The presence of the otter in the Andalusian rivers increases to a 70% in the last 20 years
Fri, 04/03/2011
La mejora de las condiciones ambientales ha permitido la expansión de la nutria (Lutra lutra) en Andalucía en los últimos 20 años. Sin embargo, la recuperación de las poblaciones de este mamífero ha sido “relativamente” lenta, y en algunas zonas, los impactos de las actividades humanas impiden todavía la presencia de la especie.
“El alto grado de humanización del paisaje sigue siendo un fuerte limitante para la expansión de la nutria, hasta el punto de evitar que la especie recupere completamente su distribución original”, manifiesta a SINC Miguel Clavero, autor principal del estudio e investigador en el Centro Tecnológico Forestal de Cataluña y de la Estación Biológica de Doñana (CSIC).
La investigación, que se ha publicado en Journal of Biogeography, demuestra que la nutria (Lutra lutra) es “rara” en las zonas más humanizadas, y tiende a estar presente de forma permanente en los cursos fluviales “menos impactados”. “La nutria prefiere ocupar ríos de zonas bajas, donde el alimento es más abundante, pero son precisamente los más afectados por las actividades humanas”, asegura Clavero.
Los científicos analizaron 1.038 subcuencas andaluzas muestreadas durante los tres sondeos nacionales de nutria realizados en 1985, 1995 y 2005, y coordinados por la Sociedad Española para la Conservación y el Estudio de los Mamíferos (SECEM).
Los resultados demuestran que la nutria ha experimentado una “notable” recuperación durante los últimos 20 años. La presencia de la especie en los ríos andaluces ha aumentado cerca de un 70%, y su expansión es “un proceso generalizado” en la mayor parte de la Península Ibérica.
Según el investigador, el aumento del área de distribución de la nutria en Andalucía se debe sobre todo a la colonización de cursos fluviales en los que el impacto humano es “moderado”.
A principios de los años ‘80, las poblaciones de nutria ocupaban zonas que mantenían condiciones naturales, pero la especie fue ocupando sistemas más afectados por la acción humana. “En la actualidad, el mamífero sigue siendo poco frecuente en los ambientes más fuertemente humanizados”, confirma el científico.
Menos contaminación, más nutrias
“La reciente expansión de la nutria en Andalucía se ha visto favorecida por una mejora generalizada, y a gran escala, de las condiciones ambientales”, apunta el biólogo quien añade que esta mejora está relacionada con la disminución de compuestos organoclorados, como el DDT (utilizado como insecticida en el siglo XX), en el entorno.
Para los investigadores, estos compuestos fueron los causantes principales del “drástico” declive de la especie en los años ’70 y ’80. Las poblaciones de nutria que sobrevivieron a ese periodo “están actuando ahora de fuentes desde las que se colonizan áreas cercanas”.
Sin embargo, la velocidad de expansión es “tan sólo” de algo más de un kilómetro al año. “Este resultado es sorprendente, sobre todo por la capacidad de la especie de colonizar rápidamente grandes extensiones de territorio”, subraya Clavero.
La mejora de la calidad de los ecosistemas acuáticos, sobre todo en lo referente a la contaminación, puede favorecer a la nutria de forma directa, y a través de un aumento en la abundancia de peces, sus presas principales.
A esto también se añade la gran disponibilidad de un nuevo recurso trófico, el cangrejo rojo (Procambarus clarkii), introducido a mediados de los años ’70, y que es muy abundante en ríos y humedales de altitudes bajas y medias en Andalucía.
Los científicos sugieren que la futura gestión de las poblaciones de nutrias debería concentrarse en la conservación y mejora de los hábitats acuáticos. “Estas medidas favorecerían una mayor expansión de la distribución de la especie, y proporcionaría un mayor beneficio al entorno acuático que si se realizaran acciones específicas para la especie”, certifican los autores españoles.
“El alto grado de humanización del paisaje sigue siendo un fuerte limitante para la expansión de la nutria, hasta el punto de evitar que la especie recupere completamente su distribución original”, manifiesta a SINC Miguel Clavero, autor principal del estudio e investigador en el Centro Tecnológico Forestal de Cataluña y de la Estación Biológica de Doñana (CSIC).
La investigación, que se ha publicado en Journal of Biogeography, demuestra que la nutria (Lutra lutra) es “rara” en las zonas más humanizadas, y tiende a estar presente de forma permanente en los cursos fluviales “menos impactados”. “La nutria prefiere ocupar ríos de zonas bajas, donde el alimento es más abundante, pero son precisamente los más afectados por las actividades humanas”, asegura Clavero.
Los científicos analizaron 1.038 subcuencas andaluzas muestreadas durante los tres sondeos nacionales de nutria realizados en 1985, 1995 y 2005, y coordinados por la Sociedad Española para la Conservación y el Estudio de los Mamíferos (SECEM).
Los resultados demuestran que la nutria ha experimentado una “notable” recuperación durante los últimos 20 años. La presencia de la especie en los ríos andaluces ha aumentado cerca de un 70%, y su expansión es “un proceso generalizado” en la mayor parte de la Península Ibérica.
Según el investigador, el aumento del área de distribución de la nutria en Andalucía se debe sobre todo a la colonización de cursos fluviales en los que el impacto humano es “moderado”.
A principios de los años ‘80, las poblaciones de nutria ocupaban zonas que mantenían condiciones naturales, pero la especie fue ocupando sistemas más afectados por la acción humana. “En la actualidad, el mamífero sigue siendo poco frecuente en los ambientes más fuertemente humanizados”, confirma el científico.
Menos contaminación, más nutrias
“La reciente expansión de la nutria en Andalucía se ha visto favorecida por una mejora generalizada, y a gran escala, de las condiciones ambientales”, apunta el biólogo quien añade que esta mejora está relacionada con la disminución de compuestos organoclorados, como el DDT (utilizado como insecticida en el siglo XX), en el entorno.
Para los investigadores, estos compuestos fueron los causantes principales del “drástico” declive de la especie en los años ’70 y ’80. Las poblaciones de nutria que sobrevivieron a ese periodo “están actuando ahora de fuentes desde las que se colonizan áreas cercanas”.
Sin embargo, la velocidad de expansión es “tan sólo” de algo más de un kilómetro al año. “Este resultado es sorprendente, sobre todo por la capacidad de la especie de colonizar rápidamente grandes extensiones de territorio”, subraya Clavero.
La mejora de la calidad de los ecosistemas acuáticos, sobre todo en lo referente a la contaminación, puede favorecer a la nutria de forma directa, y a través de un aumento en la abundancia de peces, sus presas principales.
A esto también se añade la gran disponibilidad de un nuevo recurso trófico, el cangrejo rojo (Procambarus clarkii), introducido a mediados de los años ’70, y que es muy abundante en ríos y humedales de altitudes bajas y medias en Andalucía.
Los científicos sugieren que la futura gestión de las poblaciones de nutrias debería concentrarse en la conservación y mejora de los hábitats acuáticos. “Estas medidas favorecerían una mayor expansión de la distribución de la especie, y proporcionaría un mayor beneficio al entorno acuático que si se realizaran acciones específicas para la especie”, certifican los autores españoles.