Households close the tap while the City spends more water each year
Fri, 11/06/2010
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Empujada por la Unión Europea, Vitoria se ha marcado el ambicioso reto de reducir drásticamente el consumo de agua. Y en parte lo está consiguiendo, ya que el ahorro de los hogares se ha reducido en 13,5 litros por día desde hace seis años. Sin embargo, mientras los ciudadanos y la industria cierran el grifo, el gasto del Ayuntamiento aumenta. Los últimos datos recogidos en la Agenda 21 revelan que la demanda total de agua en las instalaciones municipales ha crecido cinco puntos desde el pasado año. Una subida que la concejala de Medio Ambiente, Alba Cañadas, achaca al aumento de instalaciones municipales.
Sin embargo, hay quien no comparte esta explicación. El colectivo Ekologistak Martxan denuncia el "derroche" de agua en el riego de jardines, por ejemplo. Y tacha de "absurda" la puesta en marcha de los aspersores durante los meses de verano, una campaña consistente en regar durante ocho horas al día de lunes a viernes con independencia de la necesidad real de agua que tengan las plantas. Para muestra, lo ocurrido esta semana cuando, "a pesar de las lluvias, se están regando los jardines", denuncia Andrés Illana, portavoz de la asociación.
Pero no todo el consumo de agua se va en el riego de parques y jardines. Vitoria es una ciudad con una amplia red de equipamientos costosa de mantener. Ahí están los centros cívicos, las piscinas, no sólo las cubiertas, sino también las instalaciones de Gamarra y Mendizorroza, los frontones, campos de fútbol, polideportivos, edificios públicos, las obras... Todo ello hace que de la tarta total de agua que demanda la ciudad, el 21% se destine a consumo municipal frente al 25% que gastan las empresas (industria y servicios) y el 54% que corresponde al uso doméstico. Aunque, de momento, no es un porcentaje demasiado alto, al Ayuntamiento sí le preocupa que vaya a más, teniendo en cuenta que la ciudad crece y la demanda de servicios también. Más aún cuando pretende liderar campañas ciudadanas de ahorro de agua. Si el consumo se disparase, se adoptarían medidas, según apuntó Cañadas.
De hecho, en 2009 ya se han iniciado nuevos diagnósticos sobre el uso y la gestión del agua en las instalaciones municipales, que irán completando el análisis de los centros más significativos de la ciudad. Una vez realizadas las visitas, se trabaja en la elaboración de los informes correspondientes a los polideportivos de San Andrés, Abetxuko, Aranalde y Arriaga, y los centros cívicos de El Pilar y Arriaga, además del complejo deportivo de Gamarra.
Otra fuga habitual de agua es consecuencia directa de las roturas y filtraciones procedentes de las antiguas tuberías que todavía conviven en Gasteiz con las nuevas redes de abastecimiento. Por eso, el pasado año se llevaron a cabo diversas actuaciones destinadas a mejorar la eficiencia de estas canalizaciones, que es del 88,5%. De esta forma, el gobierno municipal espera que, a medida que se vayan renovando tuberías y contadores, remitan las pérdidas de agua y que el rendimiento de la red de distribución se sitúe por encima del 90%, como recoge el Plan Futura, que marca los retos a conseguir.
Empujada por la Unión Europea, Vitoria se ha marcado el ambicioso reto de reducir drásticamente el consumo de agua. Y en parte lo está consiguiendo, ya que el ahorro de los hogares se ha reducido en 13,5 litros por día desde hace seis años. Sin embargo, mientras los ciudadanos y la industria cierran el grifo, el gasto del Ayuntamiento aumenta. Los últimos datos recogidos en la Agenda 21 revelan que la demanda total de agua en las instalaciones municipales ha crecido cinco puntos desde el pasado año. Una subida que la concejala de Medio Ambiente, Alba Cañadas, achaca al aumento de instalaciones municipales.
Sin embargo, hay quien no comparte esta explicación. El colectivo Ekologistak Martxan denuncia el "derroche" de agua en el riego de jardines, por ejemplo. Y tacha de "absurda" la puesta en marcha de los aspersores durante los meses de verano, una campaña consistente en regar durante ocho horas al día de lunes a viernes con independencia de la necesidad real de agua que tengan las plantas. Para muestra, lo ocurrido esta semana cuando, "a pesar de las lluvias, se están regando los jardines", denuncia Andrés Illana, portavoz de la asociación.
Pero no todo el consumo de agua se va en el riego de parques y jardines. Vitoria es una ciudad con una amplia red de equipamientos costosa de mantener. Ahí están los centros cívicos, las piscinas, no sólo las cubiertas, sino también las instalaciones de Gamarra y Mendizorroza, los frontones, campos de fútbol, polideportivos, edificios públicos, las obras... Todo ello hace que de la tarta total de agua que demanda la ciudad, el 21% se destine a consumo municipal frente al 25% que gastan las empresas (industria y servicios) y el 54% que corresponde al uso doméstico. Aunque, de momento, no es un porcentaje demasiado alto, al Ayuntamiento sí le preocupa que vaya a más, teniendo en cuenta que la ciudad crece y la demanda de servicios también. Más aún cuando pretende liderar campañas ciudadanas de ahorro de agua. Si el consumo se disparase, se adoptarían medidas, según apuntó Cañadas.
De hecho, en 2009 ya se han iniciado nuevos diagnósticos sobre el uso y la gestión del agua en las instalaciones municipales, que irán completando el análisis de los centros más significativos de la ciudad. Una vez realizadas las visitas, se trabaja en la elaboración de los informes correspondientes a los polideportivos de San Andrés, Abetxuko, Aranalde y Arriaga, y los centros cívicos de El Pilar y Arriaga, además del complejo deportivo de Gamarra.
Otra fuga habitual de agua es consecuencia directa de las roturas y filtraciones procedentes de las antiguas tuberías que todavía conviven en Gasteiz con las nuevas redes de abastecimiento. Por eso, el pasado año se llevaron a cabo diversas actuaciones destinadas a mejorar la eficiencia de estas canalizaciones, que es del 88,5%. De esta forma, el gobierno municipal espera que, a medida que se vayan renovando tuberías y contadores, remitan las pérdidas de agua y que el rendimiento de la red de distribución se sitúe por encima del 90%, como recoge el Plan Futura, que marca los retos a conseguir.