River fishing community protects biodiversity
Mon, 29/11/2010
La vida en la zona del río Nosivolo, en el este de Madagascar, se ha visto modificada desde que sus habitantes decidieron colaborar para proteger la biodiversidad del área, la de mayor concentración de peces de agua dulce del país.
Especies que estaban en vías de extinción recobran fuerza gracias a las estrictas normas adoptadas por las comunidades pesqueras para protegerlas.
El río cae en una espectacular cascada desde su cabecera en la montaña a 1.800 metros sobre el nivel del mar para unirse con el Mangoro.
En el río Nosivolo se encuentran por lo menos 19 especies de peces autóctonos, incluidas las que sólo habitan en sus 130 kilómetros de largo.
Las organizaciones Conservation International y Durrell Wildlife Conservation Trust llegaron en 2003 a la localidad de Marolambo, sobre el río Nosivolo, para ayudar a los pobladores de la zona a proteger la biodiversidad. Siete años después, el balance es positivo.
"Imagina un campo de repollos y puerros en una zona donde casi no se conocían las verduras", señaló Lala Jean Rakotoniaina, de Durrell Madagascar.
"La población de Marolambo, en el este de Madagascar solía comer peces del río Nosivolo. Ahora incorporaron verduras cultivadas y pollos criados por ellos", relató.
La práctica de limpiar la tierra para cultivar arroz cortando la vegetación a machetazos y quemándola había erosionado las laderas, causando una mayor turbidez y la sedimentación del río, según el ex legislador de Marolambo, Benoît Lahimarina.
"Los residentes comienzan a tomar conciencia de la importancia de preservar el ambiente y de a poco adoptan nuevas prácticas", dijo a IPS.
"Para proteger a los peces y su hábitat es necesario primero ayudar a la gente", remarcó Hasina Randriamanampisoa, oficial de comunicaciones de Durrell.
La asistencia de Durrell y Conservation International se concentró en construir infraestructura para la comunidad, como grifos de agua y escuelas, y en financiar numerosos micro-proyectos para mejorar sus ingresos. Muchas familias de pescadores se convirtieron en agricultores, pastores, apicultores y artesanos.
No fue fácil lograr un cambio de actitud de la población local, dijo Lahimarina. "La gente no estaba lista para abandonar fácilmente los hábitos de toda una vida. Pero no nos rendimos y hoy, con reconocimiento de Nosivolo como un sitio Ramsar, podemos decir que estamos en el camino correcto", añadió.
Se conoce con el nombre de la ciudad iraní de Ramsar a la Convención relativa a los humedales de importancia internacional, porque allí fue aprobada.
El río y su cuenca fueron reconocidos en septiembre como zona vital de humedales, en reconocimiento por la diversidad biológica y su ecosistema.
"La propia población ribereña fijó normas estrictas de conservación", señaló Rakotoniaina. Organizada en varias asociaciones fijaron reglas prohibiendo la pesca en algunas zonas del río y regularon la temporada de pesca.
"En los lugares donde está prohibida la pesca industrial, las asociaciones ampliaron la temporada a cuatro y hasta cinco meses", añadió.
"La normativa sobre la malla de las redes de pesca también es más estricta que la prevista por la ley", indicó Luciano Andriamaro, coordinador de los programas científicos de Conservation International Madagascar.
Las asociaciones recurrieron a un funcionario de la administración forestal de su distrito para que los ayude a verificar el cumplimiento de las normas. Se implementó un control conjunto formado por representantes de autoridades locales e integrantes de la comunidad.
"Las autoridades locales son muy colaboradoras", subrayó Randriamanampisoa.
El resultado de las actividades de conservación fue inmediato. "Los peces que estaban en peligro de extinción ahora son más numerosos en el mismo río y en sus tributarios. La gente también notó que son más grandes que antes", indicó Andriamaro.
El cambio todavía no es suficiente como para que se modifique el estatus de las especies amenazadas que lleva la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), pese a los resultados tangibles observados en el terreno, subrayó.
Los cambios registrados en Marolambo abren la zona a otras oportunidades.
Una compañía de telefonía también conectó la región al resto del mundo mediante una estación repetidora. Ahora, la zona se prepara para recibir turistas.
"Actividades ecoturísticas como navegar en kayak pueden ser buenas para la zona y se ajustan a su condición de área protegida", añadió.
