The natural process that contaminate the Asia ground water
Sun, 17/05/2009
En el sur de Asia, más de 140 millones de personas beben agua subterránea contaminada con arsénico. Según los expertos, se trata del mayor envenenamiento masivo de la historia. En Bangladesh, Camboya, India, Myanmar y Vietnam esta exposición crónica al arsénico causa miles de muertes por cáncer cada año, según la Organización Mundial de la Salud. La última noticia es que científicos estadounidenses de la Universidad de Stanford (California) han resuelto el problema de cómo este elemento químico envenena los pozos de agua, hasta ahora desconocido: una bacteria tiene la culpa.
En el Himalaya nacen cuatro grandes sistemas fluviales: el Mekong, el Ganges-Brahmaputra, Irrawaddy y Red. Una repentina aparición de casos de cáncer en el delta del Ganges-Brahmaputra (Bangladesh) alertó a los epidemiólogos por primera vez en 1980: esta epidemia estaba relacionada con el aumento del uso de pozos para abastecimiento de agua potable. El agua de los ríos se infiltraba en el suelo, llegando hasta las aguas subterráneas y acuíferos que los habitantes extraen mediante pozos para el abastecimiento de agua potable. Así fue cómo se descubrió qué sedimentos de origen natural con contenido en arsénico se diluyen en los ríos que fluyen hasta áreas densamente pobladas.
La cuestión —sin resolver hasta el momento— era averiguar cómo el arsénico, en lugar de permanecer químicamente atrapado en los sedimentos del río, lograba liberarse para alcanzar estas aguas subterráneas a más de 30 metros de profundidad. Tras cinco años de investigaciones, estos científicos han logrado resolver el enigma, y actualmente trabajan con organismos políticos reguladores para tratar de revertir el envenenamiento masivo. "La verdadera cuestión es ¿cómo podemos ayudar a la gente que vive allí?", declara Fendorf, edafólogo de la Universidad de Stanford. "Pero primero había que entender el acoplamiento de los procesos hidrológicos, el modo en que fluye el agua, con la química y la biología".
Tras un intento fallido en Bangladesh (una zona descartada por la dificultad que suponía generar modelos hidrológicos en una cuenca con numerosas perforaciones), el equipo de Fendorf realizó el estudio de campo en Camboya en la cuenca del río Mekong. Perforaron tres pozos a diferentes profundidades y realizaron pruebas de la disolución de arsénico, instalaron dispositivos para la toma de muestras de agua a distintas profundidades y elaboraron un modelo del ciclo de arsénico en el delta del río. Llegaron a determinar que este químico migra en el mismo acuífero.
Descubrieron que los responsables de la disolución de arsénico son unas bacterias que habitan en el suelo de la cuenca hidrográfica. El arsénico, que viaja en los sedimentos que arrastran los ríos desde los Himalayas, se encuentra adherido a partículas de óxidos de hierro. Al llegar al delta del río, estas partículas cargadas de arsénico se hallan enterradas por varias capas de suelo, en un ambiente anaerobio o sin oxígeno. Normalmente, las bacterias aerobias utilizan el oxígeno para respirar. Pero en un ambiente anaeróbico, las bacterias pueden utilizar otros productos químicos, incluyendo los óxidos de hierro que contiene adherido el arsénico. Por tanto, las bacterias metabolizan el hierro y el arsénico dando lugar a formas que se disuelven fácilmente en agua. "El arsénico entra en el agua y empieza el problema", explica Fendorf.
Los resultados, publicados en la revista 'Nature', confirman la hipótesis de Fendorf: la contaminación por arsénico se produce cerca de la superficie y tarda al menos 100 años en alcanzar el acuífero. El equipo de Stanford demostró que el ciclo del arsénico en el acuífero es un proceso natural que ha venido ocurriendo durante miles de años, antes de cualquier influencia humana.
Entender la hidrología de las cuencas permitirá instalar pozos estratégicamente ubicados en áreas libres de arsénico disuelto. Y ¿qué sucedería si una población necesita agua potable pero no puede hallar un lugar libre de arsénico para instalar sus pozos? Fendorf propone varias soluciones como la instalación de filtros de arsénico, la recogida de agua de lluvia y la depuración de las aguas superficiales. "Cada opción tiene ventajas y desventajas", explica. Con estos retos en mente, se han propuesto encontrar la mejor opción aldea por aldea. Han organizado encuentros de más de 60 expertos, incluidos funcionarios gubernamentales, académicos, organizaciones no gubernamentales y organismos de financiación como el Banco Mundial.
