The Water Plan provides that the precipitation is reduced by 6% in the Balearic Islands in 2027
Mon, 05/04/2010
Las lluvias irán reduciéndose progresivamente en las Pitiüses hasta alcanzar un descenso del 6 por ciento en 2027 en relación a las precipitaciones actuales. Ésta es una de las principales conclusiones del Informe de Sostenibilidad Ambiental del Plan Hidrológico de Balears, que se encuentra actualmente en exposición pública en Eivissa (delegación de la conselleria de Medio Ambiente) y en Formentera (Consell Insular).
La referencia a los efectos que el cambio climático puede ejercer en los recursos hídricos es uno de las novedades que incorpora el Plan Hidrológico, «porque podría alterar de forma importante las condiciones físicas y químicas del agua y, consecuentemente, las condiciones ambientales», se explica en el documento. Por este motivo, la Oficina del Cambio Climático del Govern estudia la evolución de las variables más influyentes en el clima, como la precipitación y la temperatura. En este sentido, en los estudios se constata ya una disminución progresiva de la precipitación en el siglo XXI.
Pero los efectos derivados del cambio climático no sólo se reducen a la disminución de la pluviometría, sino que afectan de manera directa a la biodiversidad, «haciéndose extensible a la salud humana y a la economía, por lo que su incorporación dentro de la planificación hidrológica insular debe considerarse como una estrategia de adaptación de las necesidades hídricas de la población», señala el informe sobre sostenibilidad.
Teniendo en cuenta la disminución previsible de la pluviometría por el cambio climático se estima que los recursos actuales disponibles con origen en las aguas subterráneas se reducirán de los 21,79 hectómetros actuales en Eivissa a los 13,55 en 2027, mientras que en Formentera pasarán de los 0,56 hectómetros cúbicos a los 0,16 dentro de diecisiete años. Más demanda que recursos Sin embargo, la demanda de agua sobrepasa los recursos disponibles y además se prevé que el consumo aumente y pase en Eivissa de los 26,44 hectómetros cúbicos actuales al año a los 32,18 en 2027, y en Formentera se estima que la demanda actual calculada en un hectómetro se duplique en este periodo de tiempo.
Para contrarrestar estas diferencias es necesario afrontar de «forma sostenible la gestión del agua», mediante un conjunto de actuaciones encaminadas a fomentar la reutilización y la reducción de pérdidas de este bien. «Sin embargo, el carácter insular de Balears hace que el recurso sea limitado y es necesario plantear alternativas entre las que se postula como medida principal la desalación de agua de mar», señala el informe. En este sentido, el documento establece que los recursos de aguas desaladas deberán duplicarse en Eivissa y triplicarse en Formentera en los próximos diecisiete años.
Por otra parte, el Plan señala que las zonas húmedas constituyen «ecosistemas de reconocido valor, tanto por el interés de los procesos biológicos como por la diversidad y abundancia de especies silvestres. Controlar las zonas húmedas El documento de sostenibilidad ambiental también incorpora un inventario de las zonas húmedas de Balears, entre las que destacan ses Salines pitiusas, además del islote de s'Espalmador y los estanques Pudent y des Peix, que gozan de la mayor protección de todos los humedales de Balears con un 96%, mientras que la reserva natural de s'Albufereta y s'Albufera o el parque de Mondragó (Mallorca) apenas llegan al 77%. Las albuferas de Menorca sólo están protegidas en un 60%.
El documento de zonas húmedas que se incorpora al Plan Hidrológico está dirigido a proponer las medidas preventivas, de control y corrección de estos espacios que cuentan con distintas clasificaciones en función de su interés ecológico. El Plan Hidrológico considera que la preservación de los humedales supone un efecto positivo sobre la biodiversidad y en los procesos hidrológicos, por lo que se sugiera la toma de medidas para su conservación.
