The CHJ admits that the "Júcar-Vinalopó" follows without fulfilling the quality levels of the water"

Thu, 09/07/2009

ABC

Mientras el Gobierno retoma con el verano su apuesta por la desalación —una alternativa con escasa implantación hasta el momento pese a que se viene planificando desde 2004—, el único trasvase que parecía contar con el visto bueno del Ministerio de Medio Ambiente, el Júcar-Vinalopó, acumula un problema tras otro. No es sólo que los plazos de ejecución se hayan alargado una y otra vez desde 2008, año en que debía estar operativo el trasvase, o que la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) se plantee reducir el caudal anual a trasvasar en beneficio de la desalación. El principal problema al que se enfrenta la transferencia es que el agua en la toma sigue sin cumplir los parámetros de calidad necesarios. Así se refleja en los datos de la propia CHJ, que realiza periódicamente controles de calidad en los distintos ríos de su competencia. En el caso del Júcar, el agua de la toma del trasvase sigue sin cumplir los requisitos mínimos en cuanto a la presencia de bacterias y nitratos presentes. Límite de seguridad La última medición se realizó en la estación del Azud de la Marquesa, en Cullera —de donde partirá el acueducto—, a finales del pasado mes de abril, hace apenas dos meses. Según dicho análisis, la presencia de bacterias coliformes y de nitratos disueltos en el agua incumple las respectivas legislaciones. En cuanto a los nitratos —cuyo origen más habitual es el retorno del agua de regadío—, el nivel detectado en abril era de 32 miligramos por litro. Una cantidad muy superior al «límite ideal», de cero miligramos, y también al «límite de seguridad» establecido por la orden 2656/2008, que es de 25 miligramos. Por su parte, los coliformes totales superan también el «límite de seguridad» de la normativa aplicada al agua prepotable. Dicha norma fija el límite en 5.000 unidades por 100 mililitros (UFC/ml). Sin embargo, en abril se detectaron 6.000 UFC/ml de este tipo de bacterias. Por ello, en ambos casos el informe concluye que estos niveles «no cumplen con la legislación». Con todo, la CHJ aplica a las mediciones, para determinar dicho cumplimiento, «la normativa vigente más restrictiva para cada parámetro». Así, y dado que el resto de niveles se encuentra dentro de los límites permitidos, el citado informe concluye que la calidad del agua puede ser «admisible» para destinarse al riego. Sólo para regar El regadío es, de hecho, el único fin al que se destinará un trasvase que originariamente se diseñó también para atender demandas de abastecimiento urbano. Sin embargo, la modificación de la toma, que se trasladó a la desembocadura del Júcar —y la consiguiente merma en la calidad del agua—, vedó el Júcar-Vinalopó al consumo humano. Los niveles de calidad, en cualquier caso, vienen demostrando desde hace varios años que el uso para regadío puede ser también bastante complicado si no se resuelve la fuerte presencia de bacterias y sólidos en suspensión en la desembocadura del Júcar. En este sentido, ABC desveló en julio de 2007 que la presencia de bacterias coliformes en la desembocadura del río invalidaba el uso para regadío del trasvase. Desde entonces, los niveles de coliformes se han reducido notablemente, especialmente desde que entró en marcha la depuradora Ribera Alta I, que agrupa los vertidos de Alzira y Carcaixent. En cualquier caso, la presencia de bacterias sigue siendo muy elevada, como demuestra el citado informe.