The water of the coastal of Cataluña suspend in ecological quality
Wed, 30/03/2011
El tramo de costa entre el Besòs y el Francolí es el que presenta el peor nivel biológico y químico
El Govern admite que no se cumplen los mínimos marcados por la UE y que no conoce aún la causa
Ni la construcción generalizada de depuradoras y estaciones de tratamiento de aguas, ni el mayor control de los vertidos, ni siquiera la mayor concienciación que en los últimos tiempos vienen mostrando los ciudadanos. Ninguno de esos avances ha logrado que las aguas marinas de medio litoral catalán, las más próximas a la costa, presenten un buen estado ecológico. Al menos, si se aplican los criterios fijados por la Unión Europea en la Directiva Marco del Agua. El problema se concentra en 15 de las 34 masas de aguas costeras, situadas, principalmente, en el tramo que discurre entre las desembocaduras de los ríos Besòs (en Barcelona) y el Francolí (al sur de Tarragona). Se ha trabajado mucho, sí, pero hay que seguir insistiendo, reconoce la Generalitat, que es quien tiene las competencias en materia de calidad
Y lo más grave: no se sabe muy bien qué fenómeno natural o qué actuación humana está provocando que los niveles biológicos y físico-químicos en las áreas afectadas se sitúen por debajo de las exigencias que establece la directiva comunitaria. Lo reconoció ayer Antoni Munné, jefe del servicio de Control y Mejora de los Ecosistemas Subacuáticos de la Agència Catalana de l'Aigua (ACA), que garantizó que esta circunstancia no afecta, no obstante, a la calidad de las aguas para el baño. No es que el agua esté sucia, es que no reúne las condiciones necesarias para que la fauna y la flora autóctonas se desarrollen.
LOS INDICADORES
«Llegamos a esta conclusión después de analizar indicadores como la regeneración de las playas, la artificialización que están sufriendo las costas con la construcción de espigones, las fuentes de contaminación puntual y difusa y otros elementos de presión, como las especies invasoras, el turismo y el impacto de puertos deportivos, pesqueros e industriales», explicó ayer Munné, en una ponencia presentada durante una jornada sobre la Lucha contra la Contaminación Marina, organizada por la Comandancia de la Guardia Civil en Sant Andreu de la Barca.
Tras diagnosticar el problema, la misma ACA propone algunas medidas, recogidas en el plan de gestión de las cuencas internas y presupuestadas en 40 millones de euros. La primera, la más urgente -costaría 900.000 euros, estima la agencia-, consistiría en investigar el causante de las anomalías. «En estos momentos, solo sabemos por qué hay problemas en la masa de agua que hay entre Roses y Castelló d'Empúries, por eso es ahí donde está previsto actuar de inmediato», indicó el técnico. El segundo paquete de actuaciones correspondería a la Demarcación de Costas, dependiente del Ministerio de Fomento, y requeriría de una inversión de otros 37,5 millones.
LA FINANCIACIÓN
De esta manera, del actual 56% de cumplimiento de la Directiva Marco del Agua en las costas catalanas se pasaría al 61% en el 2015. Munné aprovechó la intervención para recordar la difícil situación financiera de la ACA, que destina 1.684 millones de euros a asegurar cada año la calidad del recurso y solo recupera 1.145 millones. «Si se invierte lo previsto en el plan de cuenca, el coste del ciclo del agua será de 2.212 millones de euros. Lo lógico sería que quien contamine ayudase a pagar ese importe», sugirió.
El Govern admite que no se cumplen los mínimos marcados por la UE y que no conoce aún la causa
Ni la construcción generalizada de depuradoras y estaciones de tratamiento de aguas, ni el mayor control de los vertidos, ni siquiera la mayor concienciación que en los últimos tiempos vienen mostrando los ciudadanos. Ninguno de esos avances ha logrado que las aguas marinas de medio litoral catalán, las más próximas a la costa, presenten un buen estado ecológico. Al menos, si se aplican los criterios fijados por la Unión Europea en la Directiva Marco del Agua. El problema se concentra en 15 de las 34 masas de aguas costeras, situadas, principalmente, en el tramo que discurre entre las desembocaduras de los ríos Besòs (en Barcelona) y el Francolí (al sur de Tarragona). Se ha trabajado mucho, sí, pero hay que seguir insistiendo, reconoce la Generalitat, que es quien tiene las competencias en materia de calidad
Y lo más grave: no se sabe muy bien qué fenómeno natural o qué actuación humana está provocando que los niveles biológicos y físico-químicos en las áreas afectadas se sitúen por debajo de las exigencias que establece la directiva comunitaria. Lo reconoció ayer Antoni Munné, jefe del servicio de Control y Mejora de los Ecosistemas Subacuáticos de la Agència Catalana de l'Aigua (ACA), que garantizó que esta circunstancia no afecta, no obstante, a la calidad de las aguas para el baño. No es que el agua esté sucia, es que no reúne las condiciones necesarias para que la fauna y la flora autóctonas se desarrollen.
LOS INDICADORES
«Llegamos a esta conclusión después de analizar indicadores como la regeneración de las playas, la artificialización que están sufriendo las costas con la construcción de espigones, las fuentes de contaminación puntual y difusa y otros elementos de presión, como las especies invasoras, el turismo y el impacto de puertos deportivos, pesqueros e industriales», explicó ayer Munné, en una ponencia presentada durante una jornada sobre la Lucha contra la Contaminación Marina, organizada por la Comandancia de la Guardia Civil en Sant Andreu de la Barca.
Tras diagnosticar el problema, la misma ACA propone algunas medidas, recogidas en el plan de gestión de las cuencas internas y presupuestadas en 40 millones de euros. La primera, la más urgente -costaría 900.000 euros, estima la agencia-, consistiría en investigar el causante de las anomalías. «En estos momentos, solo sabemos por qué hay problemas en la masa de agua que hay entre Roses y Castelló d'Empúries, por eso es ahí donde está previsto actuar de inmediato», indicó el técnico. El segundo paquete de actuaciones correspondería a la Demarcación de Costas, dependiente del Ministerio de Fomento, y requeriría de una inversión de otros 37,5 millones.
LA FINANCIACIÓN
De esta manera, del actual 56% de cumplimiento de la Directiva Marco del Agua en las costas catalanas se pasaría al 61% en el 2015. Munné aprovechó la intervención para recordar la difícil situación financiera de la ACA, que destina 1.684 millones de euros a asegurar cada año la calidad del recurso y solo recupera 1.145 millones. «Si se invierte lo previsto en el plan de cuenca, el coste del ciclo del agua será de 2.212 millones de euros. Lo lógico sería que quien contamine ayudase a pagar ese importe», sugirió.