The UHU devises a plan to decontaminate water Alcolea
Fri, 18/06/2010
Un grupo de científicos de la Universidad de Huelva, capitaneado por los profesores José Miguel Nieto y Manuel Olías, ha concluido que las aguas de la presa de Alcolea serán aptas para regadío siempre que sean descontaminadas previamente. Para ello, propone dos tratamientos pasivos -es decir, que necesitan escaso mantenimiento y, por tanto, conllevan una mayor perdurabilidad- que ayuden a regular la concentración de metales pesados y reducir la acidez del caudal del río Odiel.
El primero de ellos, puesto en marcha en el proyecto piloto de Cueva de la Mora, se refiere a un ensayo en columna que consta de un filtro alcalino disperso que tiene capacidad para incrementar el ph ácido de nivel tres a seis, acercándose al valor 7 correspondiente al ph neutro y precipitando los metales pesados. La segunda solución es la instalación de una balsa de decantación que dirige el caudal (debe ser menudo para que sea factible) a una caída en pequeñas cascadas que oxigenan el agua. Finalmente, el líquido elemento se deposita en balsas que contienen sustancias alcalinas que nuevamente hacen subir el ph, disminuir la acidez y precipitar los metales (plomo, zinc, cadmio, hierro ferroso, etcétera).
Esta tecnología es barata y será aplicable 'a corto o medio plazo'. De hecho, aunque el proyecto original de la presa de Alcolea no la contemplaba, el definitivo incorpora balsas de decantación, según indicó a este diario el profesor José Miguel Nieto.
Para el responsable de Agua y Agricultura de WWF, Felipe Fuentelsaz, el carbonato cálcico necesario para reducir la acidez del caudal del río Odiel en la presa de Alcolea 'cuesta mucho dinero, con lo que encarecería demasiado el precio del agua para riego'. A esto hay que añadir que se planteará un problema medioambiental de gran calado 'cuando haya que decidir qué se hace con los metales pesados resultantes de la precipitación'.
Por el momento, los investigadores de la Onubense simultanean la actividad en Cueva de la Mora con dos estudios en los embalses de Olivarga y Sancho que permitirán conocer sobre el terreno la efectividad de esos sistemas aplicada a pantanos.
Desde la Declaración de Impacto Ambiental de la presa de Alcolea han pasado diez años. Sin embargo, la calidad del agua del río Odiel (como la del Tinto) está lejos todavía de alcanzar los parámetros medioambientales adecuados. La actividad minera ha repercutido, obviamente, en la calidad hídrica de estas cuencas. Los dos cursos principales, según Manuel Olías, 'están contaminados', al igual que gran parte de las redes fluviales de ambos ríos.
El cauce del Odiel es el más extenso y recibe aportes de las minas de toda su cuenca. Sus aguas son cristalinas en su nacimiento, en la Sierra de Aracena. Las riberas se mantienen pobladas de vegetación hasta llegar a la mina Concepción, donde surge el primer vertido, y el verdor desaparece. Otro punto clave en su recorrido es el de la unión con el río Agrio, procedente de Riotinto y 'muy contaminante'. Al atravesar el puente de los Cinco Ojos, 'el río ya va muy degradado'. De un ph próximo al nivel 8 en su origen, baja a una media de tres en su tránsito por estas zonas.
Como detalle, Olías observó que el Odiel arroja al mar más de 3.600 toneladas de aluminio al año, 'lo que supone una media diaria de 15.000 kilos'. Este río transporta una contaminación mayor que la del Tinto, aunque los metales están presentes en menor densidad debido a que su caudal es mayor.
El 50% del zinc que va a parar al mar 'de todos los ríos del mundo -incluyendo el Amazonas o el Nilo- procede del Tinto y el Odiel', lo que da lugar a una gran contaminación sedimentaria en la ría de Huelva por AMD (Acid Mine Drainage) que 'es la más drástica que existe a nivel mundial'.
La Historia de la provincia está ligada a la de la minería y ésta, a su vez, a la de la contaminación fluvial. Los científicos de la Universidad de Huelva han encontrado vestigios de metales pesados en la concha de bivalvos de 2.800 aC -ligadas al poblado metalúrgico del Cabezo Juré, en Alosno-.
Otra de las conclusiones del estudio apunta que, 'tras largos periodos de inactividad, se puede recuperar la calidad del agua'. Los niveles de sustancias contaminantes disminuyen también 'cuando hay actividad minera', explicó José Miguel Nieto. El problema llega cuando se abandona la explotación y los minerales quedan a merced de la acción del oxígeno y el agua.
