The worse drought of the century puts into question the Pharaonic water project of China
Fri, 02/04/2010
La peor sequía en un siglo que sufre el suroeste de China, y que afecta a unos 60 millones de personas, pone en entredicho el faraónico proyecto hidrológico que pretende China para abastecer las metrópolis del norte y este del país, según publicó hoy el periódico oficial "Global Times".
El Proyecto de Desviación de Aguas Sur-Norte, que se empezó a elaborar en 2002 y cuyo coste se calcula en 62.000 millones de dólares (44.000 millones de euros), pretende canalizar agua desde los ríos Yangtsé y Amarillo hacia las zonas urbanas litorales del país.
Sin embargo, la falta de lluvias en zonas con una pluviometría tradicionalmente elevada ha provocado que se eleven voces alertando contra la viabilidad del proyecto, que podría alargar y empeorar los efectos de la escasez.
"La severa sequía que azota el suroeste de China puede ocurrir otra vez una vez la ruta (de canalización) del proyecto esté terminada. Si tanto el sur como el norte están sedientos de agua en ese momento, ¿cómo puede asegurarse el suministro de agua para ambos?", expuso Yang Yong, de la Fundación para el Control de la Desertificación de China.
Así, por ejemplo, la zona noreste de China concentra el 35 por ciento de la población mientras que sólo goza del 7 por ciento de los recursos hídricos.
Por su parte, el suroeste del país sufre una grave sequía desde hace varios meses, que ha arruinado cosechas de productos vitales para la economía china, como el té, y ha reducido sensiblemente el caudal de grandes ríos como el Mekong o el Yangtsé.
Millones de personas y cabezas de ganado padecen escasez de agua potable, y el país asiático -tanto Gobierno central como empresas y organizaciones sociales- han comenzado a destinar partidas de ayuda humanitaria a los afectados.
El Proyecto de Desviación de Aguas Sur-Norte, que se empezó a elaborar en 2002 y cuyo coste se calcula en 62.000 millones de dólares (44.000 millones de euros), pretende canalizar agua desde los ríos Yangtsé y Amarillo hacia las zonas urbanas litorales del país.
Sin embargo, la falta de lluvias en zonas con una pluviometría tradicionalmente elevada ha provocado que se eleven voces alertando contra la viabilidad del proyecto, que podría alargar y empeorar los efectos de la escasez.
"La severa sequía que azota el suroeste de China puede ocurrir otra vez una vez la ruta (de canalización) del proyecto esté terminada. Si tanto el sur como el norte están sedientos de agua en ese momento, ¿cómo puede asegurarse el suministro de agua para ambos?", expuso Yang Yong, de la Fundación para el Control de la Desertificación de China.
Así, por ejemplo, la zona noreste de China concentra el 35 por ciento de la población mientras que sólo goza del 7 por ciento de los recursos hídricos.
Por su parte, el suroeste del país sufre una grave sequía desde hace varios meses, que ha arruinado cosechas de productos vitales para la economía china, como el té, y ha reducido sensiblemente el caudal de grandes ríos como el Mekong o el Yangtsé.
Millones de personas y cabezas de ganado padecen escasez de agua potable, y el país asiático -tanto Gobierno central como empresas y organizaciones sociales- han comenzado a destinar partidas de ayuda humanitaria a los afectados.