State of the coastal lagoons of Doñana
Thu, 08/10/2009
Un equipo multidisciplinar de científicos españoles ha analizado los efectos de la actividad humana sobre las lagunas peridunares del Parque Nacional de Doñana. Los resultados demuestran que las lagunas están en proceso de regresión, sobre todo, por las extracciones de aguas subterráneas procedentes del núcleo turístico de Matalascañas (Huelva). Además, los procesos propios de este ecosistema empeoran su situación.
Botánicos, limnólogos y climatólogos de la Universidad de Sevilla (US) han desarrollado una metodología de seguimiento botánico que combina estudios botánicos con documentos de siglos pasados y mapas históricos, datos del uso del suelo, del microrelieve y de las tendencias climáticas recientes. El objetivo del estudio que ha publicado el ICES Journal of Marine Science era estudiar los cambios en la vegetación perilagunar de Doñana y conocer sus impactos.
Arturo Sousa, autor principal del estudio e investigador en el Departamento de Biología de las Plantas y Ecología de la US, explica a SINC la principal conclusión: “Las lagunas se encuentran en un franco proceso de regresión, sobre todo por las extracciones de aguas subterráneas procedentes del núcleo turístico de Matalascañas, un complejo urbanístico litoral que está justo en el límite externo del Parque Nacional de Doñana, a poca distancia de las lagunas”.
En los últimos dos siglos, la superficie y morfología de las lagunas de Doñana han cambiado, según se desprende de los análisis de la vegetación perilagunar. La investigación confirma que entre 1920 y 1987 las lagunas se han reducido un 70,7%.
La nueva metodología se basa en los cambios en la vegetación perilagunar y permite estudiar casi en tiempo real el impacto antrópico sobre estas lagunas, y “el posible efecto negativo que sobre ellas pueda tener el Calentamiento Global en el futuro”, añade el botánico.
Efectos naturales también negativos
En el pasado, las tendencias climáticas también han tenido un impacto negativo en las lagunas de Doñana. “Previo a la actividad antrópica más intensa en la zona, las lagunas iniciaron una lenta regresión y desecación vinculada al avance de las dunas, que coincide con las fases más secas del período climático conocido como ‘Pequeña Edad del Hielo’ (de comienzos del siglo XIV a mediados del XIX), y probablemente también por el inicio del calentamiento global actual”, declara Sousa.
Las lagunas costeras de Doñana siempre han estado en el punto de mira de la opinión pública y su conservación es de gran interés. Al reconstruir su evolución, los investigadores confirman que es la reactivación de los frentes móviles de las dunas la que ha producido el bloqueo y relleno con arena de mar del complejo original de la laguna. Según los expertos, esto podría haberse producido durante las fases climáticas más secas de la Pequeña Edad del Hielo en Andalucía.
“Si la frecuencia y duración de los periodos secos aumentan, así como las sequías en general, la desecación y desaparición de las lagunas podrían extenderse, no sólo en el suroeste de Europa, sino también en otros ecosistemas costeros del Mediterráneo”, advierte Sousa.
Botánicos, limnólogos y climatólogos de la Universidad de Sevilla (US) han desarrollado una metodología de seguimiento botánico que combina estudios botánicos con documentos de siglos pasados y mapas históricos, datos del uso del suelo, del microrelieve y de las tendencias climáticas recientes. El objetivo del estudio que ha publicado el ICES Journal of Marine Science era estudiar los cambios en la vegetación perilagunar de Doñana y conocer sus impactos.
Arturo Sousa, autor principal del estudio e investigador en el Departamento de Biología de las Plantas y Ecología de la US, explica a SINC la principal conclusión: “Las lagunas se encuentran en un franco proceso de regresión, sobre todo por las extracciones de aguas subterráneas procedentes del núcleo turístico de Matalascañas, un complejo urbanístico litoral que está justo en el límite externo del Parque Nacional de Doñana, a poca distancia de las lagunas”.
En los últimos dos siglos, la superficie y morfología de las lagunas de Doñana han cambiado, según se desprende de los análisis de la vegetación perilagunar. La investigación confirma que entre 1920 y 1987 las lagunas se han reducido un 70,7%.
La nueva metodología se basa en los cambios en la vegetación perilagunar y permite estudiar casi en tiempo real el impacto antrópico sobre estas lagunas, y “el posible efecto negativo que sobre ellas pueda tener el Calentamiento Global en el futuro”, añade el botánico.
Efectos naturales también negativos
En el pasado, las tendencias climáticas también han tenido un impacto negativo en las lagunas de Doñana. “Previo a la actividad antrópica más intensa en la zona, las lagunas iniciaron una lenta regresión y desecación vinculada al avance de las dunas, que coincide con las fases más secas del período climático conocido como ‘Pequeña Edad del Hielo’ (de comienzos del siglo XIV a mediados del XIX), y probablemente también por el inicio del calentamiento global actual”, declara Sousa.
Las lagunas costeras de Doñana siempre han estado en el punto de mira de la opinión pública y su conservación es de gran interés. Al reconstruir su evolución, los investigadores confirman que es la reactivación de los frentes móviles de las dunas la que ha producido el bloqueo y relleno con arena de mar del complejo original de la laguna. Según los expertos, esto podría haberse producido durante las fases climáticas más secas de la Pequeña Edad del Hielo en Andalucía.
“Si la frecuencia y duración de los periodos secos aumentan, así como las sequías en general, la desecación y desaparición de las lagunas podrían extenderse, no sólo en el suroeste de Europa, sino también en otros ecosistemas costeros del Mediterráneo”, advierte Sousa.