The water reservoir already provides half of 2011 irrigation season

Tue, 27/04/2010

El Mundo

Agua para dar y tomar en los embalses. Es la situación que ofrecen a 27 de abril los 17 pantanos que gestiona la Confederación Hidrográfica del Duero. Al 92% de su capacidad -prácticamente el máximo que pueden almacenar dado que siempre es preciso dejar un margen de seguridad- los embalses superan en doce puntos la media de la última década y en diez el nivel que tenían el pasado año por estas fechas. De los 17, todos, excepto el de Requejada, Palencia, en el sistema Pisuerga, tienen más agua que el pasado año y, sobre todo, los 'gigantes» de la cuenca como Santa Teresa, Salamanca, y Barrios de Luna y Riaño, éste el de mayor capacidad, están al límite.Es el segundo mejor año de la década, pero puede acabar convirtiéndose en el primero si, como prevén desde la Confederación Hidrográfica del Duero, no sólo garantiza esta campaña de riego sino que permite asegurar parte de la siguiente, la de 2011.Después de las penurias de la pasada campaña, con restricciones en Barrios de Luna y Villameca, León, o la zona del Águeda, en Salamanca, los regantes habrían firmado a ciegas hace unos meses un balance así. También el presidente de la Confederación Hidrográfica del Duero, José Antonio Gato, radiante por «una situación totalmente atípica». Tanto que, a la vista del agua acumulada, han decidido aumentar la reserva que se deja todos los años el 30 de septiembre, fin de la campaña de riego, para así «tener reservas para atender la temporada de 2011».Con los 17 embalses se riega una superficie de 350.000 hectáreas, que se incrementarán de forma considerable cuando el agua de Riaño, todavía infrautilizada, llegue a las 40.000 hectáreas para las que está previsto.Gato avanza otra novedad para este año. Y es que «dada la abundancia, las dotaciones para riego se harán de forma mensual» para así «hacer un ejercicio de responsabilidad en el uso del agua» Tan sorprendente como la posibilidad de almacenar agua para el año siguiente, cuando lo habitual en los últimas temporadas es que, a duras penas, se cubra la campaña en curso, es que a estas alturas no se haya gastado ni una gota de los embalses para riego. Pese a que la temporada de regadío empezó el pasado 1 de abril, la lluvia, generosa en la práctica totalidad de la Comunidad, ha evitado desembalses para riego. Al contrario, el único agua que han soltado los pantanos ha sido por exceso, en desembalses controlados para dejar hueco ante el riesgo de posibles avenidas como consecuencia de las intensas lluvias y el deshielo de la nieve. Paradojas del clima, la cuenca del Carrión, en Palencia, tradicionalmente deficitaria, con problemas año tras año, ha sido una de las que ha tenido que soltar agua de sus embalses. Pero incluso con la suelta de agua, en la última semana se han embalsado todavía 30 hectómetros más de los que han salido. Todo indica, sin embargo, que ha empezado la cuesta abajo. Gato afirma que el 92% es el nivel máximo y prevé que a partir de ahora empiece el descenso. Las lluvias tienden a remitir y en consecuencia habrá que empezar 'el melón' del regadío. Pero será un mes más tarde que un año habitual. Los agricultores tampoco se lo creen. APOYOLluvia buena para el secano y mala para regadíoM.A.V. Nunca llueve a gusto de todos aunque, esta vez, sí lo ha hecho a gusto de la mayoría. Así lo manifiestan tres líderes agrarios: Julio López (UPA), Aurelio Pérez (COAG) y Jesús Palacín (UCCL). Preguntados por este periódico, todos ellos coinciden en que el agua embalsada garantiza la campaña de riego de este año y López, además, considera que «también la del que viene». El portavoz de UPA no disimula su entusiasmo: «El aspecto del campo es tan excelente que es fuente de ánimo para los profesionales de este sector, que a menudo sufren tanto por tener el negocio al aire libre». Eso sí, a la hora de valorar cuál puede ser el resultado de la cosecha López se muestra tan prudente como Pérez y Palacín. «Es muy pronto y ya se sabe lo que dice el refrán: abril y mayo componen el año», en alusión a las temidas heladas que suelen presentarse en la primera semana del quinto mes y que, en más de una fatídica ocasión, han dado al traste con las excelentes previsiones. Aurelio Pérez resalta como otro efecto muy positivo de la abundancia de precipitaciones que «las cercas para el ganado están a rebosar y agua abundante quiere decir agua más pura y menos enfermedades para los animales». Sin embargo, la abundancia de lluvias tiene, también, su lado negativo al haber retrasado la recogida de los cultivos de regadío como el maíz, remolacha, patata y colza y, en consecuencia, no da tiempo a preparar las tierras para la campaña del próximo año. De hecho, la campaña remolachera que suele concluirse en febrero aún continúa. Pérez considera que el tiempo corre a la contra en estos casos y afectará a la cantidad y calidad de la producción, mientras que Palacín especifica que hay zonas en León donde va a ser «imposible» realizar la siembra de la remolacha. Por último, estos tres sindicalistas no consideran significativas las repercusiones económicas -el ahorro en las labores de riego extraído de pozos-. López asegura que las lluvias han propiciado que se recuperen los niveles freáticos pero que lo costoso, en el riego, es la abultada factura eléctrica. Pérez señala que una recuperación no se logra en un año, por lo que aconseja «un buen uso» del riego y Palacín recuerda que también en los años buenos «hay que reclamar las competencias sobre el Duero».