The plague that affects ameneiros dry coastal forests in Galicia
Mon, 19/04/2010
La agresiva plaga de hongos que está secando miles de alisos (conocidos en Galicia como ameneiros) se agrava no solo por la pérdida de sombras que rebajan la temperatura estival del agua de los ríos, vital para los peces; también porque al cortarlos o arrancar los bancales desnudos de las riberas pueden derrumbarse, y por el peligro de expandir más la Phytophthora almuestras en 187 puntos y, en colaboración con la Estación Fitopatolóxica do Arieiro, el hongo se detectó en 40 zonas fluviales de las cuatro provincias. La infestación es muy visible ahora que los ameneiros sanos, empiezan a recuperar la hoja, en las riberas enfermas de la cuenca Miño-Sil, desde la Terra Chá hasta Ourense, en embalses como Cecebre o en las fragas del Eume. Sin embargo, el director de O Arieiro cree que no puede achacarse toda la seca a un único hongo. «Aparecen Armillaira mellea y otras especies de phytophthora, pero pueden influir alteraciones como la oscilación en el caudal de los ríos, con áreas que permanecen mucho tiempo encharcadas o, por el contrario, con el nivel freático muy bajo, además de causas bióticas como la contaminación. Todo lo que hay no es Mansilla. Ha recomendado algunos tratamientos químicos que pueden ayudar, y en mes y medio podrían defi nir qué otros hongos antagonistas servirían para combatirlo, pero pide un estudio científi co interdisciplinar que aclare el debilitamiento que favorece el avance de un mal ya conocido en otras cuencas de España, Portugal y el resto de Europa. Hay dudas sobre cómo llegó y las medidas adecuadas para salvar los árboles.
En su respuesta parlamentaria del pasado marzo al diputado Daniel Varela-Suanzes, la Consellería de Medio Rural dice que, tras reconocerse ofi cialmente los primeros casos en el Avia (Ourense), elaboró un plan de choque con la mencionada toma de muestras y el marcado de los árboles con decaimiento. La Dirección Xeral de Produción Agropecuaria también toma muestras en viveros para ver una posible relación del hongo con plantones de ameneiro. Entre las medidas que han puesto en marca está la paralización provisional de las cortas y podas hasta verificar el grado de extensión de la plaga. La Confederación Hidrográfica Miño-Sil tampoco da permisos de corta. El saneamiento de árboles afectados se hará en el período de parada vegetativa, adoptando las prevenciones adecuadas para no diseminar más esporas. Ahora toman muestras y se marcan árboles con síntomas para reconocerlos cuando se produzca la caída de la hoja. El hongo invade los vasos por los que circula la savia, amarillean las ramas y aparecen podredumbres en el tronco. Los árboles acaban secando y desplomándose sobre el cauce. En un principio no se le prestó demasiada atención, porque los alisos no se consideran una especie forestal explotada, y ahora, a pesar de la urgencia, falta consenso sobre cómo atajar la mortandad. Dado que el hongo está en el suelo, una opinión apunta a que invade el árbol por la raíz y conviene arrancarlo y quemarlo para cortar la infección. Otros, basándose en experiencias europeas, creen que basta con cortar el tronco dañado y esperar a que rebrote sano. Este último diagnóstico apunta a que las esporas viajan por el agua, amplificándose los efectos por las crecidas invernales, que dejaron heridos los ameneiros. Y se sospecha del papel negativo de obras para construir paseos artifi ciales y áreas ? uviales, con la remoción de tierras, desbroces agresivos o la eliminación de vegetación autóctona. Incluso se sospecha de la plantación de alisos foráneos infestados.
El alcance de la plaga está por determinar. Técnicos de la Xunta y la Confederación Hidrográfica siguen revisando casos sospechosos desde que en el verano pasado se declaró oficialmente, al ser identificado el hongo en las riberas del Avia, donde la organización ecologista Coto do Frade alertó del decaimiento en varios kilómetros de alisedas. En febrero último elaboró un informe y denunció ante la Unión Europea el proceso de degradación del sistema ripario y el lamentable estado ecológico de las aguas continentales.
