Thousands of dead fish appear in the banks of the reservoir of Valparaiso
Mon, 16/02/2009
Los vecinos de las poblaciones ribereñas del embalse de Valparaíso, Codesal, Cional, Boya y Villardeciervos denunciaron ayer ante la unidad especial del Seprona de la Guardia Civil la aparición de miles peces y alevines muertos en las orillas del embalse, en las inmediaciones del arroyo Valdalla. Unos vecinos de Boya alertaron el pasado sábado por la tarde de la aparición de decenas de percasoles muertos en la orilla de la playa de Villardeciervos, a varios kilómetros de distancia de la desembocadura del arroyo sobre el pantano.
Esa misma tarde un vecino de Codesal, Jesús Maestre, encontraba en la orilla al pie del puente de la carretera de Cional un macho de trucha muerta de al menos 3 kilos de peso, hecho que hizo saltar las alarmas en el pueblo de Cional y en toda la zona, donde proliferan los pescadores ribereños, desalentados ya con la noticia. Al tiempo que aparecía este ejemplar se divisaban decenas de pequeños peces, bogas, escallos, alevines de trucha y percasoles en los alrededores. A primera hora de la mañana de ayer las sospechas se confirmaban: miles de peces muertos bordean en varias zonas el embalse.
El presidente de la Junta Vecinal de Cional, Manuel Antúnez; Jesús Maestre, vecino de Codesal, y el representante de COAG, José Manuel Soto, acompañaban a los expertos del Seprona a las inmediaciones de la cantera de Boya, de donde se sospecha se ha producido un vertido de alguna sustancia nociva para las especies piscícolas. Aguas abajo además de una concentración de espumas blancas se divisa una capa de grasa de aspecto arcilloso, que se ha acumulado en las zonas de remanso junto a la orilla del pantano.
Dos vecinos de la zona, Miguel Ángel Gómez y Jesús Maestre, hijo de Jesús Maestre, rastreaban el pantano desde una barca, y así detectaron un ponto donde miles de alevines yacían en el lecho del pantano en la orilla, además de cientos de percasoles y alguna boga.
En aguas algo más profundas aparecían hasta una decena de truchas con pesos de entre dos y tres kilos, unos ejemplares soberbios pero sin vida. Otras truchas por el contrario se detectaron en el lecho del pantano pero era complicado su rescate «y los que habrá en el fondo que no se sabrá», se lamentaba uno de ellos.
Por encima de las aguas de la masa fluvial aparecían diseminados unos pegotes arcillosos pero pringosos como pudo comprobar Jesús Maestre, que por la acción de la corriente se concentraba en determinados puntos. El daño ecológico es incuantificable porque los ejemplares de trucha hembra estaban cargados de huevas.
Las que han salido beneficiadas en el banquete son varios ejemplares de nutria que están rescatando sus presas del fondo del agua, y dando cuenta de ellas en las rocas más apartadas. Ayer, al menos dos ejemplares estaban parcialmente devorados por las nutrias.
Para los pescadores este hecho provocará la desaparición de los alevines de esta temporada. El delegado de COAG, José Manuel Soto, exigía ayer el cierre de la cantera de Boya por encontrarse en una Reserva Regional de Caza y el control de todos los vertidos, al tiempo que responsabilizaba tanto a la Junta de Castilla y León como a Confederación Hidrográfica por esta situación.
El pasado año los vecinos denunciaron otra muerte masiva de peces ante el servicio de Medio Ambiente. Las explicaciones que recibieron fueron que «se mueren después de desovar, como si fueran salmones. La trucha no se muere después del desove». La freza de la trucha culmina entre noviembre y diciembre y estos episodios ocurren en febrero.
Esa misma tarde un vecino de Codesal, Jesús Maestre, encontraba en la orilla al pie del puente de la carretera de Cional un macho de trucha muerta de al menos 3 kilos de peso, hecho que hizo saltar las alarmas en el pueblo de Cional y en toda la zona, donde proliferan los pescadores ribereños, desalentados ya con la noticia. Al tiempo que aparecía este ejemplar se divisaban decenas de pequeños peces, bogas, escallos, alevines de trucha y percasoles en los alrededores. A primera hora de la mañana de ayer las sospechas se confirmaban: miles de peces muertos bordean en varias zonas el embalse.
El presidente de la Junta Vecinal de Cional, Manuel Antúnez; Jesús Maestre, vecino de Codesal, y el representante de COAG, José Manuel Soto, acompañaban a los expertos del Seprona a las inmediaciones de la cantera de Boya, de donde se sospecha se ha producido un vertido de alguna sustancia nociva para las especies piscícolas. Aguas abajo además de una concentración de espumas blancas se divisa una capa de grasa de aspecto arcilloso, que se ha acumulado en las zonas de remanso junto a la orilla del pantano.
Dos vecinos de la zona, Miguel Ángel Gómez y Jesús Maestre, hijo de Jesús Maestre, rastreaban el pantano desde una barca, y así detectaron un ponto donde miles de alevines yacían en el lecho del pantano en la orilla, además de cientos de percasoles y alguna boga.
En aguas algo más profundas aparecían hasta una decena de truchas con pesos de entre dos y tres kilos, unos ejemplares soberbios pero sin vida. Otras truchas por el contrario se detectaron en el lecho del pantano pero era complicado su rescate «y los que habrá en el fondo que no se sabrá», se lamentaba uno de ellos.
Por encima de las aguas de la masa fluvial aparecían diseminados unos pegotes arcillosos pero pringosos como pudo comprobar Jesús Maestre, que por la acción de la corriente se concentraba en determinados puntos. El daño ecológico es incuantificable porque los ejemplares de trucha hembra estaban cargados de huevas.
Las que han salido beneficiadas en el banquete son varios ejemplares de nutria que están rescatando sus presas del fondo del agua, y dando cuenta de ellas en las rocas más apartadas. Ayer, al menos dos ejemplares estaban parcialmente devorados por las nutrias.
Para los pescadores este hecho provocará la desaparición de los alevines de esta temporada. El delegado de COAG, José Manuel Soto, exigía ayer el cierre de la cantera de Boya por encontrarse en una Reserva Regional de Caza y el control de todos los vertidos, al tiempo que responsabilizaba tanto a la Junta de Castilla y León como a Confederación Hidrográfica por esta situación.
El pasado año los vecinos denunciaron otra muerte masiva de peces ante el servicio de Medio Ambiente. Las explicaciones que recibieron fueron que «se mueren después de desovar, como si fueran salmones. La trucha no se muere después del desove». La freza de la trucha culmina entre noviembre y diciembre y estos episodios ocurren en febrero.