The Pyrenean rivers is in alert by drought in spite of rains
Thu, 06/11/2008
Política hidráulica Las cabeceras del Cinca, el Aragón y el Noguera Ribagorzana siguen en emergencia
Las lluvias de los últimos días no han sido suficiente para que los afluentes del Ebro hayan superado la situación de sequía que atraviesan, con el intermedio de la primavera más lluviosa desde que existen datos y algunas etapas puntuales de mejoría hidrológica, desde el otoño del 2004.
Los índices de sequía correspondientes al mes de octubre que elabora la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) revelan que las zonas de cabecera de buena parte de los afluentes pirenaicos se encuentran en situación de emergencia (Noguera Ribagorzana, Cinca, Aragón y Segre), situación que también se da en algunos de la margen derecha como el Huerva, mientras que varios de los cauces de la margen derecha (Jalón y Jiloca) o la propia cabecera siguen en alerta y otros como el Guadalope, el Arga y el Ega no llegan a alcanzar la situación de normalidad.
Esta situación, consecuencia de las escasez de las precipitaciones en septiembre y octubre, es mejor, por lo general, aguas abajo de las piezas de regulación. De hecho, solo las reservas del Ribagorzana y el Ésera --este último con un aumento de veinte hectómetros en dos días-- siguen en alerta. Gállego, Cinca, Aragón, Matarraña, Guadalope y Aguas Vivas se encuentran un escalón por encima, en prealerta.
No obstante, las precipitaciones previstas para hoy y mañana en la zona norte de la cuenca hacen que la CHE prevea crecidas de pequeña magnitud en los ríos pirenaicos, especialmente en el tramo alto del Aragón y en el Arga y el Ega. Esas crecidas dependerán, en parte, del volumen de nieve que pueda fundirse como consecuencia de las lluvias. La cota de nieve se situará entre los 1.400 y los 1.700 metros sobre el nivel del mar.
Las aportaciones de esos ríos harán que el Eje del Ebro registre una ligera crecida, aunque de niveles muy inferiores a los de una avenida. El río, que ha ganado casi un metro de altura a su paso por Zaragoza a lo largo de las últimas cuatro jornadas, circulaba anoche con un caudal de 400 metros cúbicos por segundo por la capital aragonesa.
Las lluvias de los últimos días no han sido suficiente para que los afluentes del Ebro hayan superado la situación de sequía que atraviesan, con el intermedio de la primavera más lluviosa desde que existen datos y algunas etapas puntuales de mejoría hidrológica, desde el otoño del 2004.
Los índices de sequía correspondientes al mes de octubre que elabora la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) revelan que las zonas de cabecera de buena parte de los afluentes pirenaicos se encuentran en situación de emergencia (Noguera Ribagorzana, Cinca, Aragón y Segre), situación que también se da en algunos de la margen derecha como el Huerva, mientras que varios de los cauces de la margen derecha (Jalón y Jiloca) o la propia cabecera siguen en alerta y otros como el Guadalope, el Arga y el Ega no llegan a alcanzar la situación de normalidad.
Esta situación, consecuencia de las escasez de las precipitaciones en septiembre y octubre, es mejor, por lo general, aguas abajo de las piezas de regulación. De hecho, solo las reservas del Ribagorzana y el Ésera --este último con un aumento de veinte hectómetros en dos días-- siguen en alerta. Gállego, Cinca, Aragón, Matarraña, Guadalope y Aguas Vivas se encuentran un escalón por encima, en prealerta.
No obstante, las precipitaciones previstas para hoy y mañana en la zona norte de la cuenca hacen que la CHE prevea crecidas de pequeña magnitud en los ríos pirenaicos, especialmente en el tramo alto del Aragón y en el Arga y el Ega. Esas crecidas dependerán, en parte, del volumen de nieve que pueda fundirse como consecuencia de las lluvias. La cota de nieve se situará entre los 1.400 y los 1.700 metros sobre el nivel del mar.
Las aportaciones de esos ríos harán que el Eje del Ebro registre una ligera crecida, aunque de niveles muy inferiores a los de una avenida. El río, que ha ganado casi un metro de altura a su paso por Zaragoza a lo largo de las últimas cuatro jornadas, circulaba anoche con un caudal de 400 metros cúbicos por segundo por la capital aragonesa.