El nuevo Plan Hidrológico prevé la construcción en Eivissa de siete balsas de regulación de entre 150.000 y 300.000 metros cúbicos de capacidad además de diez estaciones de impulsión, cuyo emplazamiento aún debe ser determinado. También propone 54 kilómetros de tuberías con el fin de interconectar las tres plantas desaladoras y suministrar agua a distintos puntos de la isla. Precisamente, el pasado mes de febrero el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino adjudicó la dirección de parte del proyecto de tendido de arterias generales desde la desalinizadora de Santa Eulària a las redes de distribución de la isla. La empresa Aguas y Estructuras SA (Ayesa) obtuvo la concesión de los trabajos por 324.751 euros. Además, el Plan contempla la construcción de 140 kilómetros de tuberías para la prevención y defensa ante avenidas de agua.
El Informe de Sostenibilidad Ambiental considera «a priori» que éstas y otras obras previstas para Balears «generarán efectos negativos sobre el medio ambiente», aunque señala que los efectos previsibles «dependerán del tipo de infraestructura de que se trate».
En general, las nuevas infraestructuras que deban promoverse deberán dar prioridad a los proyectos que aprovechen los corredores humanos preexistentes, y se penalizarán las actuaciones que «causen mayor fragmentación del paisajes, afección de bosques o ecosistemas de interés».
Con respecto de la reutilización de aguas desaladas mediante la construcción de balsas y las interconexiones, el informe considera positivo «la mejor gestión y aprovechamiento de aguas desaladas en favor de una menor explotación de los acuíferos». Asimismo, califica de «efectos positivos socioeconómicos y ambientales» las obras para la prevenir avenidas de aguas. Se superan los recursos Mientras los recursos de agua subterránea disminuirán en ocho hectómetros cúbicos hasta 2027, el consumo continúa aumentando y pasará de los 27 hectómetros actuales a los 34 dentro de 17 años.
MEDIO AMBIENTE.
El Informe de Sostenibilidad Ambiental del Plan Hidrológico de Balears, que se encuentra actualmente en exposición pública, prevé una reducción de las precipitaciones del 3% en 2021 y del 6% en 2027 en Eivissa y Formentera y, por extensión, en el conjunto de Balears. Ésta es una de las principales conclusiones del estudio realizado por la conselleria de Medio Ambiente sobre la evaluación del cambio climático en las Islas. El documento prevé un paquete de medidas encaminadas a regenerar las masas de agua superficial y evitar la entrada de contaminantes en las aguas subterráneas, entre otras actuaciones.
La referencia a los efectos que el cambio climático puede ejercer en los recursos hídricos es uno de las novedades que incorpora el Plan Hidrológico, «porque podría alterar de forma importante las condiciones físicas y químicas del agua y, consecuentemente, las condiciones ambientales», se explica en el documento. Por este motivo, la Oficina del Cambio Climático del Govern estudia la evolución de las variables más influyentes en el clima, como la precipitación y la temperatura. En este sentido, en los estudios se constata ya una disminución progresiva de la precipitación en el siglo XXI.
Pero los efectos derivados del cambio climático no sólo se reducen a la disminución de la pluviometría, sino que afectan de manera directa a la biodiversidad, «haciéndose extensible a la salud humana y a la economía, por lo que su incorporación dentro de la planificación hidrológica insular debe considerarse como una estrategia de adaptación de las necesidades hídricas de la población», señala el informe sobre sostenibilidad.
Teniendo en cuenta la disminución previsible de la pluviometría por el cambio climático se estima que los recursos actuales disponibles con origen en las aguas subterráneas se reducirán de los 21,79 hectómetros actuales en Eivissa a los 13,55 en 2027, mientras que en Formentera pasarán de los 0,56 hectómetros cúbicos a los 0,16 dentro de diecisiete años. Más demanda que recursos Sin embargo, la demanda de agua sobrepasa los recursos disponibles y además se prevé que el consumo aumente y pase en Eivissa de los 26,44 hectómetros cúbicos actuales al año a los 32,18 en 2027, y en Formentera se estima que la demanda actual calculada en un hectómetro se duplique en este periodo de tiempo.
