The floods drown Australia
Wed, 12/01/2011
La Voz de Cádiz
Las palabras de Bligh llegaron acompañadas de la declaración del estado catastrófico en la región, una medida que las autoridades han considerado necesaria para ordenar evacuaciones que ayuden a proteger el mayor número de vidas posible.
Alrededor de 1.500 personas procedentes de Brisbane y la localidad vecina Ipswich permanecen alojadas en centros seguros. Mientras tanto, familias enteras continúan desaparecidas tras ser soprendidas en el valle del río Lockyer por una tromba de agua que en algunos puntos alcanzó hasta los 8 metros de altura. La ola gigante fue calificada por las autoridades australianas como un auténtico «tsunami terrestre». En busca de supervivientes, los equipos de rescate se afanaban ayer por recuperar cuerpos entre el agua y el lodo.
El acceso a las zonas más devastadas, sin embargo, continúa siendo practimente imposible, según precisaron brigadas de salvamento y de la Cruz Roja. A ello se suman las complicaciones que se prevén para esta semana. Las agencias meteorológicas alertan de la inminencia de fuertes lluvias en los próximos días. «La situación se ha deteriorado obviamente y el jueves va a ser devastadora para los vecinos y negocios afectados», admitió el alcalde de Brisbane, Campbell Newman.
te, Brisbane. Las poco alentadoras previsiones dejaron vacías las calles de la ciudad y el servicio de trenes, autobuses y ferrys quedó cancelado. A la reinante desesperación se añadieron dosis de violencia después de que un amplio número de ciudadanos asaltara varias tiendas de alimentos. Las lluvias torrenciales que azotan Australia amenazan con superar la tragedia de 1974, cuando otra inundación mató a 14 personas, dejó más de 300 heridos y 6.700 viviendas sepultadas bajo el agua. Con la intención de evitar una catástrofe similar, las autoridades han hecho un llamamiento a la calma a los dos millones de habitantes de Brisbane. Asimismo, han pedido a quienes viven en zonas más altas que permanezcan en sus hogares y eviten coger el coche.
El Gobierno de Canberra calcula que las gigantescas riadas han han provocado hasta el momento unas pérdidas cercanas a los 6.000 millones de dólares (4.628 millones de euros). Las estimaciones del Ejecutivo, sin embargo, no incluyen los cuantiosos daños en los dos sectores más importantes del país: la minería y la agricultura. Entre las dos terceras partes de Queensland que permanecen anegadas yacen destruidas millones de toneladas de fruta, cereales y algodón.
Tragedia de 1974
Un campo de deportes en Brisbane, bajo el río Bremer. muertos en las dos últimas semanas por las lluvias. desaparecidos, entre los que figuran familias enteras. personas han sido evacuadas por las autoridades locales.
Alrededor de 1.500 personas procedentes de Brisbane y la localidad vecina Ipswich permanecen alojadas en centros seguros. Mientras tanto, familias enteras continúan desaparecidas tras ser soprendidas en el valle del río Lockyer por una tromba de agua que en algunos puntos alcanzó hasta los 8 metros de altura. La ola gigante fue calificada por las autoridades australianas como un auténtico «tsunami terrestre». En busca de supervivientes, los equipos de rescate se afanaban ayer por recuperar cuerpos entre el agua y el lodo.
El acceso a las zonas más devastadas, sin embargo, continúa siendo practimente imposible, según precisaron brigadas de salvamento y de la Cruz Roja. A ello se suman las complicaciones que se prevén para esta semana. Las agencias meteorológicas alertan de la inminencia de fuertes lluvias en los próximos días. «La situación se ha deteriorado obviamente y el jueves va a ser devastadora para los vecinos y negocios afectados», admitió el alcalde de Brisbane, Campbell Newman.
te, Brisbane. Las poco alentadoras previsiones dejaron vacías las calles de la ciudad y el servicio de trenes, autobuses y ferrys quedó cancelado. A la reinante desesperación se añadieron dosis de violencia después de que un amplio número de ciudadanos asaltara varias tiendas de alimentos. Las lluvias torrenciales que azotan Australia amenazan con superar la tragedia de 1974, cuando otra inundación mató a 14 personas, dejó más de 300 heridos y 6.700 viviendas sepultadas bajo el agua. Con la intención de evitar una catástrofe similar, las autoridades han hecho un llamamiento a la calma a los dos millones de habitantes de Brisbane. Asimismo, han pedido a quienes viven en zonas más altas que permanezcan en sus hogares y eviten coger el coche.
El Gobierno de Canberra calcula que las gigantescas riadas han han provocado hasta el momento unas pérdidas cercanas a los 6.000 millones de dólares (4.628 millones de euros). Las estimaciones del Ejecutivo, sin embargo, no incluyen los cuantiosos daños en los dos sectores más importantes del país: la minería y la agricultura. Entre las dos terceras partes de Queensland que permanecen anegadas yacen destruidas millones de toneladas de fruta, cereales y algodón.
Tragedia de 1974
Un campo de deportes en Brisbane, bajo el río Bremer. muertos en las dos últimas semanas por las lluvias. desaparecidos, entre los que figuran familias enteras. personas han sido evacuadas por las autoridades locales.