El colectivo advierte que esta primavera volverán a aparecer reos muertos Las tres principales entidades ecologistas de la zona se suman a la alarma suscitada por la elevada acidez de las aguas del río Eume, un episodio que el pasado año causó la muerte a un número indeterminado pero elevado de peces -cientos para los pescadores, y apenas unas decenas según lo reconocido oficialmente por la Xunta. Los bajos niveles de pH que arrojan las mediciones realizadas por los pescadores y también por miembros de estos colectivos tienen como primera consecuencia una pérdida de la biodiversidad. Responsables de la Sociedade Galega de Historia Natural (SGHN), Adega y Verdegaia coinciden en señalar que la aparición de reos muertos volverá a repetirse este año si no se remedia de forma inmediata la situación. Y ello no es más que la punta del iceberg de un proceso que afecta a todos los seres vivos y cuya primera consecuencia es una pérdida de la biodiversidad. Así lo asegura Fernando Rodríguez Lamela, responsable de medio ambiente de la SGHN, quien afirma que la entidad está «moi preocupada» por la situación porque «o río Eume é o máis importante que temos». Además, asegura que «o pH actual vai provocar a morte inmediata de peixes e afectará tamén a árbores, vexetais e outras especies, que irán morrendo pouco a pouco e só quedarán as especies máis resistentes», con la consecuente afección del ecosistema. El secretario ejecutivo de Adega en Galicia, el geólogo y técnico ambiental Fins Eirexas, comparte esta visión, pero centra su crítica en la falta de previsión para prevenir este problema. Arremete contra el inexistente estudio geológico que debía prever la llegada de piritas al río procedentes de los taludes y arrastrados por la lluvia y exige responsabilidades. Considera que estos episodios «puntuales» de acidificación se suman a un problema crónico en el Eume por los vertidos derivados de la explotación minera de Endesa durante los últimos cuarenta años. Y considera que las medidas llevadas a cabo por la Administración para frenar el problema derivado del arrastre de las obras de la autovía Ferrol-Vilalba (AG-64) fueron «improvisadas» y sin atajar el problema de raíz. El aporte de calcita a las aguas es una solución sintomáticas que solo sirve para rebajar el pH de las aguas pero que no afronta la raíz del problema. Y que puede generar, a su vez, nuevas dificultades. Según Adega, el aporte masivo de carbonato cálcico que se realiza desde el pasado verano puede acabar dañando la estructura de hormigón del embalse de A Capela. La cal reacciona con los sulfuros convirtiéndose en yeso que precipita al fondo del cauce. Y este yeso actúa como catalizador de otra reacción química por la que el calcio hidratado que forma parte del hormigón se convierte en estringita, un mineral que al cristalizar, aseguran, aumenta la porosidad del material y puede inducir fisuras. Cómo puede afectar el proceso de acidificación de las aguas al suministro de Pontedeume es otra de las cosas que preocupa a Mónica Harto, secretaria comarcal de Verdegaia e integrante en representación de FEG (Federación Ecoloxista de Galicia) en la Xunta Consultiva del parque natural Fragas do Eume. En la única reunión que mantuvo este organismo durante el gobierno del bipartito ahora en funciones, el pasado año, se pidieron explicaciones e información sobre el problema. Y no se facilitaron ni las mediciones de pH oficiales, ni tampoco el estado de la denuncia presentada ante la Fiscalía de Medio Ambiente por este problema, ni siquiera si se ha resuelto el expediente sancionador aplicado a la contratista de las obras de la autovía, la unión temporal de empresas (UTE) Cabreiros. Se suma a sus compañeros en considerar insuficiente el tratamiento «paliativo» que se aplica al río y en que «as afeccións repercutirán tanto na flora como na poboación animal» del río e incluso, sobre la producción marisquera de Pontedeume, en la desembocadura del curso fluvial. Y sobre todo, pide más transparencia e información.