A Galicia llegó meses atrás el experto mundial en Phymán que recogió muestras en los alrededores de Lugo, pues el parque Miño, riberas del Rato y bosques protegidos como Reserva de la Biosfera se encuentran afectados en muchos kilómetros. Jung señala en sus investigaciones que patógenos invasores como la Phytophthora alni se ven favorecidos por el aumento de factores climáticos extremos, y avanzan a través del suelo. Especies autóctonas, como los alisos, son muy sensibles al hongo oriental que pudo llegar desde Centroeuropa, Gran Bretaña o Estados Unidos. Es necesario ver cuáles son resistentes. En Alemania apenas hallaron mejor solución que talar bosques cada 15 o 20 años para regenerarlos.
Está el dramático referente de otra Phytophthora , la que desde el siglo XVIII provocó la tinta del castaño y más recientemente el chancro, matando todos los soutos del litoral. O las secas de encinas en el sur peninsular.
En su respuesta parlamentaria del pasado marzo al diputado Daniel Varela-Suanzes, la Consellería de Medio Rural dice que, tras reconocerse ofi cialmente los primeros casos en el Avia (Ourense), elaboró un plan de choque con la mencionada toma de muestras y el marcado de los árboles con decaimiento. La Dirección Xeral de Produción Agropecuaria también toma muestras en viveros para ver una posible relación del hongo con plantones de ameneiro. Entre las medidas que han puesto en marca está la paralización provisional de las cortas y podas hasta verificar el grado de extensión de la plaga. La Confederación Hidrográfica Miño-Sil tampoco da permisos de corta. El saneamiento de árboles afectados se hará en el período de parada vegetativa, adoptando las prevenciones adecuadas para no diseminar más esporas. Ahora toman muestras y se marcan árboles con síntomas para reconocerlos cuando se produzca la caída de la hoja. El hongo invade los vasos por los que circula la savia, amarillean las ramas y aparecen podredumbres en el tronco. Los árboles acaban secando y desplomándose sobre el cauce. En un principio no se le prestó demasiada atención, porque los alisos no se consideran una especie forestal explotada, y ahora, a pesar de la urgencia, falta consenso sobre cómo atajar la mortandad. Dado que el hongo está en el suelo, una opinión apunta a que invade el árbol por la raíz y conviene arrancarlo y quemarlo para cortar la infección. Otros, basándose en experiencias europeas, creen que basta con cortar el tronco dañado y esperar a que rebrote sano. Este último diagnóstico apunta a que las esporas viajan por el agua, amplificándose los efectos por las crecidas invernales, que dejaron heridos los ameneiros. Y se sospecha del papel negativo de obras para construir paseos artifi ciales y áreas ? uviales, con la remoción de tierras, desbroces agresivos o la eliminación de vegetación autóctona. Incluso se sospecha de la plantación de alisos foráneos infestados.
El alcance de la plaga está por determinar. Técnicos de la Xunta y la Confederación Hidrográfica siguen revisando casos sospechosos desde que en el verano pasado se declaró oficialmente, al ser identificado el hongo en las riberas del Avia, donde la organización ecologista Coto do Frade alertó del decaimiento en varios kilómetros de alisedas. En febrero último elaboró un informe y denunció ante la Unión Europea el proceso de degradación del sistema ripario y el lamentable estado ecológico de las aguas continentales.
A Galicia llegó meses atrás el experto mundial en Phymán que recogió muestras en los alrededores de Lugo, pues el parque Miño, riberas del Rato y bosques protegidos como Reserva de la Biosfera se encuentran afectados en muchos kilómetros. Jung señala en sus investigaciones que patógenos invasores como la Phytophthora alni se ven favorecidos por el aumento de factores climáticos extremos, y avanzan a través del suelo. Especies autóctonas, como los alisos, son muy sensibles al hongo oriental que pudo llegar desde Centroeuropa, Gran Bretaña o Estados Unidos. Es necesario ver cuáles son resistentes. En Alemania apenas hallaron mejor solución que talar bosques cada 15 o 20 años para regenerarlos.
Está el dramático referente de otra Phytophthora , la que desde el siglo XVIII provocó la tinta del castaño y más recientemente el chancro, matando todos los soutos del litoral. O las secas de encinas en el sur peninsular.