Hernandez assures that the "Xunta" will be very careful in the concession of mini-power stations
Tue, 07/07/2009
La Consellería de Medio Ambiente no considera el levantamiento de un veto la posibilidad de autorizar minicentrales eléctricas en los ríos, paralizadas por el Gobierno bipartito, sino "todo lo contrario". Como "norma general", declaró ayer su titular, Agustín Hernández, "lo único" que se admitirá serán "mejoras tecnológicas y ampliaciones" de aprovechamientos "ya existentes".
El conselleiro recordó que está en tramitación el Plan Sectorial Hidroeléctrico impulsado por el anterior Gobierno, que sirvió de base para la retirada o paralización cautelar de concesiones que se remontan al mandato de Manuel Fraga. La Xunta agotará esos trámites sin descartar que, como consecuencia de ese plan, se puedan llevar a cabo nuevas obras. Es una posibilidad que será estudiada "con extremo cuidado", con las premisas del "máximo rigor y respeto medioambiental", declaró Hernández.
Aunque no cerró la puerta a nuevas concesiones, el conselleiro sí admitió la "situación de saturación" de los ríos gallegos. "Hay que analizar y vincular cualquier actuación al cumplimiento de la normativa ambiental", agregó Hernández, quien sí admitió que se puedan autorizar "mejoras tecnológicas y ampliaciones de aprovechamientos ya existentes". El conselleiro consideró "difícil" la posibilidad de que se concedan "aprovechamientos nuevos".
La paralización que aplicó el Gobierno de Emilio Pérez Touriño, con el ahora líder del PSdeG, Manuel Vázquez, al frente de Medio Ambiente, supuso la suspensión de la concesión de 24 minicentrales y la aplicación de una moratoria para otras 13 que estaban autorizadas. Se trata de proyectos que fueron supervisados por el actual conselleiro, que entre 1998 y 2006 presidió Augas de Galicia. Durante su mandato, el ente, que entonces dependía de Política Territorial, adjudicó 36 concesiones hidroeléctricas a unas 20 empresas, entre ellas Unión-Fenosa, Grupo Cortizo, Hidroeléctrica Arnoia y Energías de Galicia, aunque no desarrolló previamente el necesario estudio de planificación ambiental.
La gestión de Agustín Hernández provocó la desaprobación del Consello de Contas, que censuró la escasa sensibilidad ambiental de Augas de Galicia. El organismo fiscalizador echa en falta "un estudio global acerca del impacto ambiental producido por todos los aprovechamientos existentes".
El conselleiro recordó que está en tramitación el Plan Sectorial Hidroeléctrico impulsado por el anterior Gobierno, que sirvió de base para la retirada o paralización cautelar de concesiones que se remontan al mandato de Manuel Fraga. La Xunta agotará esos trámites sin descartar que, como consecuencia de ese plan, se puedan llevar a cabo nuevas obras. Es una posibilidad que será estudiada "con extremo cuidado", con las premisas del "máximo rigor y respeto medioambiental", declaró Hernández.
Aunque no cerró la puerta a nuevas concesiones, el conselleiro sí admitió la "situación de saturación" de los ríos gallegos. "Hay que analizar y vincular cualquier actuación al cumplimiento de la normativa ambiental", agregó Hernández, quien sí admitió que se puedan autorizar "mejoras tecnológicas y ampliaciones de aprovechamientos ya existentes". El conselleiro consideró "difícil" la posibilidad de que se concedan "aprovechamientos nuevos".
La paralización que aplicó el Gobierno de Emilio Pérez Touriño, con el ahora líder del PSdeG, Manuel Vázquez, al frente de Medio Ambiente, supuso la suspensión de la concesión de 24 minicentrales y la aplicación de una moratoria para otras 13 que estaban autorizadas. Se trata de proyectos que fueron supervisados por el actual conselleiro, que entre 1998 y 2006 presidió Augas de Galicia. Durante su mandato, el ente, que entonces dependía de Política Territorial, adjudicó 36 concesiones hidroeléctricas a unas 20 empresas, entre ellas Unión-Fenosa, Grupo Cortizo, Hidroeléctrica Arnoia y Energías de Galicia, aunque no desarrolló previamente el necesario estudio de planificación ambiental.
La gestión de Agustín Hernández provocó la desaprobación del Consello de Contas, que censuró la escasa sensibilidad ambiental de Augas de Galicia. El organismo fiscalizador echa en falta "un estudio global acerca del impacto ambiental producido por todos los aprovechamientos existentes".