Rafael Molina (BCI) said that the climate crisis is also an opportunity for a paradigm shift
Tue, 20/01/2009
La "crisis del clima", como cualquier otra crisis, supone "una oportunidad" de cambio, de "desechar los viejos modelos, ya obsoletos y cambiarlos por otros más eficientes", según destacó el investigador del Instituto de Carboquímica de Aragón (ICB) y miembro del Grupo de expertos del Instituto de Investigación Sobre el Cambio Climático (I2C2), Rafael Moliner, en declaraciones a Europa Press.
Rafael Moliner es el único representante aragonés que forma parte de este Comité formado por 14 expertos, nombrados por los ministerios de Ciencia e Innovación y Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, para "sentar las bases de lo que debe ser" este centro que se ubicará en la ciudad de Zaragoza, concretamente en el edificio que ocupó el Pabellón de España en la Exposición Internacional 2008.
De esta manera, deben determinar en qué líneas de actuación se incidirá más, la dimensión que debe de ocupar, el funcionamiento de otros centros similares y la homologación de investigaciones.
El Comité de expertos deberán de entregar a los dos ministerios un 'libro blanco' en el que se marquen las líneas estratégicas de investigación del I2C2 en junio del presente año.
El cambio climático es una materia de estudio sujeta a muchas y diferentes ramas, desde la paleoclimatología, que estudia la evolución del clima a lo largo de la historia estudiando su "huella" en la orografía, hasta las investigaciones para evitar emisiones de CO2, como las energías renovables o la fabricación de biocarburantes, el desarrollo de medidores climatológicos precisos capaces del estudio de la incidencia en la sociedad de los efectos del cambio climático y los mecanismos de adaptación.
El Instituto de Carboquímica --dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas-- del que Moliner es profesor de Investigación, está especializado en dos aspectos relacionados con la "mitigación de las causas del cambio climático", esto es, la emisión de dióxido de carbono (CO2).
Estos dos aspectos son la investigación sobre la captura de CO2 en los procesos de combustión y el desarrollo de pilas de combustible cuya fuente es el hidrógeno. Estas pilas producen electricidad mediante un proceso electroquímico y en un futuro sustituirán, según se espera, a muchos sistemas de combustión.
La tecnología del hidrógeno, señaló Moliner, tiene un periodo de desarrollo e industrialización de más largo plazo, pero en cambio otras, son más inminentes, como el uso de biomasa o la automoción con tracción de motor eléctrico que se pueden rentabilizar a corto plazo y que pueden tener una incidencia decisiva en futuros desarrollos.
Como ejemplo, Moliner señaló los vehículos eléctricos actuales, cuyas carencias no son tanto de prestaciones, como de autonomía. Los prototipos actuales pretenden subsanar esta carencia con motores adicionales de combustión interna que servirán, no como motor de tracción del vehículo, sino para generar electricidad y suministrar de la misma al motor eléctrico.
Cuando este motor de combustión pueda ser sustituido por una pila de combustible de manera industrial, la tecnología de tracción eléctrica ya estará suficientemente desarrollada, añadió Moliner.
OTROS ÁMBITOS DE INVESTIGACIÓN
Otros ámbitos de la investigación relacionados con la reducción de emisiones de CO2 se están desarrollando y suponen también una oportunidad de desarrollo económico para la industria, entre ellos los sistemas de captura de CO2, el desarrollo de biocombustibles o la generación eléctrica mediante fuentes renovables como la eólica o la fotovoltaica, señaló el investigador del CSIC. Las previsiones para España es que en el año 2030 el 40 por ciento de la electricidad producida provenga de una fuente renovable.
En tanto se consiga mitigar las causas del cambio climático, señaló Moliner, los efectos serán menos perniciosos, pero que se emita menos CO2 no significa que se vaya a dejar de emitir y hay algunos efectos del cambio climático "que se dan ya por hechos para los próximos años, y para los cuales hay que preparase" como es, el ascenso en unos dos grados centígrados de la temperatura media del planeta para el año 2050.
Este incremento de temperatura conllevará efectos directos en el régimen de lluvias. Países como España, con una pluviosidad limitada y problemas de sequía, se verán especialmente afectadas por este cambio de temperatura que ya se considera "inevitable" o que incluso se toma como "un mal menor".
Lo que se debe hacer es adelantarse a los cambios y "adaptarse" a ellos. En este aspecto, la adaptación también puede tener elementos positivos en el desarrollo de sistemas más eficientes de riego o de utilización del agua en la industria. Y no sólo de los recursos hídricos sino también de los energéticos.
"Se acabó el tiempo en el que la oferta de recursos se adaptaba a la demanda del proyecto", señaló Moliner que incidió en que ahora todos los desarrollos deberán realizarse desde la perspectiva de la eficiencia y de la utilización responsable de recursos naturales.
En el I2C2 también se realizarán estudios sociológicos sobre cómo van a afectar a zonas ya deprimidas o pobres, los cambios climáticos y la menor pluviosidad en muchos de ellos, intentando también adelantase a estos efectos.
Moliner explicó que el Instituto de Investigación sobre el Cambio Climático tiene vocación de carácter internacional y pretende ser uno de los centros de referencia, "no el mejor" sino homologable a los ya existentes.
Algunos de los estudios tendrán carácter global mientras que otros estarán más focalizados como el estudio de la variación climatológica en zonas concretas, oportunidad de cultivos energéticos en diferentes puntos, u otros.
VISIBILIDAD DE LA CIUDAD
Para el profesor de investigación del ICB, Rafael Moliner, el I2C2 no es un centro que vaya a crear muchos puestos de trabajo en la ciudad de Zaragoza, sin embargo va a tener un efecto directo en la "visibilidad" de la ciudad de Zaragoza en el mundo.
