Only 4 of the 73 Andalusian marshes have desembalsado by rain

Mon, 15/03/2010

Diario de Sevilla

En los últimos años, la imagen de los embalses andaluces ha sido la de un aforo mermado por culpa de la sequía. Las lluvias de este invierno, sin embargo, han dado la vuelta a esta situación como un calcetín. El agua caída ha sido tal que el volumen desembalsado en toda Andalucía desde el 18 de diciembre hasta el 8 marzo ha sido de 5.793 hectómetros cúbicos, la mayor parte, 4.098, correspondientes a la cuenca del Guadalquivir. Esta agua hubiera llenado la mitad de la capacidad de los embalses (11.920 hectómetros cúbicos), o, dicho de otro modo: sólo con un aforo un 50% mayor que el actual se hubiera podido absorber el volumen recogido. Curiosamente, la cantidad desembalsada se acerca mucho la demanda anual de agua en Andalucía, estimada en algo más de 6.000 hectómetros cúbicos.

Otro dato revelador: en algún momento de este periodo, 69 de los 73 pantanos andaluces han desembalsado, el 94,5%. Aunque no llueva, muchos lo van a seguir haciendo, porque rozan o han llegado al 100% de su capacidad (la media andaluza es del 85%) y necesitan bajar el volumen para alcanzar un nivel óptimo de seguridad; y porque sigue llegando agua de las escorrentías. "El pantano de Iznájar está casi lleno, con 934 hectómetros cúbicos y tiene que seguir desembalsando aunque no lloviese en quince días, porque el deshielo de Sierra Nevada va para allá", dice Juan Paniagua, gerente de la Agencia Andaluza del Agua.

La agencia rebate las críticas e insiste en que los desembalses se han realizado siguiendo criterios técnicos. "Hay un ingeniero responsable de la presa que va midiendo el agua entra y que, cuando ve que se superan las cotas que establece el protocolo, desembalsa", dice Paniagua.

Otras voces, como la de Pedro Parias, gerente de la federación de regantes Feragua, creen que "se podía haber hecho mejor". Y cita el caso de la presa de Alcalá del Río, a donde termina llegando el agua desembalsada por la mayor parte de los pantanos del Guadalquivir. Alcalá es un termómetro del caudal de este río y un elemento clave de su regulación. "Entre el 25 de enero y el 15 de febrero el río se mantiene por Alcalá con un caudal bajo; eso no es normal con los embalses al 80%, y con una previsión que era de lluvias", argumenta Parias. El 16 de febrero, el caudal que pasa por la presa aumentó de forma muy brusca, al pasar de 352,9 metros cúbicos por segundo a 2.452, y llegar sobre el 25 de febrero a 2.958.

Paniagua afirma que para analizar estos datos hay que tener presente que a Alcalá no sólo llega el agua procedente de los desembalses, sino también la de las escorrentías y, sobre todo, la de los afluentes del Guadalquivir sin sistema de regulación. Y hay que tener en cuenta otro aspecto, y en esto sí coincide Parias con Paniagua: ha llovido tanto que ha llegado un momento en el que en muchos embalses entraba más agua de la que salía. Y eso provocaba, por la presión del agua, que al abrir compuertas el desembalse fuera el máximo posible. "En el momento de más lluvia, en Melonares (Sevilla) por cada 380 metros cúbicos por segundo que entraban salían doscientos", dice Paniagua.

Un reputado experto, y buen conocedor del funcionamiento de la agencia, defiende su gestión técnica. "Es verdad que el crecimiento del nivel les pilló un poco justos, pero se han seguido bien las normas establecidas; con el nivel en el que han estado los pantanos en los últimos años, cualquiera les decía diez días antes a los técnicos que fueran un poco más allá del protocolo", afirma este especialista. "La gestión de la cuenca ha cambiado de Administración, pero los ingenieros siguen siendo los mismos, y están perfectamente capacitados", afirma por su lado José Roldán, catedrático de Ingeniería hidráulica de la Universidad de Córdoba.

Quizás lo que sí ha habido, afirma otro experto, es un fallo de comunicación. "Han llegado a quitar la información de los caudales en la web; cuando hay lluvias, es lo que más llama la atención, lo demás no tiene tanto interés. Les ha faltado transparencia, dar más la cara", afirma.

Otro debate, este más permanente, es el de la necesidad o no de más embalses. Las lluvias han vuelto a resucitarlo. Juan Paniagua cree que el número de pantanos hay que definirlo en función de un periodo de lluvias largo. "Pero en Andalucía no hemos estado parados; los embalses construidos en los últimos cuatro años han hecho que aumente nuestra capacidad en 1.700 hectómetros cúbicos". ¿Más presas aún? La respuesta de Paniagua es clara: sí, pero sólo si el medio ambiente lo permite.