The Hydrographic Confederation of the Ebro studies solutions to avoid the demand of the water transfers
Mon, 05/04/2010
La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) estudia diferentes medidas para paliar los efectos de la creciente demanda de recursos hídricos en algunas zonas que reciben su suministro mediante trasvases, caso de Tarragona, Bilbao y Cantabria.
Un total de 71 municipios y 31 industrias del Campo de Tarragona reciben --desde los años 80-- en torno al 90% del agua que consumen mediante una transferencia de caudales desde el Bajo Ebro cuya media --201 litros diarios por habitante-- prácticamente duplica a la de Zaragoza. Este sistema, según recoge uno de los documentos de trabajo del Plan Hidrológico del Ebro (PHE), "empieza a tener insuficiencias en verano por la elevada demanda estacional", ya que en en esa época "pueden más que doblarse" sus casi 580.000 habitantes. Algunas estimaciones indican que el censo de la zona puede alcanzar los 800.000 vecinos en el 2015, con lo que el incremento de la demanda de recursos vendría a situarse --según los estudios-- en una horquilla del 24% al 39%. Entre el 2001 y el 2006 aumentó a un ritmo cercano al 4% anual.
Los técnicos de la CHE recogieron durante el proceso de participación pública desarrollado en los inicios de la revisión del PHE varias propuestas que han sido incluidas en los documentos de trabajo y cuya prioridad de ejecución quedará establecida en el nuevo plan de cuenca.
FLEXIBILIZAR. Una de ellas consiste en "flexibilizar las condiciones de fijación del caudal derivable, manteniendo la cifra concesional como promedio y aceptando una cierta fluctuación" en el ritmo del trasvase. Es decir, captar entre el otoño y la primavera más caudal del que se consume para poder disponer de él en verano.
Los responsables del servicio proponen dos alternativas. Una consiste en construir una desaladora cuyos recursos serían almacenados en embalses del Consorcio de Aguas del Ter-Llobregat --el que abastece a Barcelona-- durante el invierno para ser transportados a Tarragona en verano. La otra, inicialmente contemplada para afrontar hipotéticas sequías, sería acopiar agua del minitrasvase en los pantanos de Riudecañes y Gayá, fuera del Ebro.
VIZCAYA. En la comarca del Gran Bilbao, algo más de 800.000 habitantes de 21 municipios reciben en torno a 130 hectómetros cúbicos anuales --el doble que Zaragoza, cuya dotación por vecino triplican con 353 litros diarios-- de la cuenca del Ebro mediante los trasvases Zadorra-Arratia y Cerneja-Ordunte.
En este caso "no hay previsiones de crecimientos sustanciales" al estancarse la población y registrarse importantes mejoras en la eficiencia. Sin embargo, se trata de un sistema "muy vulnerable" y que "entra en crisis cíclicamente" porque "depende casi exclusivamente del trasvase desde el Zadorra". Las propuestas básicas son aquí construir un nuevo embalse de entre 40 y 60 hectómetros --tamaño similar al de Santolea-- fuera de la cuenca del Ebro y recurrir al acuífero de Subijana "en situaciones de alerta".
En la autovía del agua de Cantabria, en el que el trasvase tiene de un sistema reversible que permite recuperar los recursos transferidos, están casi finalizadas las obras que permitirán duplicar su capacidad hasta los 26 hectómetros cúbicos anuales, un consumo ligeramente superior al que registran algunas de las principales áreas urbanas de la cuenca del Ebro, como Vitoria o Lérida.
Un total de 71 municipios y 31 industrias del Campo de Tarragona reciben --desde los años 80-- en torno al 90% del agua que consumen mediante una transferencia de caudales desde el Bajo Ebro cuya media --201 litros diarios por habitante-- prácticamente duplica a la de Zaragoza. Este sistema, según recoge uno de los documentos de trabajo del Plan Hidrológico del Ebro (PHE), "empieza a tener insuficiencias en verano por la elevada demanda estacional", ya que en en esa época "pueden más que doblarse" sus casi 580.000 habitantes. Algunas estimaciones indican que el censo de la zona puede alcanzar los 800.000 vecinos en el 2015, con lo que el incremento de la demanda de recursos vendría a situarse --según los estudios-- en una horquilla del 24% al 39%. Entre el 2001 y el 2006 aumentó a un ritmo cercano al 4% anual.
Los técnicos de la CHE recogieron durante el proceso de participación pública desarrollado en los inicios de la revisión del PHE varias propuestas que han sido incluidas en los documentos de trabajo y cuya prioridad de ejecución quedará establecida en el nuevo plan de cuenca.
FLEXIBILIZAR. Una de ellas consiste en "flexibilizar las condiciones de fijación del caudal derivable, manteniendo la cifra concesional como promedio y aceptando una cierta fluctuación" en el ritmo del trasvase. Es decir, captar entre el otoño y la primavera más caudal del que se consume para poder disponer de él en verano.
Los responsables del servicio proponen dos alternativas. Una consiste en construir una desaladora cuyos recursos serían almacenados en embalses del Consorcio de Aguas del Ter-Llobregat --el que abastece a Barcelona-- durante el invierno para ser transportados a Tarragona en verano. La otra, inicialmente contemplada para afrontar hipotéticas sequías, sería acopiar agua del minitrasvase en los pantanos de Riudecañes y Gayá, fuera del Ebro.
VIZCAYA. En la comarca del Gran Bilbao, algo más de 800.000 habitantes de 21 municipios reciben en torno a 130 hectómetros cúbicos anuales --el doble que Zaragoza, cuya dotación por vecino triplican con 353 litros diarios-- de la cuenca del Ebro mediante los trasvases Zadorra-Arratia y Cerneja-Ordunte.
En este caso "no hay previsiones de crecimientos sustanciales" al estancarse la población y registrarse importantes mejoras en la eficiencia. Sin embargo, se trata de un sistema "muy vulnerable" y que "entra en crisis cíclicamente" porque "depende casi exclusivamente del trasvase desde el Zadorra". Las propuestas básicas son aquí construir un nuevo embalse de entre 40 y 60 hectómetros --tamaño similar al de Santolea-- fuera de la cuenca del Ebro y recurrir al acuífero de Subijana "en situaciones de alerta".
En la autovía del agua de Cantabria, en el que el trasvase tiene de un sistema reversible que permite recuperar los recursos transferidos, están casi finalizadas las obras que permitirán duplicar su capacidad hasta los 26 hectómetros cúbicos anuales, un consumo ligeramente superior al que registran algunas de las principales áreas urbanas de la cuenca del Ebro, como Vitoria o Lérida.