Aquifers of the Valencia began to suffer the intrusion of seawater

Mon, 22/06/2009

Las Provincias

La sobreexplotación de los recursos hídricos esuno de los principales problemas de los pozosque suministran el caudal de los ríos.
Bajo la tierra que pisamos se sitúa uno de los mayores tesoros de que dispone la Comunitat Valenciana: los acuíferos. Sin el casi centenar de balsas de agua subterránea probablemente las tres provincias serían un auténtico desierto. Pero su estado no es bueno en la mayoría de los casos porque se han esquilmado los recursos. Así lo constata la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), que en su 'Evaluación del estado de las masas de agua superficial y subterránea', documento publicado este mismo mes, se detecta que el 38,5% de los acuíferos están en mal estado.
Los tres criterios que utiliza la CHJ para considerar que una masa de agua subterránea no está en óptimas condiciones es el descenso piezométrico, la intrusión marina o un índice demasiado alto de explotación, que haya afectado al nivel de los acuíferos.
En este último caso se encuentran siete láminas subterráneas, ubicadas en territorio valenciano o en zonas limítrofes, competencia de la Confederación Hidrográfica del Júcar: Medio Palancia, Sierra de las Agujas, en la comarca de la Safor, Mediodía, en la Marina, Serrella-Aixorta-Algar, en el interior de Alicante, Cuchillo-Moratilla, Rocín, en Albacete, y Sierra Lácera, ya en Murcia.
Algunas organizaciones ecologistas, como Agró, sin embargo, incrementan la cifra de siete acuíferos sobreexplotados admitida por la CHJ hasta los 26.
El organismo dependiente del Ministerio de Medio Ambiente también detecta 19 acuíferos con descensos piezométricos, es decir, en que su nivel va bajando sin que los aportes de agua permitan una estabilidad. En este caso se encuentra el acuífero de la Mancha Oriental, el más grande de los situados en los límites de la CHJ, y que suministra al Júcar. El de Llíria-Casinos, en Camp de Túria, Buñol-Cheste, también en Valencia, el de Almansa o el de la Sierra de la Oliva, en Albacete, son algunos de los acuíferos donde también desciende el nivel.
Asimismo, hay menos agua en Ondara-Dénia, Muro de Alcoy, Villena-Beneixama, Sierra de Mariola, Hoya de Castalla, Sierra de Salinas o el acuífero de la Sierra de Crevillente. Todas estas masas de agua han sufrido en los últimos años un descenso en el nivel. Sin embargo, y a pesar de que el documento de la CHJ está publicado este mismo mes de junio, los datos sobre los que está basado no recogen los últimos cuatro años. La Confederación ha comparado, por ejemplo, la recarga por infiltración de lluvia directa comparando la última serie reciente, la de 2000-2005, con la media desde que se tienen datos, en 1940. Y en los últimos años ha habido menor recarga y los volúmenes de agua perdidos o bombeados para uso agrícola, industrial o urbano no retornan al sistema.
En el caso, por ejemplo, del acuífero de la Mancha Oriental, el creciente número de hectáreas de regadío en Castilla-la Mancha autorizadas por la Confederación han esquilmado los recursos e impedido que este gran manantial surta al río Júcar, de donde se abastece Valencia.
Los acuíferos ubicados junto al litoral tienen además otra problemática: la intrusión marina. El agua salada puede echar a perder los recursos hídricos de estos acuíferos. Son siete los afectados: la Plana de Castellón, la de Sagunto, Plana de Xeraco, de Gandia, Oliva-pego, Xàbia, Plana de Vinaròs y la de Oropesa-Torreblanca.
La intrusión marina en los acuíferos hace inservibles las aguas para el regadío, y para el consumo humano. Sin embargo, los descensos en el nivel de estos acuíferos por la sobreexplotación permiten la entrada de agua del mar.
Si las masas de agua subterráneas no tuvieran suficientes problemas con el descenso del nivel, existe otro que tiene que ver con la calidad del agua: la presencia de nitratos. Y el estado químico de los acuíferos valencianos no es bueno.
Existen, según la Confederación Hidrográfica del Júcar, 21 acuíferos en mal estado por igualar o superar los 50 mg/l de nitratos. Son la Plana de Castellón, la de Sagunto, Llíria-Casinos, Buñol-Cheste, Plana de Valencia, Hoya de Xàtiva, Plana de Gandia, Oliva-Pego o Bajo-Vinalopó, entre otros. El problema es que se trata precisamente de los pozos donde se extrae agua para el consumo humano.