En el Himalaya nacen cuatro grandes sistemas fluviales: el Mekong, el Ganges-Brahmaputra, Irrawaddy y Red. Una repentina aparición de casos de cáncer en el delta del Ganges-Brahmaputra (Bangladesh) alertó a los epidemiólogos por primera vez en 1980: esta epidemia estaba relacionada con el aumento del uso de pozos para abastecimiento de agua potable. El agua de los ríos se infiltraba en el suelo, llegando hasta las aguas subterráneas y acuíferos que los habitantes extraen mediante pozos para el abastecimiento de agua potable. Así fue cómo se descubrió qué sedimentos de origen natural con contenido en arsénico se diluyen en los ríos que fluyen hasta áreas densamente pobladas.
La cuestión —sin resolver hasta el momento— era averiguar cómo el arsénico, en lugar de permanecer químicamente atrapado en los sedimentos del río, lograba liberarse para alcanzar estas aguas subterráneas a más de 30 metros de profundidad. Tras cinco años de investigaciones, estos científicos han logrado resolver el enigma, y actualmente trabajan con organismos políticos reguladores para tratar de revertir el envenenamiento masivo. "La verdadera cuestión es ¿cómo podemos ayudar a la gente que vive allí?", declara Fendorf, edafólogo de la Universidad de Stanford. "Pero primero había que entender el acoplamiento de los procesos hidrológicos, el modo en que fluye el agua, con la química y la biología".
Tras un intento fallido en Bangladesh (una zona descartada por la dificultad que suponía generar modelos hidrológicos en una cuenca con numerosas perforaciones), el equipo de Fendorf realizó el estudio de campo en Camboya en la cuenca del río Mekong. Perforaron tres pozos a diferentes profundidades y realizaron pruebas de la disolución de arsénico, instalaron dispositivos para la toma de muestras de agua a distintas profundidades y elaboraron un modelo del ciclo de arsénico en el delta del río. Llegaron a determinar que este químico migra en el mismo acuífero.
Descubrieron que los responsables de la disolución de arsénico son unas bacterias que habitan en el suelo de la cuenca hidrográfica. El arsénico, que viaja en los sedimentos que arrastran los ríos desde los Himalayas, se encuentra adherido a partículas de óxidos de hierro. Al llegar al delta del río, estas partículas cargadas de arsénico se hallan enterradas por varias capas de suelo, en un ambiente anaerobio o sin oxígeno. Normalmente, las bacterias aerobias utilizan el oxígeno para respirar. Pero en un ambiente anaeróbico, las bacterias pueden utilizar otros productos químicos, incluyendo los óxidos de hierro que contiene adherido el arsénico. Por tanto, las bacterias metabolizan el hierro y el arsénico dando lugar a formas que se disuelven fácilmente en agua. "El arsénico entra en el agua y empieza el problema", explica Fendorf.
Los resultados, publicados en la revista 'Nature', confirman la hipótesis de Fendorf: la contaminación por arsénico se produce cerca de la superficie y tarda al menos 100 años en alcanzar el acuífero. El equipo de Stanford demostró que el ciclo del arsénico en el acuífero es un proceso natural que ha venido ocurriendo durante miles de años, antes de cualquier influencia humana.
Entender la hidrología de las cuencas permitirá instalar pozos estratégicamente ubicados en áreas libres de arsénico disuelto. Y ¿qué sucedería si una población necesita agua potable pero no puede hallar un lugar libre de arsénico para instalar sus pozos? Fendorf propone varias soluciones como la instalación de filtros de arsénico, la recogida de agua de lluvia y la depuración de las aguas superficiales. "Cada opción tiene ventajas y desventajas", explica. Con estos retos en mente, se han propuesto encontrar la mejor opción aldea por aldea. Han organizado encuentros de más de 60 expertos, incluidos funcionarios gubernamentales, académicos, organizaciones no gubernamentales y organismos de financiación como el Banco Mundial.