The culture of the river mussel, in danger, will be tried in the Ulla
Sat, 05/02/2011
Cortar la destrucción de sus hábitats es lo prioritario si se quiere evitar la extinción del mejillón de río (Margaritífera maryade de río, pero un gran paso adelante para cortar el declive y recuperar sus poblaciones sería conseguir criarlo en cautividad, como se pretende hacer en el centro piscícola de Ximonde, en el río Ulla. Asegurar un contingente de juveniles de la especie permitiría reintroducirla en áreas adecuadas de la cuenca fluvial. El proyecto, denominado Life Margall Ulla, se desarrollará hasta el 2015 y en él colaboran la Consellería de Medio Rural, Universidade de Santiago de Compostela y Augas de Galicia, con fi nanciación europea.
Históricamente distribuido por los ríos de la costa occidental europea, las colonias del mejillón de río que antes se apiñaban en tramos enteros de lecho fluvial han caído drásticamente. En España, apenas se reproduce y el río Eo es «la joya de la corona». Así la denominan científi cos de la Universidade de Santiago que coordina Maria Paz Ondina y que van a realizar el intento tras haber fi nalizado las campañas de muestreo. En la mayoría de los cauces la situación es crítica al no registrarse nuevos reclutamientos. Los adultos quedaron en colonias aisladas por embalses o en hábitats muy alterados y contaminados. Son moluscos de hasta 60 años o más (en las frías aguas del norte de Europa puede superar los 150 años) que fi ltran hasta 50 litros de agua al día y que vive en cauces transparentes y poco profundos. Por eso, el proyecto piloto buscará mejorar todo el sistema fluvial del Ulla, aguas y bosques de ribera, identifi cando focos contaminantes. «Benefi ciará no solo a la náyade y al desmán, también al río, a la gente que vive en los alrededores y a las especies de interés piscícola», asegura Ondina. Desde la Xunta apuntan que la retirada de nueve barreras y la adaptación de nueve canales en el río para criar el mejillón promoverá la dinámica natural de los peces hospedadores, pues este bivalvo depende del flujo de salmones, truchas y reos para reproducirse.
El ciclo vital de las náyades es tan fascinante o más que el del salmón. «Esencialmente están implicados cuatro actores: una larva que necesita anclarse a las branquias de un pez para realizar la metamorfosis que la conducirá a estado adulto, juveniles que viven enterrados en el lecho del río durante los primeros años de vida y que imprescindiblemente necesitan condiciones idóneas en el sustrato; un adulto filtrador que requiere aguas limpias, oxigenadas y oligotrófi cas y finalmente truchas autóctonas, reos o salmones. Si fallan las condiciones requeridas por alguno de estos actores, fracasa el sistema y esto nos indica que algo sucede en el ecosistema», explica Ondina.
Encima, están muy adaptadas a las características de su propio río y las experiencias realizadas en otros lugares de Europa para trasladarlas han tenido muy malos resultados, con altas mortalidades. Son fértiles toda su vida y tienen sexos separados pero se pueden convertir en hermafroditas cuando la población está muy disminuida, lo habitual en los ríos gallegos.
Históricamente distribuido por los ríos de la costa occidental europea, las colonias del mejillón de río que antes se apiñaban en tramos enteros de lecho fluvial han caído drásticamente. En España, apenas se reproduce y el río Eo es «la joya de la corona». Así la denominan científi cos de la Universidade de Santiago que coordina Maria Paz Ondina y que van a realizar el intento tras haber fi nalizado las campañas de muestreo. En la mayoría de los cauces la situación es crítica al no registrarse nuevos reclutamientos. Los adultos quedaron en colonias aisladas por embalses o en hábitats muy alterados y contaminados. Son moluscos de hasta 60 años o más (en las frías aguas del norte de Europa puede superar los 150 años) que fi ltran hasta 50 litros de agua al día y que vive en cauces transparentes y poco profundos. Por eso, el proyecto piloto buscará mejorar todo el sistema fluvial del Ulla, aguas y bosques de ribera, identifi cando focos contaminantes. «Benefi ciará no solo a la náyade y al desmán, también al río, a la gente que vive en los alrededores y a las especies de interés piscícola», asegura Ondina. Desde la Xunta apuntan que la retirada de nueve barreras y la adaptación de nueve canales en el río para criar el mejillón promoverá la dinámica natural de los peces hospedadores, pues este bivalvo depende del flujo de salmones, truchas y reos para reproducirse.
El ciclo vital de las náyades es tan fascinante o más que el del salmón. «Esencialmente están implicados cuatro actores: una larva que necesita anclarse a las branquias de un pez para realizar la metamorfosis que la conducirá a estado adulto, juveniles que viven enterrados en el lecho del río durante los primeros años de vida y que imprescindiblemente necesitan condiciones idóneas en el sustrato; un adulto filtrador que requiere aguas limpias, oxigenadas y oligotrófi cas y finalmente truchas autóctonas, reos o salmones. Si fallan las condiciones requeridas por alguno de estos actores, fracasa el sistema y esto nos indica que algo sucede en el ecosistema», explica Ondina.
Encima, están muy adaptadas a las características de su propio río y las experiencias realizadas en otros lugares de Europa para trasladarlas han tenido muy malos resultados, con altas mortalidades. Son fértiles toda su vida y tienen sexos separados pero se pueden convertir en hermafroditas cuando la población está muy disminuida, lo habitual en los ríos gallegos.