The price of the water has to be doubled to be profitable
Mon, 14/06/2010
"La gente debe saber que el precio del agua no es aleatorio, sino que depende de los costes de los servicios. El tratamiento y la depuración cada vez son más caros. Además, la Directiva Marco del Agua pide la recuperación de los costes, así que el precio del agua tiene que duplicarse. Y tiene que hacerlo antes de cuatro o cinco años. De 1,5 milésimas de euro por litro debe pasar a costar 3 milésimas de euro. Es muy poca subida".
En esas 15 líneas, Roque Gistau, presidente de la Asociación Española de Abastecimiento de Agua y Saneamiento (Aeas), acaba de sembrar una nueva polémica en torno al agua. "Los consumidores se escandalizan cuando se les habla de multiplicar el precio, pero el incremento sería de sólo unos 10 ó 12 euros al mes", en consonancia con la mayor calidad de los servicios de saneamiento, depuración y abastecimiento, agrega.
El presidente de la patronal de las operadoras de abastecimiento hídrico cree, sin embargo, que el precio no es el único frente que tiene abierto el sector. "El problema del agua tiene cinco apellidos: agua urbana, agraria, industrial, lúdico recreativa y de refrigeración".
Y destaca que el 70% del agua que se consume "se gasta en riegos". "No se puede hacer ni un regadío nuevo cuyo precio [pagado por el agua] no cubra todos los costes, incluido los de capital", repite una y otra vez Gistau, de forma pedagógica. En cuanto al agua urbana, la gran asignatura pendiente es el alcantarillado: "Está muy mal. Hay que invertir entre 5.000 y 6.000 millones de euros para ponerlo a punto".
El problema político
Luego están los usos hídricos lúdico-recreativos, "que hay que cubrirlos con agua regenerada". ¿Pero eso no lo hacen ya los tan criticados campos de golf? "Sí, pero el mensaje de derroche ha calado por la demagogia de los ecologistas", subraya.
Preguntado por el sexto apellido de crisis del agua, el problema político, Gistau: "No puedo entender que el agua sea un problema político. Es indignante". ¿Qué le parece que las tretas hídricas territorialistas puedan decantar las elecciones, por ejemplo, de Castilla La-Mancha? "Fatal", sintetiza. Gistau, que fue presidente de la Expo del Agua de Zaragoza 2008, conoce el asunto de cerca, advierte de que "no se debería jugar con las cosas de comer, y mucho menos con el agua". Más aún cuando "sobra agua para beber y para regar".
Desalación
Pero no sobra dinero para invertir. Por ejemplo, el Plan Nacional de Calidad de las Aguas, que pretende movilizar 19.000 millones de euros en infraestructuras público-privadas de depuración, no está funcionando. "Es demasiado ambicioso y utópico, así que no se va a cumplir", sentencia el presidente de Aeas. Otro punto espinoso es el de la desalación: "No es la solución al problema del agua, porque abastece menos de 400 hectómetros cúbicos de los 40.000 que se consumen", apunta Gistau. Y mete el dedo en la herida política: "Es una locura pensar que se iba a solucionar todo sólo con desaladoras, que, por otro lado, son muy adecuadas para cubrir puntas de demanda en la costa".
En esas 15 líneas, Roque Gistau, presidente de la Asociación Española de Abastecimiento de Agua y Saneamiento (Aeas), acaba de sembrar una nueva polémica en torno al agua. "Los consumidores se escandalizan cuando se les habla de multiplicar el precio, pero el incremento sería de sólo unos 10 ó 12 euros al mes", en consonancia con la mayor calidad de los servicios de saneamiento, depuración y abastecimiento, agrega.
El presidente de la patronal de las operadoras de abastecimiento hídrico cree, sin embargo, que el precio no es el único frente que tiene abierto el sector. "El problema del agua tiene cinco apellidos: agua urbana, agraria, industrial, lúdico recreativa y de refrigeración".
Y destaca que el 70% del agua que se consume "se gasta en riegos". "No se puede hacer ni un regadío nuevo cuyo precio [pagado por el agua] no cubra todos los costes, incluido los de capital", repite una y otra vez Gistau, de forma pedagógica. En cuanto al agua urbana, la gran asignatura pendiente es el alcantarillado: "Está muy mal. Hay que invertir entre 5.000 y 6.000 millones de euros para ponerlo a punto".
El problema político
Luego están los usos hídricos lúdico-recreativos, "que hay que cubrirlos con agua regenerada". ¿Pero eso no lo hacen ya los tan criticados campos de golf? "Sí, pero el mensaje de derroche ha calado por la demagogia de los ecologistas", subraya.
Preguntado por el sexto apellido de crisis del agua, el problema político, Gistau: "No puedo entender que el agua sea un problema político. Es indignante". ¿Qué le parece que las tretas hídricas territorialistas puedan decantar las elecciones, por ejemplo, de Castilla La-Mancha? "Fatal", sintetiza. Gistau, que fue presidente de la Expo del Agua de Zaragoza 2008, conoce el asunto de cerca, advierte de que "no se debería jugar con las cosas de comer, y mucho menos con el agua". Más aún cuando "sobra agua para beber y para regar".
Desalación
Pero no sobra dinero para invertir. Por ejemplo, el Plan Nacional de Calidad de las Aguas, que pretende movilizar 19.000 millones de euros en infraestructuras público-privadas de depuración, no está funcionando. "Es demasiado ambicioso y utópico, así que no se va a cumplir", sentencia el presidente de Aeas. Otro punto espinoso es el de la desalación: "No es la solución al problema del agua, porque abastece menos de 400 hectómetros cúbicos de los 40.000 que se consumen", apunta Gistau. Y mete el dedo en la herida política: "Es una locura pensar que se iba a solucionar todo sólo con desaladoras, que, por otro lado, son muy adecuadas para cubrir puntas de demanda en la costa".