Spain registers the rainiest winter of the last 50 years
Sun, 07/03/2010
España ha sufrido, en apenas tres meses, una tormenta perfecta, una ola de frío procedente de Groenlandia, varios temporales de nieve y un puñado de borrascas encadenadas. Se han detectado temperaturas de hasta 17 grados bajo cero, vientos de más de 180 kilómetros por hora y precipitaciones que han batido todas las marcas. A falta de dos semanas para que se despida el invierno, el Gobierno lo considera ya como el más lluvioso del que se tiene constancia. Los embalses no estaban tan llenos desde hacía 12 años. Para los climatólogos, la estación invernal comienza a principios de diciembre y termina a finales de febrero. En este periodo se ha registrado una precipitación media de 292,5 litros por metro cuadrado, según datos facilitados por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Son 100 litros por metro cuadrado más de lo habitual. Hasta ahora, el récord lo tenía el invierno de 1978 (290 litros por metro cuadrado), seguido de los de 1995, 1962 y 1996. En ciudades como Málaga, Sevilla, Granada, Madrid o Albacete no se habían visto antes en otra igual. «Estamos ante el invierno más lluvioso del último siglo por precipitaciones acumuladas entre diciembre, enero y febrero», manifiesta a este diario Marta Morén, directora general del Agua del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino. En realidad, no hace falta remontarse hasta tan lejos, porque los primeros registros datan de 1960. Es decir, éste es el invierno más lluvioso de los últimos 50 años. Lo confirma Ángel Rivero, portavoz de la Aemet, sorprendido por el comportamiento del clima en los últimos meses: «Es normal que esto pase en invierno», afirma, «pero no es normal que ocurra durante todo el invierno. Desde hace una década no teníamos un temporal así. Probablemente pase tiempo hasta que vuelva a suceder». Rivero explica que el culpable de las lluvias que han caído en España -y también de las nevadas de EEUU y las olas de frío de Asia- es el río de aire que circunvala el hemisferio norte y que viene a ser, para entendernos, una especie de carril que marca el camino por donde circulan las borrascas y los frentes de lluvia. Este río siempre se está desplazando de un lado a otro, pero, desde mediados de diciembre, ha permanecido inusualmente quieto. Y siempre enfocando al mismo lugar: la zona de Canarias y Madeira, donde se ha originado buena parte de las borrascas que después se han extendido por Europa. «Es como un puzle, todo está interrelacionado», resume Rivero. Eso sí, y para decepción de los apocalípticos, el tsunami recientemente ocurrido en el Pacífico -que es un fenómeno geológico- «no tiene nada que ver» con la meteorología. ¿Y la ola gigante que el miércoles rompió contra un crucero en la costa de Gerona matando a dos turistas? «Hay que estudiarlo todavía, pero puede que sí». En donde no cabe ninguna duda de que hay una relación de causa efecto es entre las borrascas y los embalses. Las primeras dejaron, entre el 1 de octubre de 2009 (cuando comenzó el año hidrológico) y el pasado martes, una precipitación media nacional de 491 litros por metro cuadrado. Es decir, en cinco meses ha caído lo mismo que suele llover en todo un año. Los segundos contienen 42.711 hectómetros cúbicos de agua (cada hectómetro cúbico equivale a un volumen como el del Santiago Bernabéu). En otras palabras, se encuentran al 77,1% de su capacidad, 23 puntos más que la media de los últimos cinco años. No se registraban cifras tan altas desde principios de 1998, cuando el nivel de los pantanos estaba al 80%. Claro que entonces se produjeron las catastróficas crecidas de Badajoz, que provocaron la muerte de 24 personas. «Que por estas fechas tengamos estas cifras es muy positivo», celebra Morén, y cita las cuencas más beneficiadas por los últimos temporales. Por ejemplo, las pertenecientes a la franja cantábrica y a la vertiente atlántica de sur de España, que superan la barrera psicológica del 80%. O la cuenca del Tajo, al 69% de su capacidad por las lluvias caídas en el último trimestre (173 litros por metro cuadrado). O la del Guadiana, cuyo nivel ha subido cinco puntos en una semana. O las tradicionalmente deficitarias del Júcar y el Segura. Esta última se encuentra al 52%, el doble de la media de la década. «Nos da un colchón de seguridad muy importante. Hemos conseguido salir de la situación de prealerta en este sistema», destaca Morén. ¿Significa eso que podemos dar definitivamente por finiquitada la sequía que, desde 2004, llenó España de incertidumbre y, también, de guerras interterritoriales? «Sería un poco precipitado decir que la sequía ha pasado ya. Hay que seguir la evolución de la pluviometría en los próximos meses y hacer una gestión cauta, pero lo que sí podemos decir es que la situación es de normalidad»..APOYO#Daimiel, inundado casi al 100%No falla. Basta que el Gobierno ponga en marcha alguna medida de emergencia contra la sequía para que automáticamente se ponga a llover. Sucedió así, hace dos años, con el polémico trasvase del Ebro a Barcelona y esta Ley de Murphy meteorológica ha vuelto a cumplirse ahora. A principios del pasado mes de diciembre, el Consejo de Ministros aprobó un real decreto con actuación urgentes para paliar los efectos de la sequía en las cuencas Duero, Tajo, Guadiana, Guadalquivir, Júcar, Segura y Ebro. Días después, comenzó una especie de diluvio universal. También ocurrió lo mismo en Las Tablas de Daimiel (Ciudad Real), donde en enero se puso en marcha un trasvase de emergencia para salvar este parque nacional de los incendios subterráneos que desde agosto lo estaban destruyendo. Actualmente el paraje se encuentra inundado casi al 100%. Según los últimos datos, tiene encharcadas 1.750 hectáreas de las 1.900 disponibles. La directora general del Agua, Marta Morén, descarta intervenciones adicionales en el parque.«No porque llueva vamos a cambiar nuestra forma de trabajar», argumenta, recordando que no se podían correr riesgos después de lo poco que había llovido los meses de septiembre, octubre y noviembre de 2009 y, sobre todo, tras venir de una de las sequías más preocupantes de la Historia. «Ahora seguimos con medidas de cautela y ahorro, pero con una tranquilidad que permite una gestión normal», indica. Las soluciones pasan por reforzar los sistemas, controlar la demanda y servirse de la desalación y la reutilización. El trasvase del Tajo Medio, con el que tanto se ha especulado, no se contempla. «No se está estudiando», asegura Morén.