Esto unido a un incremento del "prestigio" de la ciudad y de la comunidad, de mayor riqueza en los "valores intangibles". El centro ayudará a que "se relacione la marca Zaragoza y la marca Aragón con la credibilidad, con un territorio que hace bien las cosas", concluyó.
Rafael Moliner es el único representante aragonés que forma parte de este Comité formado por 14 expertos, nombrados por los ministerios de Ciencia e Innovación y Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, para "sentar las bases de lo que debe ser" este centro que se ubicará en la ciudad de Zaragoza, concretamente en el edificio que ocupó el Pabellón de España en la Exposición Internacional 2008.
De esta manera, deben determinar en qué líneas de actuación se incidirá más, la dimensión que debe de ocupar, el funcionamiento de otros centros similares y la homologación de investigaciones.
El Comité de expertos deberán de entregar a los dos ministerios un 'libro blanco' en el que se marquen las líneas estratégicas de investigación del I2C2 en junio del presente año.
El cambio climático es una materia de estudio sujeta a muchas y diferentes ramas, desde la paleoclimatología, que estudia la evolución del clima a lo largo de la historia estudiando su "huella" en la orografía, hasta las investigaciones para evitar emisiones de CO2, como las energías renovables o la fabricación de biocarburantes, el desarrollo de medidores climatológicos precisos capaces del estudio de la incidencia en la sociedad de los efectos del cambio climático y los mecanismos de adaptación.
El Instituto de Carboquímica --dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas-- del que Moliner es profesor de Investigación, está especializado en dos aspectos relacionados con la "mitigación de las causas del cambio climático", esto es, la emisión de dióxido de carbono (CO2).
Estos dos aspectos son la investigación sobre la captura de CO2 en los procesos de combustión y el desarrollo de pilas de combustible cuya fuente es el hidrógeno. Estas pilas producen electricidad mediante un proceso electroquímico y en un futuro sustituirán, según se espera, a muchos sistemas de combustión.
La tecnología del hidrógeno, señaló Moliner, tiene un periodo de desarrollo e industrialización de más largo plazo, pero en cambio otras, son más inminentes, como el uso de biomasa o la automoción con tracción de motor eléctrico que se pueden rentabilizar a corto plazo y que pueden tener una incidencia decisiva en futuros desarrollos.
Como ejemplo, Moliner señaló los vehículos eléctricos actuales, cuyas carencias no son tanto de prestaciones, como de autonomía. Los prototipos actuales pretenden subsanar esta carencia con motores adicionales de combustión interna que servirán, no como motor de tracción del vehículo, sino para generar electricidad y suministrar de la misma al motor eléctrico.
Cuando este motor de combustión pueda ser sustituido por una pila de combustible de manera industrial, la tecnología de tracción eléctrica ya estará suficientemente desarrollada, añadió Moliner.
OTROS ÁMBITOS DE INVESTIGACIÓN
Otros ámbitos de la investigación relacionados con la reducción de emisiones de CO2 se están desarrollando y suponen también una oportunidad de desarrollo económico para la industria, entre ellos los sistemas de captura de CO2, el desarrollo de biocombustibles o la generación eléctrica mediante fuentes renovables como la eólica o la fotovoltaica, señaló el investigador del CSIC. Las previsiones para España es que en el año 2030 el 40 por ciento de la electricidad producida provenga de una fuente renovable.
En tanto se consiga mitigar las causas del cambio climático, señaló Moliner, los efectos serán menos perniciosos, pero que se emita menos CO2 no significa que se vaya a dejar de emitir y hay algunos efectos del cambio climático "que se dan ya por hechos para los próximos años, y para los cuales hay que preparase" como es, el ascenso en unos dos grados centígrados de la temperatura media del planeta para el año 2050.
Este incremento de temperatura conllevará efectos directos en el régimen de lluvias. Países como España, con una pluviosidad limitada y problemas de sequía, se verán especialmente afectadas por este cambio de temperatura que ya se considera "inevitable" o que incluso se toma como "un mal menor".
Lo que se debe hacer es adelantarse a los cambios y "adaptarse" a ellos. En este aspecto, la adaptación también puede tener elementos positivos en el desarrollo de sistemas más eficientes de riego o de utilización del agua en la industria. Y no sólo de los recursos hídricos sino también de los energéticos.
"Se acabó el tiempo en el que la oferta de recursos se adaptaba a la demanda del proyecto", señaló Moliner que incidió en que ahora todos los desarrollos deberán realizarse desde la perspectiva de la eficiencia y de la utilización responsable de recursos naturales.
En el I2C2 también se realizarán estudios sociológicos sobre cómo van a afectar a zonas ya deprimidas o pobres, los cambios climáticos y la menor pluviosidad en muchos de ellos, intentando también adelantase a estos efectos.
Moliner explicó que el Instituto de Investigación sobre el Cambio Climático tiene vocación de carácter internacional y pretende ser uno de los centros de referencia, "no el mejor" sino homologable a los ya existentes.
Algunos de los estudios tendrán carácter global mientras que otros estarán más focalizados como el estudio de la variación climatológica en zonas concretas, oportunidad de cultivos energéticos en diferentes puntos, u otros.
VISIBILIDAD DE LA CIUDAD
Para el profesor de investigación del ICB, Rafael Moliner, el I2C2 no es un centro que vaya a crear muchos puestos de trabajo en la ciudad de Zaragoza, sin embargo va a tener un efecto directo en la "visibilidad" de la ciudad de Zaragoza en el mundo.
Esto unido a un incremento del "prestigio" de la ciudad y de la comunidad, de mayor riqueza en los "valores intangibles". El centro ayudará a que "se relacione la marca Zaragoza y la marca Aragón con la credibilidad, con un territorio que hace bien las cosas", concluyó.