The reservoirs will be full before snowmelt, rain overwhelmed by the two feet of snow and winter even without vent
Thu, 11/03/2010
La CHD mantiene el tipo, pero tendrá que recurrir a una medida por la que había suspirado en años anteriores, sólo depende de lo que arrecie el próximo temporal para fijar la fecha. El desembalse de reservas es inminente e ineludible. El caudal de entrada a los vasos de cabecera de los ríos regulados se ha desatado. Las entradas medias de agua en las huchas hídricas marcan registros históricos: cincuenta metros cúbicos por segundo en la despensa del Esla; 32 metros cúbicos por segundo en el Luna; el Porma redondeaba ayer tarde los 26 metros cúbicos.
En la cara norte de los muros de contención los niveles suben como la espuma. Con el invierno aún en tiempo de descuento, se antoja que no habrá sitio para tanto agua. Riaño supera ligeramente el 90% de su capacidad; el Porma está en esa estela; y el Luna, el sobre explotado Luna que hace dos años en estas fechas suspiraba por una nevada generosa de última hora para hacer aparentes sus reservas que a duras penas pasan habitualmente de tapar el lodazal del valle, tiene ahorros al 80% de su cabida.
El invierno rico en lluvia que ha despertado manantiales dormidos en la última década, que ha puesto los torrentes al máximo de su capacidad, ha servido para juntar a principios de marzo 580 millones de metros cúbicos en los valles del Esla. Hay más de ciento veinticinco millones de diferencia con el dato medio del agua acumulada en la última década.
Se aprecia en el Porma un holgura similar, más de ochenta millones de metros cúbicos recogidos en el vaso del embalse, con incrementos formidables según el recuento diario y la trasera de la lengua de agua abordando valles en los que no se veía a estas alturas del año hidrológico desde hace muchos años. La excepcionalidad pone al valle de Vegamián a punto de rebosar. En tres semanas alcanzará niveles que harán necesario levantar las compuertas y soltar lastre, dar recorrido al caudal de salida ahora contenido en un generoso 9 metros cúbicos por segundo, tres veces el caudal ecológico, aunque pírrico si se compara con la cuantía del tesoro del otro lado del muro de la presa Le faltan treinta hectómetros cúbicos para llegar al tope de los 317; el Porma, agraciado por las precipitaciones como ninguna otra zona de León, en línea de los mil cien litros por metro cuadrado desde octubre. Los caudales de entrada a los embalses leoneses obligarán a poner el cartel de repleto dentro de 20 días.
La hucha de Riaño está por encima del 90%; el Luna envasa 10 millones de metros cúbicos semanales.
El agua empuja sin cesar contra las reservas del Esla, del Porma y del Luna; y todo con el invierno en tiempo de descuento, lluvias por llegar, amenaza de más borrascas, perturbaciones que hacen prever que la climatología no se ha desahogado del todo tras tanto tiempo de sequía. Falta todo eso por llegar, y un deshielo que esta primavera se entiende torrencial, según los espesores medios de nieve acumulados en la zona norte de León. Dos metros de nieve y más en las cumbres obligan a los responsables de los recursos hídricos a disponerse a gestionar momentos de abundancia.
Cuatro meses en los que las precipitaciones no han dado respiro justifican el momento extra del poder de los acuíferos del norte de León. No es una excepción. El agua cubre por completo una provincia que ha sufrido en los últimos meses el envite de la lluvia, cicatera hasta que se estrenó el actual año hidrológico. Agua por exceso, y le queda a la montaña 2 metros de nieve.
En la cara norte de los muros de contención los niveles suben como la espuma. Con el invierno aún en tiempo de descuento, se antoja que no habrá sitio para tanto agua. Riaño supera ligeramente el 90% de su capacidad; el Porma está en esa estela; y el Luna, el sobre explotado Luna que hace dos años en estas fechas suspiraba por una nevada generosa de última hora para hacer aparentes sus reservas que a duras penas pasan habitualmente de tapar el lodazal del valle, tiene ahorros al 80% de su cabida.
El invierno rico en lluvia que ha despertado manantiales dormidos en la última década, que ha puesto los torrentes al máximo de su capacidad, ha servido para juntar a principios de marzo 580 millones de metros cúbicos en los valles del Esla. Hay más de ciento veinticinco millones de diferencia con el dato medio del agua acumulada en la última década.
Se aprecia en el Porma un holgura similar, más de ochenta millones de metros cúbicos recogidos en el vaso del embalse, con incrementos formidables según el recuento diario y la trasera de la lengua de agua abordando valles en los que no se veía a estas alturas del año hidrológico desde hace muchos años. La excepcionalidad pone al valle de Vegamián a punto de rebosar. En tres semanas alcanzará niveles que harán necesario levantar las compuertas y soltar lastre, dar recorrido al caudal de salida ahora contenido en un generoso 9 metros cúbicos por segundo, tres veces el caudal ecológico, aunque pírrico si se compara con la cuantía del tesoro del otro lado del muro de la presa Le faltan treinta hectómetros cúbicos para llegar al tope de los 317; el Porma, agraciado por las precipitaciones como ninguna otra zona de León, en línea de los mil cien litros por metro cuadrado desde octubre. Los caudales de entrada a los embalses leoneses obligarán a poner el cartel de repleto dentro de 20 días.
La hucha de Riaño está por encima del 90%; el Luna envasa 10 millones de metros cúbicos semanales.
El agua empuja sin cesar contra las reservas del Esla, del Porma y del Luna; y todo con el invierno en tiempo de descuento, lluvias por llegar, amenaza de más borrascas, perturbaciones que hacen prever que la climatología no se ha desahogado del todo tras tanto tiempo de sequía. Falta todo eso por llegar, y un deshielo que esta primavera se entiende torrencial, según los espesores medios de nieve acumulados en la zona norte de León. Dos metros de nieve y más en las cumbres obligan a los responsables de los recursos hídricos a disponerse a gestionar momentos de abundancia.
Cuatro meses en los que las precipitaciones no han dado respiro justifican el momento extra del poder de los acuíferos del norte de León. No es una excepción. El agua cubre por completo una provincia que ha sufrido en los últimos meses el envite de la lluvia, cicatera hasta que se estrenó el actual año hidrológico. Agua por exceso, y le queda a la montaña 2 metros de nieve.