Research of the Higher Council for Scientific Research (CSIC) have created an index to measure the desertification that will create risk maps and identify the areas most threatened.

Tue, 02/12/2008

SUR

nvestigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han creado un índice para medir la desertificación que permitirá crear mapas de riesgo e identificar las zonas más amenazadas. El método es aplicable a distintas zonas del mundo, aunque resulta especialmente apropiado para zonas áridas. La investigación se enmarca en un proyecto europeo para el diagnóstico de la desertificación y la creación de sistemas de alerta temprana mediante teledetección.
Estas técnicas están siendo probadas en regiones de Almería, Senegal, China, Marruecos y Chile, y permite obtener tendencias temporales de degradación. El índice se basa en el uso de agua y energía por el ecosistema.
Este trabajo se ha publicado en la revista 'Remote Sensing of Environment'. Hasta ahora los índices de degradación se basaban sobre todo en la densidad de vegetación, «una variable difícil de estimar mediante teledetección en zonas áridas donde la cobertura vegetal es muy baja», explica Mónica García, investigadora del CSIC en la Estación Experimental de Zonas Áridas ( Almería). Sin embargo, el nuevo índice se basa en los ciclos hidrológico y energético y en el uso del agua.
La investigación forma parte del proyecto europeo DeSurvey (A Surveillance System for Assessing and Monitoring Desertification), y pretende identificar los puntos de mayor riesgo. Está coordinado por Juan Puigdefabregas, de la Estación Experimental de Zonas Áridas, y en él participan 39 instituciones de nueve países europeos más China, Chile, Túnez, Marruecos, Argelia y Senegal.
Según datos del Ministerio de Medio Ambiente, más de dos tercios del territorio español se encuentran potencialmente afectados por la degradación, toda la mitad sur, la meseta norte, la cuenca del Ebro y la costa catalana. En todo el mundo, la desertificación y la sequía afectan a más de 110 países y amenazan los medios de subsistencia de más de 1.200 millones de personas. Este tipo de investigaciones pueden ayudarnos a predecir qué regiones corren este peligro.