The Tables of Daimiel agonize

Mon, 02/11/2009

SUR

Una delicada conjunción de aguas superficiales y subterráneas actuando durante miles de años creó lo que hoy conocemos como Las Tablas de Daimiel. Un paraje único en España que es Parque Nacional desde la década de los 70 y Reserva de la Biosfera desde los 80. Figuras de protección que de nada han servido para este territorio de 15.000 kilómetros cuadrados que está agonizando por la sequía y la sobreexplotación de sus acuíferos para la extensión de los regadíos durante décadas. Las Tablas se mueren de sed desde hace años, un grave problema al que desde el pasado verano se ha añadido otro: el incendio de su turba que aún persiste, un proceso natural que se produce bajo el sustrato de arena que recubre el terreno cuando la diferencia de la temperatura ambiente y la del interior de la tierra es elevada.
La autocombustión de la turba amenaza la impermeabilidad del suelo y, por lo tanto, impide el encharcamiento de Las Tablas, que es su única vía de salvación y la de sus especies de fauna y flora. En la actualidad, de las 1.600 hectáreas de superficie de este parque nacional sólo 10 tienen agua.
Lo que la naturaleza creó a lo largo de miles de años lo ha destruido la acción humana en los últimos cuarenta. Fue en la década de los 60 del pasado siglo cuando se decidió aumentar las extensiones de regadío en la comarca desecando humedales y extrayendo agua del Acuífero 23 que alimentaba Las Tablas. «Se ha hecho un uso inadecuado y desproporcionado desde que los agricultores que no emigraron a las ciudades tuvieron que aumentar su producción para elevar su nivel de vida», explica el alcalde de Daimiel, José Díaz del Campo.
En este punto, el presidente del Patronato de Las Tablas, Luis Arroyo, aclara que «lo que hoy consideramos una barbaridad se hizo para comer y para frenar la emigración». Ante esta situación y con el fin de apagar el incendio de la turba, el Gobierno central plantea trasvasar agua del Tajo.

El trasvase, una solución

«Los trasvases no son una solución para el futuro sino para las épocas críticas como ésta. La solución es no sacar más agua de la que entra y para llegar a este punto de equilibrio está el Plan Especial del Alto Guadiana (PEAG), que ahorrará al acuífero todo el agua que sacamos para beber y que equivale a veinte estadios de fútbol llenos de agua a rebosar», indica el presidente del Patronato de Las Tablas, opinión compartida por el alcalde de Daimiel y por los gobiernos de España y Castilla-La Mancha, pero no así por los ecologistas.
Éstos apuestan por dejar en paz al Tajo y por aprovechar el agua del Guadiana. En este sentido, el coordinador de Ecologistas en Acción en Castilla-La Mancha, Miguel Ángel Hernández, reclama «forzar la máquina en el cierre de los pozos ilegales y en la adquisición de derechos de agua por parte de las administraciones comprando fincas en la zona». Esto último es lo que hizo el Ministerio de Medio Ambiente el jueves adquiriendo nueve fincas en la zona de influencia del parque con el fin de dedicar su agua a encharcar una parte de Las Tablas.