Zaragoza drinks water from today of the Pyrenees, with less lime, salts and chlorine
Thu, 01/07/2010
Todo el agua que reciba la potabilizadora de Casablanca a partir de las diez de esta mañana procederá íntegramente del Pirineo. Un cambio histórico que los vecinos notarán en unos días y que repercutirá considerablemente en la mejora de la calidad del suministro, ya que, comparando su composición con la hasta ahora recibida del Canal Imperial, la dureza del agua que proporciona el calcio se reducirá hasta en un 60%, pasando de muy dura a media, mientras que los niveles de sales como sulfatos, cloruros y sodio disminuirán hasta en un 90%.
Tal y como explica el director de Conservación y Explotación de Infraestructuras del ayuntamiento, José Ramón Entralgo, la materia orgánica y en suspensión también es menor en el agua procedente de Yesa, "por lo que se utilizará menos cloro en el tratamiento y se generarán menos de la mitad de trihalometanos". Estos subproductos que se forman al contactar el cloro con la materia orgánica son dañinos para la salud si se superan determinados niveles. "Hasta ahora, Zaragoza estaba en el límite. Pero con el agua de Yesa se reducirán un 60%", asegura.
MENOS TURBIA
Donde no se detectará tanta diferencia --aunque sí la hay en origen-- es en la turbidez del agua ya tratada y que sale del grifo, porque esta debe cumplir unos parámetros y una normativa establecida. Y eso que las aguas procedentes del Canal Imperial, como las del río Ebro, que entran a la potabilizadora, dependiendo de la época del año, pueden tener un aspecto de chocolate intenso como consecuencia de las lluvias caídas. Por el contrario, las que llegan de la montaña son mucho más claras.
"Parecido será también el sabor y olor a cloro", añade Entralgo. Y es que la normativa exige eliminar la contaminación de tipo bacteriano, por lo que el uso de esta sustancia sigue siendo necesaria, aunque lo sea en menor cantidad. Sin embargo, habrá que esperar hasta el fin de semana para que los primeros vecinos puedan beber agua de calidad del grifo de sus casas. Y alrededor de una semana quienes residan en los barrios más alejados de la instalación, como Casetas o Peñaflor.
Ese es el tiempo que se calcula necesitará el agua acumulada como reserva en los depósitos y la que fluye por los más de 1.200 kilómetros de la red de tuberías para, poco a poco, ser sustituida por la que vaya llegando del nuevo sistema del embalse de Yesa-canal de Bardenas-La Loteta.
Hace un año que el abastecimiento de la capital y los municipios de su entorno combina ya al 50% el agua captada desde el Canal Imperial con la del embalse de Yesa. Y a pesar de que hoy comienza a llegar íntegramente del Pirineo, persiste la provisionalidad hasta que no se ejecute el recrecimiento del pantano de Yesa.
De esta manera, la prioridad del sistema sigue en manos de los regantes de Bardenas, tal y como acordaron ayuntamiento, Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) y Comunidad General de Usuarios del Canal Imperial. Un acuerdo que, además de una tarifa de 0,0913 euros por metro cúbico, implica la reserva de 60 hectómetros cúbicos en el canal de Bardenas y en La Loteta.
Tal y como explica el director de Conservación y Explotación de Infraestructuras del ayuntamiento, José Ramón Entralgo, la materia orgánica y en suspensión también es menor en el agua procedente de Yesa, "por lo que se utilizará menos cloro en el tratamiento y se generarán menos de la mitad de trihalometanos". Estos subproductos que se forman al contactar el cloro con la materia orgánica son dañinos para la salud si se superan determinados niveles. "Hasta ahora, Zaragoza estaba en el límite. Pero con el agua de Yesa se reducirán un 60%", asegura.
MENOS TURBIA
Donde no se detectará tanta diferencia --aunque sí la hay en origen-- es en la turbidez del agua ya tratada y que sale del grifo, porque esta debe cumplir unos parámetros y una normativa establecida. Y eso que las aguas procedentes del Canal Imperial, como las del río Ebro, que entran a la potabilizadora, dependiendo de la época del año, pueden tener un aspecto de chocolate intenso como consecuencia de las lluvias caídas. Por el contrario, las que llegan de la montaña son mucho más claras.
"Parecido será también el sabor y olor a cloro", añade Entralgo. Y es que la normativa exige eliminar la contaminación de tipo bacteriano, por lo que el uso de esta sustancia sigue siendo necesaria, aunque lo sea en menor cantidad. Sin embargo, habrá que esperar hasta el fin de semana para que los primeros vecinos puedan beber agua de calidad del grifo de sus casas. Y alrededor de una semana quienes residan en los barrios más alejados de la instalación, como Casetas o Peñaflor.
Ese es el tiempo que se calcula necesitará el agua acumulada como reserva en los depósitos y la que fluye por los más de 1.200 kilómetros de la red de tuberías para, poco a poco, ser sustituida por la que vaya llegando del nuevo sistema del embalse de Yesa-canal de Bardenas-La Loteta.
Hace un año que el abastecimiento de la capital y los municipios de su entorno combina ya al 50% el agua captada desde el Canal Imperial con la del embalse de Yesa. Y a pesar de que hoy comienza a llegar íntegramente del Pirineo, persiste la provisionalidad hasta que no se ejecute el recrecimiento del pantano de Yesa.
De esta manera, la prioridad del sistema sigue en manos de los regantes de Bardenas, tal y como acordaron ayuntamiento, Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) y Comunidad General de Usuarios del Canal Imperial. Un acuerdo que, además de una tarifa de 0,0913 euros por metro cúbico, implica la reserva de 60 hectómetros cúbicos en el canal de Bardenas y en La Loteta.