The floodwaters of the Miño prevents fishermen catching glass eels
Thu, 05/02/2009
Las intensas lluvias de las últimas semanas han tenido una notable incidencia en la actividad y condiciones del río Miño, pues los pescadores no han podido capturar angulas en la "tercera luna", del 18 al 31 de enero, debido a la corriente de las aguas hacia la desembocadura, lo que hacía imposible el empleo de las artes. La pérdida ha sido notable, pues solo les queda una "luna" para finalizar esta temporada, sin embargo valoran el gran beneficio que ha representado para el río la corriente, pues se ha limpiado el cauce y se han arrastrado los musgos.
El presidente de la Asociación de Pescadores do río Miño, Samuel Martínez Otero, explica sobre estas condiciones meteorológicas que "debido a la fuerza de las aguas que iban río abajo, no hubo corriente entrante, lo que impidió la pesca del meixón". Sin embargo, todavía pudieron verse dos o tres barcas que lo intentaron.
La última "luna" de la temporada comenzará el día 16 de febrero, se prolongará hasta el 28 del mismo mes y podría salvar una campaña que comenzaba con peripecias, como el precio de 300 euros que cobraron por cada kilo y la gran suelta de agua de la presa de Frieira que arruinó tres días de pesca en noviembre de 2008, fundamentales para surtir a los proveedores en las últimas Navidades.
Como explicaron en su día, a partir de media noche y hasta la madrugada, con luna nueva, subió el nivel del río de forma desmesurada y sin razón aparente.
A consecuencia de ello, la angula, al notar el cambio de temperatura del agua, reaccionó quedándose inmóvil en el lecho del río. Además la corriente del agua que bajaba, impidió remontar el Miño con las barcas, contaron.
La versión oficial que recibieron de ese suceso es que un sistema informático regula la apertura de compuertas de la presa y, según la demanda de consumo energético, se ordena turbinar. La coincidencia es que siempre acontece con lunas nuevas de pesca de angula.
Samuel Martínez explica que a falta de "meixón", los pescadores del Miño se dedican a la captura de lamprea "que se trabaja mejor en estas condiciones con un río lleno de agua, lo que también favorece a otras especies que remontan el Miño". Son buenos ejemplares que llegan a pesar más de un kilo trescientos gramos y que les pagan entre 20 y 25 euros el ejemplar. Los pescadores venden a 10 euros las piezas de un peso inferior al kilo doscientos gramos.
El presidente de la Asociación de Pescadores do río Miño, Samuel Martínez Otero, explica sobre estas condiciones meteorológicas que "debido a la fuerza de las aguas que iban río abajo, no hubo corriente entrante, lo que impidió la pesca del meixón". Sin embargo, todavía pudieron verse dos o tres barcas que lo intentaron.
La última "luna" de la temporada comenzará el día 16 de febrero, se prolongará hasta el 28 del mismo mes y podría salvar una campaña que comenzaba con peripecias, como el precio de 300 euros que cobraron por cada kilo y la gran suelta de agua de la presa de Frieira que arruinó tres días de pesca en noviembre de 2008, fundamentales para surtir a los proveedores en las últimas Navidades.
Como explicaron en su día, a partir de media noche y hasta la madrugada, con luna nueva, subió el nivel del río de forma desmesurada y sin razón aparente.
A consecuencia de ello, la angula, al notar el cambio de temperatura del agua, reaccionó quedándose inmóvil en el lecho del río. Además la corriente del agua que bajaba, impidió remontar el Miño con las barcas, contaron.
La versión oficial que recibieron de ese suceso es que un sistema informático regula la apertura de compuertas de la presa y, según la demanda de consumo energético, se ordena turbinar. La coincidencia es que siempre acontece con lunas nuevas de pesca de angula.
Samuel Martínez explica que a falta de "meixón", los pescadores del Miño se dedican a la captura de lamprea "que se trabaja mejor en estas condiciones con un río lleno de agua, lo que también favorece a otras especies que remontan el Miño". Son buenos ejemplares que llegan a pesar más de un kilo trescientos gramos y que les pagan entre 20 y 25 euros el ejemplar. Los pescadores venden a 10 euros las piezas de un peso inferior al kilo doscientos gramos.