The driest summer in four years harms "seriously" to the field
Wed, 26/08/2009
Las lluvias que ayer se registraron en algunas zonas de Navarra no alivian la situación de sequía general que se vive este verano. Los datos de pluviometría de los últimos dos meses revelan que estamos ante el verano más seco desde 2005, algo que el campo está acusando. El informe semanal del departamento de Desarrollo Rural del Gobierno de Navarra revelaba ayer que la ausencia de lluvias y el bochorno está perjudicando "seriamente" a los cultivos de secano en Navarra y que la presencia vegetativa en pastos y praderas es "mínima". La situación no mejorará en los próximos días, ya que al menos hasta la semana que viene no se prevén precipitaciones.
Para encontrar un verano tan seco como el presente hay que echar la vista cuatro años atrás, a 2005. En Pamplona, por ejemplo, en los dos últimos meses han caído 35,4 litros por metro cuadrado (incluida la lluvia de ayer), la mitad que el año pasado y un 60% de lo que históricamente se recoge en julio y agosto, que suele rondar los 60 litros. En el norte, la situación es más preocupante: Etxarri Aranatz vive el verano más seco en al menos diez años, con 18,5 l/m2 en dos meses, una cuarta parte de lo caído el año pasado, y y en Santesteban los 59,5 litros que llevamos hasta ahora suponen la cifra más exigua desde 2003.
Como consecuencia de la falta de lluvias y las altas temperaturas registradas, los cultivos de verano como el maíz forrajero, el girasol y la patata tardía han visto cómo su potencial inicial se está limitando "seriamente", según el informe de Desarrollo Rural.
En el regadío, en cambio, la estabilidad meteorológica está permitiendo llevar a cabo la recolección con intensidad, al tiempo que el calor facilita una maduración uniforme de los frutos. No obstante, señala el informe del Ejecutivo foral, el exceso de temperatura "puede dar problemas de corrimiento y aborto de floraciones en algunos cultivos, así como posibles golpes de sol en frutos".
En cuanto a la ganadería y los cultivos forrajeros, el tiempo seco y caluroso "ha limitado más, si cabe", la oferta vegetativa de pastos en altura, así como de las praderas y prados de los valles. También la presencia de agua en fuentes naturales e, incluso, comienza el secado de la hoja en algunos árboles. "Todo ello obliga a intensificar la alimentación suplementaria y la utilización de cisternas de agua, lo que supone un sobrecoste para las ganaderías".
Para encontrar un verano tan seco como el presente hay que echar la vista cuatro años atrás, a 2005. En Pamplona, por ejemplo, en los dos últimos meses han caído 35,4 litros por metro cuadrado (incluida la lluvia de ayer), la mitad que el año pasado y un 60% de lo que históricamente se recoge en julio y agosto, que suele rondar los 60 litros. En el norte, la situación es más preocupante: Etxarri Aranatz vive el verano más seco en al menos diez años, con 18,5 l/m2 en dos meses, una cuarta parte de lo caído el año pasado, y y en Santesteban los 59,5 litros que llevamos hasta ahora suponen la cifra más exigua desde 2003.
Como consecuencia de la falta de lluvias y las altas temperaturas registradas, los cultivos de verano como el maíz forrajero, el girasol y la patata tardía han visto cómo su potencial inicial se está limitando "seriamente", según el informe de Desarrollo Rural.
En el regadío, en cambio, la estabilidad meteorológica está permitiendo llevar a cabo la recolección con intensidad, al tiempo que el calor facilita una maduración uniforme de los frutos. No obstante, señala el informe del Ejecutivo foral, el exceso de temperatura "puede dar problemas de corrimiento y aborto de floraciones en algunos cultivos, así como posibles golpes de sol en frutos".
En cuanto a la ganadería y los cultivos forrajeros, el tiempo seco y caluroso "ha limitado más, si cabe", la oferta vegetativa de pastos en altura, así como de las praderas y prados de los valles. También la presencia de agua en fuentes naturales e, incluso, comienza el secado de la hoja en algunos árboles. "Todo ello obliga a intensificar la alimentación suplementaria y la utilización de cisternas de agua, lo que supone un sobrecoste para las ganaderías".