The Doñana aquifer recovers with the rainy season, reaching its maximum capacity, according to the biological station

Thu, 04/03/2010

Europa Press

La Estación Biológica de Doñana (EBD) está detectando la recuperación progresiva del acuífero Almonte-Marismas del que se nutre el Espacio Natural de Doñana gracias a las abundantes lluvias que se están produciendo en toda Andalucía desde diciembre, de manera que la capa superior del mismo se encuentra actualmente al "cien por cien de su capacidad".
Según informó a Europa Press el investigador adscrito al área de Seguimiento de Sistemas Acuáticos de la EBD, Miguel Ángel Bravo, actualmente el conocido como Acuífero 27 se encuentra a niveles de encharcamiento "que no alcanzaba desde el año 1996". De hecho, afirmó, a día de hoy es posible apreciar "cómo se están encharcando zonas que no lo hacían desde hace más de 20 años".

Bravo aseguró que la capacidad de absorción de la capa superior de esta unidad hidrogeológica está "agotada", lo que significa, a largo plazo, la recuperación paulatina de las capas inferiores del mismo, a donde el agua se va filtrando desde la superficie de manera "muy lenta".

Así, explicó que incluso cuando cesen las lluvias, los niveles inferiores seguirán subiendo de manera continua durante el resto del año. "Podemos decir que este temporal de abundantes precipitaciones está sirviendo al acuífero para tomarse un respiro", enfatizó.

No obstante, en estos niveles inferiores, aseguró, "nunca se alcanzará el cien por cien de la capacidad máxima de carga", ya que éstos se encuentran sometidos a "importantes extracciones para el regadío o el abastecimiento humano".

Hay que recordar que en un informe publicado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en abril de 2009, organismo del que depende la EBD, ya se señalaba que existe desde el año 1974 un "descenso generalizado de los niveles" del acuífero Almonte-Marismas. Así, gran parte de la unidad se encuentra en un estado de precaución, peligro o alerta y, en algunas zonas, el nivel ha llegado a descender hasta 18 puntos.

Bravo, quien reconoció que el déficit de recursos del acuífero ha sido "claro" en los últimos años, no puedo precisar cuánto más tendría que llover para poder certificar la recuperación del mismo, pues para ello, según explicó, habría que conocer con exactitud la dimensión real del acuífero.

Además, indicó que el Almonte-Marismas es "muy grande" y los problemas "más graves", aunque existe una "caída generalizada de las reservas", se concentran en zonas "muy puntuales", especialmente en el entorno de Matalascañas (Huelva), así como la cabecera del arroyo de La Rocina y el área de Villamanrique, donde se ubican explotaciones de agricultura intensiva que demandan abundantes recursos.

"Si el periodo de lluvias se mantuviera cada año no habría ningún problema para el acuífero", manifestó Bravo, pero resaltó que, por contra, el clima "extremo" en Andalucía provoca una alternancia entre periodos "completamente secos y otros muy lluviosos". Así, recordó que mientras entre los años 90 y 95 y luego 2005 fueron muy secos, en 1996 y 2004 se registraron abundantes lluvias.

"AÑO DULCE" PARA LA MARISMA
El investigador afirmó que, salvando las particularidades entre un enclave y otro, en Doñana se está viviendo un proceso "similar" al sufrido por las Tablas de Daimiel (Ciudad Real), ya que se trata simplemente de los "problemas que sufre un sistema cuando se explota por encima de sus capacidades de recuperación propias".

De este modo, manifestó que, aunque en el espacio natural andaluz la situación "no es tan acusada", si el proceso es el mismo y no se corrige la tendencia que experimentamos en la actualidad, con el tiempo podemos llegar a circunstancias "muy similares" en cuanto a pérdida de humedad y biodiversidad, salvando particularidades como que en Doñana no existen las turberas tan extensas que caracterizan al entorno de las Tablas de Daimiel y los incendios subterráneos son "poco probables".

Por lo demás, apuntó el efecto "beneficioso" que las lluvias están teniendo en la renovación de los suelos y los fondos acuáticos, así como la carga de nutrientes a la marisma, que está viviendo un "proceso de limpieza tremendo durante estos días".

Esto, según Bravo, es "ideal" para el desarrollo de los peces del estuario, lo que garantiza la disponibilidad de alimento para aves y especies como las nutrias, entre otras, que, según afirmó, "van a tener su año dulce".