Fish also need ladders

Sun, 28/11/2010

Hoy

Los pejerreyes, las lampreas marinas, las lisas, los reos, los albures y los esturiones son peces que deberían encontrarse con facilidad en los ríos extremeños, pero que han desaparecido de estas aguas. La razón es sencilla: son especies viajeras que necesitan migrar al mar o remontar el río para reproducirse, pero hace años que los ríos de la región se han llenado de presas y azudes que impiden el paso natural de los peces. Ahora, necesitan 'escaleras' para poder superar estos obstáculos y la solución son los pasos de peces.

Un paso de peces es un sistema que consiste en atraerlos hacia un punto determinado de la presa e incitarlos a superar ese obstáculo abriéndoles una vía de agua en el muro. Este sistema permite que las especies tengan más distancia para migrar, se hagan más fuertes y ante todo, mejoren la reproducción por lo que aumenta el número de especímenes.

En Extremadura, por el momento, sólo existen cincuenta pasos, pero ya se ha probado la eficacia de los mismos. Por ejemplo, en el río Ibor se colocó este sistema y ahora los barbos pueden remontar el cauce más de 40 kilómetros. Esto ha permitido que los barbetes (las crías de estos animales) bajen con más tamaño al pantano, sean más fuertes y de hecho, se ha comprobado que hay mayor número.

En concreto, los pasos que se encuentran finalizados son los de Valdecañas, Borbollón, Cedillo y La Serena, y están en curso actualmente los de Peña del Águila, Valdeobispo y Los Molinos. Además, hay varios en construcción: tres pasos de peces en el río Arrago, y proyectados más de media docena en ríos como el Salor y en gargantas del norte de Extremadura.

500 pasos de peces
El objetivo de cara al futuro es que Extremadura pase de tener cincuenta pasos a más de quinientos. No servirán para recuperar las especies desaparecidas, pero ayudarán a las autóctonas a sobrevivir. El objetivo es permitir o elevar las oportunidades reproductivas en remontes de especies como barbos, bogas, truchas y cachos, frente a otras introducidas que lo hacen en aguas quietas.

Para ello, la Junta de Extremadura está realizando un inventario de las barreras que existen en los ríos y los frezaderos, es decir, las zonas aptas para la puesta de los huevos. «Así estudiamos donde se podrían instalar pasos y de qué tipo para que fuesen efectivos», explica Miguel Ángel Cotallo, técnico de la administración regional.

Por el momento, el estudio abarca una quinta parte de la región, pero los resultados ya se han ido transmitiendo a las confederaciones hidrográficas con el objetivo de que ejecuten estas infraestructuras.

En comparación con otras comunidades autónomas, Extremadura va retrasada en la incorporación de pasos de peces, ya que los cincuenta que se usan han sido mayoritariamente construidos por la Junta de Extremadura en los últimos 15 años. Sin embargo, según Miguel Ángel Cotallo, esto puede ser una ventaja. «Nos sirve para aprender de los errores de otros, ya que muchos pasos de peces pueden no funcionar una vez instalados», admite este experto.
La realidad es que son sistemas muy complejos, de hecho, los hay muy distintos (estanques, esclusas, escalas). Los peces no siguen las indicaciones, así que conseguir que funcione es toda una obra de ingeniería. Por ejemplo, en el azud del Guadiana a su paso por Badajoz hay una de estas infraestructuras. Es un hueco de un palmo en medio de los 400 metros de muro por el que, supuestamente, podrían pasar los peces. El problema es que el caudal llega con igual fuerza a lo largo del azud y los peces no son empujados hasta este punto.
Por esa razón, el estudio de la administración regional no sólo consiste en investigar dónde deberían instalarse los pasos, sino cómo deberían ser para resultar efectivos. En las fotografías pueden observarse algunos ejemplos. La número cuatro muestra el azud de Badajoz, donde simplemente hay un hueco en la presa para que pasen los peces.

La fotografía número tres, sin embargo, muestra un sistema mucho más complejo: una escala construida en el río Hurdano. Es el tipo de paso que se ha utilizado más frecuentemente y su principio básico consiste en dividir la altura que tienen que salvar los peces en varias pequeñas caídas para que puedan remontar el río con saltos accesibles.

Otro ejemplo de escala, aunque más completa, es la fotografía número uno que muestra el río Ardila. En este caso se trata de un paso de estanques sucesivos, es decir, los peces van subiendo de forma progresiva y descansan en los distintos niveles para conseguir remontar el obstáculo.

Aunque aún existen muchos más, uno de los sistemas más novedosas es el número dos, conocido como paso natural. En este caso se abre un hueco en el obstáculo y se recupera la imagen natural del río. Es un sistema muy efectivo según los expertos y en este caso se encuentra en Las Minas del Salor.

Otras soluciones
Los pasos de peces son una iniciativa necesaria para salvar a las especies autóctonas, pero, según reconocen los propios expertos, tienen sus inconvenientes. «Las escalas, por ejemplo, son la solución menos deseable porque, entre otras cosas, también indican a los depredadores por donde van a pasar los peces», admite Miguel Ángel Cotallo.

«Hay otras posibilidades para el futuro, como pensar en la temporalidad. Hay obstáculos en los ríos que no tendrían porqué estar cerrados todo el año. Por ejemplo, las presas de riego no hacen falta en invierno y podrían retirarse para dejar paso a los peces en esos meses», añade.