The bottled water doesn´t reduce the exposure to contaminants
Fri, 18/03/2011
La gente con nivel socioeconómico medio-alto o mayores niveles de escolaridad que beben agua embotellada en lugar de agua del grifo también está expuesta a los contaminantes del agua potable.
Esta conclusión es fruto del proyecto EPICURO, liderado por investigadores del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL) y que forma parte de un estudio nacional del cáncer de vejiga.
De hecho, tras preguntar a 1.300 personas, los investigadores concluyeron que toda la población sufre alguna exposición a los trihalometanos (THM), productos químicos formados en agua tratada con cloro. Estos THMs son factores de riesgo del cáncer de vejiga, se encuentran en el agua potable y pueden ser ingeridos, absorbidos por la piel o inhalados en baños, duchas y/o piscinas públicas.
La razón es simple: las personas con un nivel socioeconómico más alto, a pesar de reducir su exposición a los contaminantes del agua al beberla embotellada, se duchan durante más tiempo, se bañan más frecuentemente y van más a las piscinas que las personas con un nivel socioeconómico bajo.
Gemma Castaño-Vinyals, investigadora del CREAL y directora del estudio, afirma que “el riesgo de padecer cáncer de vejiga por contacto únicamente con estos contaminantes es pequeño, únicamente es otro factor de riesgo”. De hecho, esta investigadora añade que “los resultados de este estudio puede ayudarnos a entender los patrones de uso del agua en el contexto de elaborar pautas para la mejora de la salud pública y para prevenir el cáncer”.
Esta conclusión es fruto del proyecto EPICURO, liderado por investigadores del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL) y que forma parte de un estudio nacional del cáncer de vejiga.
De hecho, tras preguntar a 1.300 personas, los investigadores concluyeron que toda la población sufre alguna exposición a los trihalometanos (THM), productos químicos formados en agua tratada con cloro. Estos THMs son factores de riesgo del cáncer de vejiga, se encuentran en el agua potable y pueden ser ingeridos, absorbidos por la piel o inhalados en baños, duchas y/o piscinas públicas.
La razón es simple: las personas con un nivel socioeconómico más alto, a pesar de reducir su exposición a los contaminantes del agua al beberla embotellada, se duchan durante más tiempo, se bañan más frecuentemente y van más a las piscinas que las personas con un nivel socioeconómico bajo.
Gemma Castaño-Vinyals, investigadora del CREAL y directora del estudio, afirma que “el riesgo de padecer cáncer de vejiga por contacto únicamente con estos contaminantes es pequeño, únicamente es otro factor de riesgo”. De hecho, esta investigadora añade que “los resultados de este estudio puede ayudarnos a entender los patrones de uso del agua en el contexto de elaborar pautas para la mejora de la salud pública y para prevenir el cáncer”.