En el caso del río Tinto, el volumen de residuos llega a ser 'inmenso entre Nerva y El Campillo', por lo que los investigadores abogan en este supuesto por la intervención directa de residuos.
El primero de ellos, puesto en marcha en el proyecto piloto de Cueva de la Mora, se refiere a un ensayo en columna que consta de un filtro alcalino disperso que tiene capacidad para incrementar el ph ácido de nivel tres a seis, acercándose al valor 7 correspondiente al ph neutro y precipitando los metales pesados. La segunda solución es la instalación de una balsa de decantación que dirige el caudal (debe ser menudo para que sea factible) a una caída en pequeñas cascadas que oxigenan el agua. Finalmente, el líquido elemento se deposita en balsas que contienen sustancias alcalinas que nuevamente hacen subir el ph, disminuir la acidez y precipitar los metales (plomo, zinc, cadmio, hierro ferroso, etcétera).
Esta tecnología es barata y será aplicable 'a corto o medio plazo'. De hecho, aunque el proyecto original de la presa de Alcolea no la contemplaba, el definitivo incorpora balsas de decantación, según indicó a este diario el profesor José Miguel Nieto.
Para el responsable de Agua y Agricultura de WWF, Felipe Fuentelsaz, el carbonato cálcico necesario para reducir la acidez del caudal del río Odiel en la presa de Alcolea 'cuesta mucho dinero, con lo que encarecería demasiado el precio del agua para riego'. A esto hay que añadir que se planteará un problema medioambiental de gran calado 'cuando haya que decidir qué se hace con los metales pesados resultantes de la precipitación'.
Por el momento, los investigadores de la Onubense simultanean la actividad en Cueva de la Mora con dos estudios en los embalses de Olivarga y Sancho que permitirán conocer sobre el terreno la efectividad de esos sistemas aplicada a pantanos.
Desde la Declaración de Impacto Ambiental de la presa de Alcolea han pasado diez años. Sin embargo, la calidad del agua del río Odiel (como la del Tinto) está lejos todavía de alcanzar los parámetros medioambientales adecuados. La actividad minera ha repercutido, obviamente, en la calidad hídrica de estas cuencas. Los dos cursos principales, según Manuel Olías, 'están contaminados', al igual que gran parte de las redes fluviales de ambos ríos.
El cauce del Odiel es el más extenso y recibe aportes de las minas de toda su cuenca. Sus aguas son cristalinas en su nacimiento, en la Sierra de Aracena. Las riberas se mantienen pobladas de vegetación hasta llegar a la mina Concepción, donde surge el primer vertido, y el verdor desaparece. Otro punto clave en su recorrido es el de la unión con el río Agrio, procedente de Riotinto y 'muy contaminante'. Al atravesar el puente de los Cinco Ojos, 'el río ya va muy degradado'. De un ph próximo al nivel 8 en su origen, baja a una media de tres en su tránsito por estas zonas.
Como detalle, Olías observó que el Odiel arroja al mar más de 3.600 toneladas de aluminio al año, 'lo que supone una media diaria de 15.000 kilos'. Este río transporta una contaminación mayor que la del Tinto, aunque los metales están presentes en menor densidad debido a que su caudal es mayor.
El 50% del zinc que va a parar al mar 'de todos los ríos del mundo -incluyendo el Amazonas o el Nilo- procede del Tinto y el Odiel', lo que da lugar a una gran contaminación sedimentaria en la ría de Huelva por AMD (Acid Mine Drainage) que 'es la más drástica que existe a nivel mundial'.
La Historia de la provincia está ligada a la de la minería y ésta, a su vez, a la de la contaminación fluvial. Los científicos de la Universidad de Huelva han encontrado vestigios de metales pesados en la concha de bivalvos de 2.800 aC -ligadas al poblado metalúrgico del Cabezo Juré, en Alosno-.
Otra de las conclusiones del estudio apunta que, 'tras largos periodos de inactividad, se puede recuperar la calidad del agua'. Los niveles de sustancias contaminantes disminuyen también 'cuando hay actividad minera', explicó José Miguel Nieto. El problema llega cuando se abandona la explotación y los minerales quedan a merced de la acción del oxígeno y el agua.
En el caso del río Tinto, el volumen de residuos llega a ser 'inmenso entre Nerva y El Campillo', por lo que los investigadores abogan en este supuesto por la intervención directa de residuos.