéticas, “ideales” para depurar las aguas residuales de pequeñas poblaciones, según subraya. Otras líneas del estudio se dirigirán a aumentar el rendimiento de la producción eléctrica, que en el laboratorio ha alcanzado el kilovatio por metro cúbico, así como a la eliminación de herbicidas o a la limpieza de nitratos y contaminantes presentes en el suelo.
De los microorganismos al iPod
La bioelectrogénesis es un novedoso proceso descubierto en 2002, por el cual determinadas bacterias pueden oxidar materia orgánica y transferir directamente los electrones generados a un material sólido conductor. De esta forma se puede obtener y almacenar electricidad totalmente limpia, y como producto resultante se emitiría agua. En el transcurso de una demostración pública, el equipo responsable de la investigación usó la electricidad producida por las bacterias para reproducir música en un iPod y para iluminar un estanque, para sorpresa de los presentes. El reto que se plantean ahora estos investigadores es aumentar el rendimiento energético del proceso, potencialmente mucho mayor, de forma que puedan construirse grandes depuradoras rentables.
Depurar aguas residuales y, al mismo tiempo, producir energía eléctrica en un proceso no contaminante. Pese a que pueda parecer utópico este escenario es posible, y se está llevando a la práctica en las instalaciones del Centro de las Nuevas Tecnologías del Agua (Centa) en Carrión de los Céspedes (Sevilla).
El proyecto, denominado Aquaelectra se basa en el uso de bacterias capaces de alimentarse de la materia orgánica presente en las aguas residuales, dando como resultado agua limpia. En esto no difiere del resto de sistemas de depuración que emplean microorganismos; su gran novedad radica en que las bacterias, al tiempo que limpian el agua, generan electricidad que se puede acumular y usar en el futuro. Este proceso, denominado bioelectrogénesis, es por añadidura totalmente “limpio”. Las bacterias oxidan los residuos generando electrones que son transferidos a una superficie conductora como, por ejemplo, el grafito.
Tal y como explica el profesor Abraham Esteve Núñez, investigador de la Universidad de Alcalá de Henares y coordinador del proyecto, la instalación que se va a poner en marcha en la planta de Centa servirá para “llevar a la práctica los hallazgos realizados en el laboratorio, de forma que se pueda empezar a mejorar el rendimiento del proceso mediante el depurado de aguas residuales reales de un núcleo urbano”. En este sentido, las instalaciones de Carrión de los Céspedes resultan, a juicio del científico, “totalmente ideales”. La planta depura la totalidad de las aguas residuales de este pueblo de unos 1.300 habitantes, y cuenta con “una treintena” de espacios experimentales en los que desarrolla una continua labor investigadora en la materia.
El uso de microorganismos para estas labores está ampliamente extendido, pero tradicionalmente ha llevado consigo dos problemas que este equipo ha podido solucionar: la generación de biomasa en forma de fangos y el elevado coste energético que supone el aporte de oxígeno al sistema biológico (un 60% del total). Estos inconvenientes aparecen con las bacterias aerobias (que precisan oxígeno para vivir). Se han solucionado en gran parte usando organismos anaerobios, que producen menos biomasa y a los que no hay que suministrar oxígeno.
De esta forma, la investigación se encaminará a perfeccionar “humedales electrogénicos” totalmente autosuficientes, sin necesidades energéticas, “ideales” para depurar las aguas residuales de pequeñas poblaciones, según subraya. Otras líneas del estudio se dirigirán a aumentar el rendimiento de la producción eléctrica, que en el laboratorio ha alcanzado el kilovatio por metro cúbico, así como a la eliminación de herbicidas o a la limpieza de nitratos y contaminantes presentes en el suelo.
De los microorganismos al iPod
La bioelectrogénesis es un novedoso proceso descubierto en 2002, por el cual determinadas bacterias pueden oxidar materia orgánica y transferir directamente los electrones generados a un material sólido conductor. De esta forma se puede obtener y almacenar electricidad totalmente limpia, y como producto resultante se emitiría agua. En el transcurso de una demostración pública, el equipo responsable de la investigación usó la electricidad producida por las bacterias para reproducir música en un iPod y para iluminar un estanque, para sorpresa de los presentes. El reto que se plantean ahora estos investigadores es aumentar el rendimiento energético del proceso, potencialmente mucho mayor, de forma que puedan construirse grandes depuradoras rentables.