Para contrarrestar estas diferencias es necesario afrontar de «forma sostenible la gestión del agua», mediante un conjunto de actuaciones encaminadas a fomentar la reutilización y la reducción de pérdidas de este bien. «Sin embargo, el carácter insular de Balears hace que el recurso sea limitado y es necesario plantear alternativas entre las que se postula como medida principal la desalación de agua de mar», señala el informe. En este sentido, el documento establece que los recursos de aguas desaladas deberán duplicarse en Eivissa y triplicarse en Formentera en los próximos diecisiete años.
Por otra parte, el Plan señala que las zonas húmedas constituyen «ecosistemas de reconocido valor, tanto por el interés de los procesos biológicos como por la diversidad y abundancia de especies silvestres. Controlar las zonas húmedas El documento de sostenibilidad ambiental también incorpora un inventario de las zonas húmedas de Balears, entre las que destacan ses Salines pitiusas, además del islote de s'Espalmador y los estanques Pudent y des Peix, que gozan de la mayor protección de todos los humedales de Balears con un 96%, mientras que la reserva natural de s'Albufereta y s'Albufera o el parque de Mondragó (Mallorca) apenas llegan al 77%. Las albuferas de Menorca sólo están protegidas en un 60%.
El documento de zonas húmedas que se incorpora al Plan Hidrológico está dirigido a proponer las medidas preventivas, de control y corrección de estos espacios que cuentan con distintas clasificaciones en función de su interés ecológico. El Plan Hidrológico considera que la preservación de los humedales supone un efecto positivo sobre la biodiversidad y en los procesos hidrológicos, por lo que se sugiera la toma de medidas para su conservación.
El nuevo Plan Hidrológico prevé la construcción en Eivissa de siete balsas de regulación de entre 150.000 y 300.000 metros cúbicos de capacidad además de diez estaciones de impulsión, cuyo emplazamiento aún debe ser determinado. También propone 54 kilómetros de tuberías con el fin de interconectar las tres plantas desaladoras y suministrar agua a distintos puntos de la isla. Precisamente, el pasado mes de febrero el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino adjudicó la dirección de parte del proyecto de tendido de arterias generales desde la desalinizadora de Santa Eulària a las redes de distribución de la isla. La empresa Aguas y Estructuras SA (Ayesa) obtuvo la concesión de los trabajos por 324.751 euros. Además, el Plan contempla la construcción de 140 kilómetros de tuberías para la prevención y defensa ante avenidas de agua.
El Informe de Sostenibilidad Ambiental considera «a priori» que éstas y otras obras previstas para Balears «generarán efectos negativos sobre el medio ambiente», aunque señala que los efectos previsibles «dependerán del tipo de infraestructura de que se trate».
En general, las nuevas infraestructuras que deban promoverse deberán dar prioridad a los proyectos que aprovechen los corredores humanos preexistentes, y se penalizarán las actuaciones que «causen mayor fragmentación del paisajes, afección de bosques o ecosistemas de interés».
Con respecto de la reutilización de aguas desaladas mediante la construcción de balsas y las interconexiones, el informe considera positivo «la mejor gestión y aprovechamiento de aguas desaladas en favor de una menor explotación de los acuíferos». Asimismo, califica de «efectos positivos socioeconómicos y ambientales» las obras para la prevenir avenidas de aguas. Se superan los recursos Mientras los recursos de agua subterránea disminuirán en ocho hectómetros cúbicos hasta 2027, el consumo continúa aumentando y pasará de los 27 hectómetros actuales a los 34 dentro de 17 años.
MEDIO AMBIENTE.
El Informe de Sostenibilidad Ambiental del Plan Hidrológico de Balears, que se encuentra actualmente en exposición pública, prevé una reducción de las precipitaciones del 3% en 2021 y del 6% en 2027 en Eivissa y Formentera y, por extensión, en el conjunto de Balears. Ésta es una de las principales conclusiones del estudio realizado por la conselleria de Medio Ambiente sobre la evaluación del cambio climático en las Islas. El documento prevé un paquete de medidas encaminadas a regenerar las masas de agua superficial y evitar la entrada de contaminantes en las aguas subterráneas, entre otras actuaciones.