Nosivolo es candidato a convertirse en la primera zona protegida para la conservación de peces de Madagascar.
Especies que estaban en vías de extinción recobran fuerza gracias a las estrictas normas adoptadas por las comunidades pesqueras para protegerlas.
El río cae en una espectacular cascada desde su cabecera en la montaña a 1.800 metros sobre el nivel del mar para unirse con el Mangoro.
En el río Nosivolo se encuentran por lo menos 19 especies de peces autóctonos, incluidas las que sólo habitan en sus 130 kilómetros de largo.
Las organizaciones Conservation International y Durrell Wildlife Conservation Trust llegaron en 2003 a la localidad de Marolambo, sobre el río Nosivolo, para ayudar a los pobladores de la zona a proteger la biodiversidad. Siete años después, el balance es positivo.
"Imagina un campo de repollos y puerros en una zona donde casi no se conocían las verduras", señaló Lala Jean Rakotoniaina, de Durrell Madagascar.
"La población de Marolambo, en el este de Madagascar solía comer peces del río Nosivolo. Ahora incorporaron verduras cultivadas y pollos criados por ellos", relató.
La práctica de limpiar la tierra para cultivar arroz cortando la vegetación a machetazos y quemándola había erosionado las laderas, causando una mayor turbidez y la sedimentación del río, según el ex legislador de Marolambo, Benoît Lahimarina.
"Los residentes comienzan a tomar conciencia de la importancia de preservar el ambiente y de a poco adoptan nuevas prácticas", dijo a IPS.
"Para proteger a los peces y su hábitat es necesario primero ayudar a la gente", remarcó Hasina Randriamanampisoa, oficial de comunicaciones de Durrell.
La asistencia de Durrell y Conservation International se concentró en construir infraestructura para la comunidad, como grifos de agua y escuelas, y en financiar numerosos micro-proyectos para mejorar sus ingresos. Muchas familias de pescadores se convirtieron en agricultores, pastores, apicultores y artesanos.
No fue fácil lograr un cambio de actitud de la población local, dijo Lahimarina. "La gente no estaba lista para abandonar fácilmente los hábitos de toda una vida. Pero no nos rendimos y hoy, con reconocimiento de Nosivolo como un sitio Ramsar, podemos decir que estamos en el camino correcto", añadió.
Se conoce con el nombre de la ciudad iraní de Ramsar a la Convención relativa a los humedales de importancia internacional, porque allí fue aprobada.
El río y su cuenca fueron reconocidos en septiembre como zona vital de humedales, en reconocimiento por la diversidad biológica y su ecosistema.
"La propia población ribereña fijó normas estrictas de conservación", señaló Rakotoniaina. Organizada en varias asociaciones fijaron reglas prohibiendo la pesca en algunas zonas del río y regularon la temporada de pesca.
"En los lugares donde está prohibida la pesca industrial, las asociaciones ampliaron la temporada a cuatro y hasta cinco meses", añadió.
"La normativa sobre la malla de las redes de pesca también es más estricta que la prevista por la ley", indicó Luciano Andriamaro, coordinador de los programas científicos de Conservation International Madagascar.
Las asociaciones recurrieron a un funcionario de la administración forestal de su distrito para que los ayude a verificar el cumplimiento de las normas. Se implementó un control conjunto formado por representantes de autoridades locales e integrantes de la comunidad.
"Las autoridades locales son muy colaboradoras", subrayó Randriamanampisoa.
El resultado de las actividades de conservación fue inmediato. "Los peces que estaban en peligro de extinción ahora son más numerosos en el mismo río y en sus tributarios. La gente también notó que son más grandes que antes", indicó Andriamaro.
El cambio todavía no es suficiente como para que se modifique el estatus de las especies amenazadas que lleva la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), pese a los resultados tangibles observados en el terreno, subrayó.
Los cambios registrados en Marolambo abren la zona a otras oportunidades.
Una compañía de telefonía también conectó la región al resto del mundo mediante una estación repetidora. Ahora, la zona se prepara para recibir turistas.
"Actividades ecoturísticas como navegar en kayak pueden ser buenas para la zona y se ajustan a su condición de área protegida", añadió.
Nosivolo es candidato a convertirse en la primera zona protegida para la conservación de peces de Madagascar.