The CHD imposes forts sanctions by the water extraction of the Cea without concession
Mon, 08/03/2010
La Opinión. El Correo de Zamora
No hay agricultor en Fuentes de Ropel ni en Castrogonzalo que no haya sido multado o que no conozca a alguien que lo haya sido por sucumbir a la tentación de regar sus tierras con agua del Cea sin poseer una concesión en regla. De hecho, la Confederación Hidrográfica del Duero se ha convertido para muchos de ellos en un quebradero de cabeza tan grande como la sequía o la caída de los precios. Las multas por extraer agua sin autorización dependen de lo consumido, pero hay agricultores con sanciones de 4.000 euros y otros con multas de 17.000 aún pendientes de que resuelvan sus recursos.
En los dos últimos años ha habido agricultores con dos multas de 12.000 euros, una cuantía tan elevada que representa el rendimiento de muchas tierras en años. «Con multas como estas algunos ya no han vuelto a intentarlo más», explica un agricultor de Castrogonzalo. Además la Confederación Hidrográfica «nunca perdona».
Cuando se hizo la concentración parcelaria en la vega del Esla y del Cea, entre Castrogonzalo y Fuentes de Ropel, por este último apenas si discurría el caudal ecológico. El Cea acusaba una suerte de estiaje perenne. «En aquel entonces, según dice la Confederación, se podían haber solicitado nuevas tomas de agua en el río. El caso es que nadie lo hizo porque el río bajaba siempre seco, tanto en verano como en invierno, aduce otro agricultor de Fuentes de Ropel.
La situación cambió sin embargo hace apenas un decenio. El Cea comenzó a canalizar el agua sobrante del embalse de Riaño y se recuperó hasta el punto de tener agua siempre. «Este río antes no traía agua y ahora que sí la trae la tenemos que dejar pasar y eso es una pena», aduce el mismo agricultor. El regante que se lamenta de este hecho también está pendiente de que la CHD resuelva un recurso contra una sanción por usar el agua del río. Para ahondar paradójicamente en su lamento, el Cea se ha desbordado en algunos puntos de la vega estos días anegando tierras de labor, algunas de ellas de regadío.
Aunque hay versiones que sostienen que los agricultores sí tienen derechos adquiridos y tomas en el Cea con concesión con las que regar sus tierras, lo cierto es que la CHD dista mucho de opinar lo mismo a tenor de lo ocurrido y del hecho de que el que es multado termina pagando siempre. En esta situación se halla un agricultor con una concesión de principios del siglo pasado. De nada le ha valido hacerla valer: La CHD también le ha multado y de momento mantiene la sanción.
Este periódico pudo comprobar en diversas fuentes cómo durante unos cuantos años los agricultores regaron sin problemas. La denuncia de uno de ellos alteró la situación. La guardería se puso en guardia y tras los controles exhaustivos hasta entonces inexistentes llegaron las multas. Los agricultores que han sido sorprendidos regando lo han terminado pagando a un alto coste y ni la «picaresca» ni el ingenio más aguzado han evitado a algunos una fuerte sanción.
Buena parte de los afectados con los que ha podido hablar este periódico culpan del problema a la denuncia inicial de un regante. La CHD tomó por esto clara conciencia de lo que estaba pasando e incrementó la vigilancia. El agricultor en cuestión, sancionado también, «parece haber llegado al Constitucional gastando tan sólo 700 euros de esos abogados de Legálitas del anuncio», explica un agricultor de la zona, aunque este extremo no ha sido confirmado por otros afectados.
Como quiera que fuese, lo cierto es que los agricultores que extrajeron agua del Cea para regar sus explotaciones, con derecho o no, la han terminado pagando a un precio desorbitado. De momento ni los recursos ante la CHD, ni las quejas antes los sindicatos agrarios, ni las reuniones con políticos de uno u otro signo han servido para solucionar el problema. Por ello no es de extrañar que la mayoría de los agricultores compartan también duras críticas contra el celo vigilante y sancionador del organismo de cuenca al que afean su doble vara de medir: «nunca se ha molestado en sanear ni limpiar el cauce del río pero para sancionar no pierden el tiempo», afirma uno de los afectados como si hablara por todos.
En los dos últimos años ha habido agricultores con dos multas de 12.000 euros, una cuantía tan elevada que representa el rendimiento de muchas tierras en años. «Con multas como estas algunos ya no han vuelto a intentarlo más», explica un agricultor de Castrogonzalo. Además la Confederación Hidrográfica «nunca perdona».
Cuando se hizo la concentración parcelaria en la vega del Esla y del Cea, entre Castrogonzalo y Fuentes de Ropel, por este último apenas si discurría el caudal ecológico. El Cea acusaba una suerte de estiaje perenne. «En aquel entonces, según dice la Confederación, se podían haber solicitado nuevas tomas de agua en el río. El caso es que nadie lo hizo porque el río bajaba siempre seco, tanto en verano como en invierno, aduce otro agricultor de Fuentes de Ropel.
La situación cambió sin embargo hace apenas un decenio. El Cea comenzó a canalizar el agua sobrante del embalse de Riaño y se recuperó hasta el punto de tener agua siempre. «Este río antes no traía agua y ahora que sí la trae la tenemos que dejar pasar y eso es una pena», aduce el mismo agricultor. El regante que se lamenta de este hecho también está pendiente de que la CHD resuelva un recurso contra una sanción por usar el agua del río. Para ahondar paradójicamente en su lamento, el Cea se ha desbordado en algunos puntos de la vega estos días anegando tierras de labor, algunas de ellas de regadío.
Aunque hay versiones que sostienen que los agricultores sí tienen derechos adquiridos y tomas en el Cea con concesión con las que regar sus tierras, lo cierto es que la CHD dista mucho de opinar lo mismo a tenor de lo ocurrido y del hecho de que el que es multado termina pagando siempre. En esta situación se halla un agricultor con una concesión de principios del siglo pasado. De nada le ha valido hacerla valer: La CHD también le ha multado y de momento mantiene la sanción.
Este periódico pudo comprobar en diversas fuentes cómo durante unos cuantos años los agricultores regaron sin problemas. La denuncia de uno de ellos alteró la situación. La guardería se puso en guardia y tras los controles exhaustivos hasta entonces inexistentes llegaron las multas. Los agricultores que han sido sorprendidos regando lo han terminado pagando a un alto coste y ni la «picaresca» ni el ingenio más aguzado han evitado a algunos una fuerte sanción.
Buena parte de los afectados con los que ha podido hablar este periódico culpan del problema a la denuncia inicial de un regante. La CHD tomó por esto clara conciencia de lo que estaba pasando e incrementó la vigilancia. El agricultor en cuestión, sancionado también, «parece haber llegado al Constitucional gastando tan sólo 700 euros de esos abogados de Legálitas del anuncio», explica un agricultor de la zona, aunque este extremo no ha sido confirmado por otros afectados.
Como quiera que fuese, lo cierto es que los agricultores que extrajeron agua del Cea para regar sus explotaciones, con derecho o no, la han terminado pagando a un precio desorbitado. De momento ni los recursos ante la CHD, ni las quejas antes los sindicatos agrarios, ni las reuniones con políticos de uno u otro signo han servido para solucionar el problema. Por ello no es de extrañar que la mayoría de los agricultores compartan también duras críticas contra el celo vigilante y sancionador del organismo de cuenca al que afean su doble vara de medir: «nunca se ha molestado en sanear ni limpiar el cauce del río pero para sancionar no pierden el tiempo», afirma uno de los afectados como si hablara por todos.