The Comunitat has water until 2012 after doubling the reserves in a year

Mon, 27/09/2010

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La Comunitat cierra el jueves un año hidrológico incomparable. Hay que remontarse décadas atrás para encontrar datos de agua embalsada tan positivos. La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), de cuyos ríos se nutre gran parte del territorio valenciano, deja atrás un ejercicio de tranquilidad, sin tensiones de ningún tipo entre los diferentes usuarios, algo impensable cuatro años antes.

A su vez, la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) que nutre a la parte sur de la provincia de Alicante y es la principal fuente de regadío y de abastecimiento de agua potable de Elche y Alicante, la segunda y tercera ciudad de la Comunitat, con un población total de 600.000 habitantes, también tiene los pantanos llenos y no se hace necesario trasvase alguno de la cuenca del Tajo.

Sólo como botón de muestra, ha habido reserva suficiente para transferir durante meses un metro cúbico de agua del Turia a la Albufera, algo que no sucedía de forma continua desde hace seis años. De esta forma, se reduce la aportación del caudal depurado de Pinedo, limpio pero con fósforo y nitratos, en favor del agua viva del río.

En la provincia de Alicante tampoco h abrá problema alguno. Los pantanos de Amadorio, Guadalest y Beniarrés tienen agua acumulada suficiente para no tener que realizar restricción alguna tanto en las comarcas de L'Alcopià y El Comtat como en la Marina Baixa, que es una de las zonas que más problemas ha tenido en los últimos veinte años de manera especial durante los periodos de sequía.

Hay que recordar que hace apenas tres años se planteó la posibilidad de recuperar los buques cisterna para el abastecimiento de agua a las zonas turísticas.

La reserva hídrica prácticamente se ha duplicado a lo largo del año hidrológico (de octubre a septiembre). En la actualidad, los pantanos de la Confederación acumulan 1.623 hectómetros cúbicos, lo que significa que se encuentran al 48,7% de capacidad. Hace semanas el nivel llegó a ser mayor (la pasada se situó en el 49,1%), debido a a que la Confederación baja el volumen de embalsamiento de cara al final del ejercicio, una medida que tiene mucho que con la seguridad de cara a las frenar posibles avenidas como consecuencia de las lluvias torrenciales. En cambio, al final del año hidrológico 2008-2009, el nivel de agua se situaba en un 28,1%. Y ya entonces se determinó el fin de la sequía que tanta tensión dejó en los ejercicios anteriores. Además, el dato es bueno mire por donde se mire. La media de los últimos cinco años es de un 19,3% de agua almacenada en todas las presas de la cuenca, y en los últimos diez, del 21,1%. La principal causa de la bonanza han sido las precipitaciones, tal y como explican desde el organismo regulador de la cuenca. No es que otros años no haya llovido, sino que en esta ocasión ha caído donde debía. «El balance que debemos hacer es positivo tras años de recuperación», explica Federico Bonet, el director técnico de la CHJ. «Ha influido la distribución geográfica de la precipitación, pues ha llovido más en las cabeceras de los ríos (que es donde se concentran los pantanos de embalsamiento)», señala, lo que hace prever un nuevo año de tranquilidad hidrológica, al menos, desde el punto de vista técnico. De hecho, las reservas actuales dará tranquilidad al abastecimiento para los próximos dos años, teniendo en cuenta las previsiones iniciales. La recuperación respecto a la época de sequía es más que palpable, como se aprecia en el gráfico adjunto. Por ejemplo, entre 2005 y 2007 el almacenamiento total, en 22 pantanos, no superó los 616 hectómetros cúbicos (18,4%), mientras que en la actualidad, sólo Alarcón, el más grande de los que suministran a la Comunitat, suma 568 hectómetros cúbicos. De hecho, los pantanos más importantes han conseguido reserva muy buenas, que en el caso de Contreras y Alarcón, son los mejores del siglo XXI. Algo similar ocurre con el pantano de Amadorio en La Vila. A juicio de Bonet, las medidas adoptadas por los diferentes actores del agua también han influido en la situación actual. «Un ejemplo es Valencia, que en los últimos cuatro o cinco años ha reducido su consumo, lo que también indica que hay una mayor concienciación, mientras que también se ha producido un esfuerzo importante en la modernización del regadíos», continúa Bonet. Al fin y al cabo, el uso agrario es el que más cantidad de agua precisa. Una de las estampas más llamativas de la bonanza hidrológica la han podido comprobar los vecinos en el mismo nuevo cauce del Turia, que durante muchos de los meses de 2010 ha estado llevando el agua que ni Benagéber ni Loriguilla han podido embalsar.

Se trata de una imagen más que difícil de ver. En el caso del primer pantano, se debe a que ha estado técnicamente lleno durante buena parte del año, y en el del segundo, debido a que las deficiencias de la vieja infraestructura impiden un mayor porcentaje de llenado.

Precisamente, Bonet explicó que la previsión es que los trabajos de mejora de los embalses como el de Loriguilla estén terminados a mediados del año que viene. La tranquilidad que garantiza el incremento espectacular de las reservas de agua no se ha trasladado a la arena política, donde se mantiene las continuas exigencias políticas de las comunidades autónomas. Si bien este año la reivindicación histórica del trasvase del Ebro todavía se ha podido escuchar de forma periódica, la batalla se ha librado en torno al trasvase Tajo-Segura, que garantiza la supervivencia de los regadíos del sur de Alicante y Murcia.

El enfrentamiento más crudo llegó con la intención del Gobierno socialista de Castilla-la Mancha de crear una reserva de 6.000 hectómetros cúbicos de sus ríos en su estatuto de autonomía, lo que en la práctica anulaba el citado trasvase. Al final, el estatuto no salió adelante, si bien el equipo de José María Barreda pretende impulsar una ley en el Congreso que recoja sus aspiraciones hídricas.

Además, existe el temor de que se reduzca el agua que llega del Tajo con el futuro plan de cuenca del río, que plantea aumentar el caudal ecológico y las reservas para la propia cuenca, por no hablar del lento avance de las desaladoras del plan Agua, alternativa al trasvase del Ebro.