The reservoirs and the aquifers of the Marina Baixa are full
Mon, 02/03/2009
Los embalses del sistema de La Marina Baixa de la Confederación Hidrográfica del Júcar están técnicamente llenos. El del Amadorio está al 90,33% de su capacidad embalsable y el de Guadalest al 83,23%. Entre ambos almacenan más de 25 hectómetros cúbicos. Los embalses del resto de sistemas de la CHJ han crecido en lo que llevamos de año, si bien el total de agua embalsada es de 1.161,91 hectómetros cúbicos, el 34,72% de la capacidad total de la Confederación. El sistema del Júcar está al 27,87% de su capacidad, el del Turia al 66,35% y el Castellón (Palencia-Mijares-Sénia) al 61,50%. En lo que llevamos de año, la CHJ ha conseguido almacenar 140 hectómetros más en sus embalses.
Desde principio de los años noventa, el sistema de la Marina, que en realidad está aislado de las cuencas del Júcar y el Segura, no había conseguido llenar los pantanos, aunque ahora se haya conseguido artificialmente a través de la impulsión de agua desde las estaciones de bombeo del Algar, en Callosa; Mandem, en Altea y Torres, en La Vila, obras promovidas por el Consorcio de Aguas de La Marina Baixa.
En esta comarca, la agricultura necesita poco más del 50% de los usos consuntivos del agua. Según la CHJ, el consumo de agua en la comarca es de 62 hectómetros anuales, y tan importante es que los pantanos estén llenos como que los acuíferos rebosen agua por las lluvias del pasado otoño. Sólo a los de Beniardà y el Algar se les calcula un volumen de casi 30 hectómetros. Además, las depuradoras de Altea, Benidorm y La Vila Joiosa aportan siete millones de metros cúbicos para usos agrícolas. Y eso que el pasado otoño el pantano del Amadorio tuvo que evacuar al mar casi tres hectómetros que le sobraban, siguiendo el protocolo de seguridad de la presa de 2002. En todo caso, la Confederación quiere revisar las concesiones hechas en los años setenta que han quedado desfasadas, aunque choca con los derechos históricos reales de los regantes, muy difíciles de restringir sin su aceptación.
Desde el Consorcio de Aguas de la Marina, creado en los sesenta, destacan el ejemplo de gestión que ha supuesto este organismo, que ha conseguido conjugar los intereses de regantes y ayuntamientos a través de diferentes convenios y siempre ha tomado sus decisiones por unanimidad. El Consorcio fue pionero hace 20 años en la reutilización de aguas y ahora dispone de redes con un alto grado de optimización que permiten aprovechar mejor el agua de lluvia.
A todo ello habrá que sumar la posibilidad de trasvasar en el futuro hacia La Marina Baixa, si fuera necesario, parte de los 80 hectómetros del trasvase Júcar-Vinalopó, que debe estar funcionando en pruebas antes de seis meses, a través de la conducción Rabasa-Fenollar-Amadorio. Y la posibilidad de hacer una reserva de agua, en caso de sequía, que generará la desaladora de L'Alacantí-Marina Baixa, que se construye en Mutxamel.
Desde principio de los años noventa, el sistema de la Marina, que en realidad está aislado de las cuencas del Júcar y el Segura, no había conseguido llenar los pantanos, aunque ahora se haya conseguido artificialmente a través de la impulsión de agua desde las estaciones de bombeo del Algar, en Callosa; Mandem, en Altea y Torres, en La Vila, obras promovidas por el Consorcio de Aguas de La Marina Baixa.
En esta comarca, la agricultura necesita poco más del 50% de los usos consuntivos del agua. Según la CHJ, el consumo de agua en la comarca es de 62 hectómetros anuales, y tan importante es que los pantanos estén llenos como que los acuíferos rebosen agua por las lluvias del pasado otoño. Sólo a los de Beniardà y el Algar se les calcula un volumen de casi 30 hectómetros. Además, las depuradoras de Altea, Benidorm y La Vila Joiosa aportan siete millones de metros cúbicos para usos agrícolas. Y eso que el pasado otoño el pantano del Amadorio tuvo que evacuar al mar casi tres hectómetros que le sobraban, siguiendo el protocolo de seguridad de la presa de 2002. En todo caso, la Confederación quiere revisar las concesiones hechas en los años setenta que han quedado desfasadas, aunque choca con los derechos históricos reales de los regantes, muy difíciles de restringir sin su aceptación.
Desde el Consorcio de Aguas de la Marina, creado en los sesenta, destacan el ejemplo de gestión que ha supuesto este organismo, que ha conseguido conjugar los intereses de regantes y ayuntamientos a través de diferentes convenios y siempre ha tomado sus decisiones por unanimidad. El Consorcio fue pionero hace 20 años en la reutilización de aguas y ahora dispone de redes con un alto grado de optimización que permiten aprovechar mejor el agua de lluvia.
A todo ello habrá que sumar la posibilidad de trasvasar en el futuro hacia La Marina Baixa, si fuera necesario, parte de los 80 hectómetros del trasvase Júcar-Vinalopó, que debe estar funcionando en pruebas antes de seis meses, a través de la conducción Rabasa-Fenollar-Amadorio. Y la posibilidad de hacer una reserva de agua, en caso de sequía, que generará la desaladora de L'Alacantí-Marina Baixa, que se construye en Mutxamel.