Environment Minister will replace 10 bridges to prevent flooding of Urumea river

Tue, 28/10/2008

El País

El cauce del Urumea es uno de los puntos más críticos del mapa hidráulico de Guipúzcoa. Tiene un discurrir angosto y sinuoso por Hernani, Astigarraga y San Sebastián, hasta llegar a su desembocadura, y presenta un alto riesgo de sufrir inundaciones, como las que se vivieron en enero de 2004. El Gobierno vasco se ha propuesto ahora domesticar el río para evitar que en el futuro las grandes crecidas invadan territorios tomados por el hombre.
Un plan integral con 18 actuaciones pretende mejorar la capacidad de desagüe del Urumea, esto es, que las avenidas de agua fluyan libremente, con los menores obstáculos posibles. La consejera de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Esther Larrañaga, anunció ayer que su departamento va a invertir 59,2 millones de euros en acondicionar el curso del Urumea para reducir el peligro de desbordamientos. Las medidas previstas consistirán en el derribo y sustitución de diez puentes, nuevos encauzamientos, construcción de diques y mejoras en el planeamiento urbanístico. Del total de las inversiones, 37 millones corresponden a San Sebastián, 12,5 millones a Astigarraga y 9,7 millones a Hernani.
Las actuaciones se llevarán a cabo en los 15 kilómetros comprendidos entre la zona de Altzueta de Hernani y el puente del barrio donostiarra de Egia (cinco kilómetros pertenecen a Hernani, uno a Astigarraga, otro kilómetro lo comparten este municipio y San Sebastián, y los últimos ocho discurren por la capital guipuzcoana).
La consejería ha descartado el encauzamiento total del río, el dragado del lecho o la colocación masiva de diques laterales por su gran afección medioambiental y urbanística. Ha optado, en palabras de Larrañaga, por abordar una 'auténtica operación de microcirugía urbana'. La principal actuación consistirá en sustituir todos los puentes salvo uno (ubicado en Martutene), porque actúan como presas en casos de crecidas extraordinarias. Entre otros, van a desaparecer el puente de Egia, el de los cuarteles de Loyola, el del barrio de Martutene, todos en San Sebastián, o el puente de Karabel, en Hernani. Serán sustituidos por plataformas más amplias y sin anclajes en el cauce fluvial.
Algunas actuaciones exigirán el derribo de viviendas en Martutene, cuyo ocupantes serán realojados en el futuro polígono residencial de Antondegi, en el mismo barrio.
Uno de los puntos más complicados será el meandro de Gartziategi, en Astigarraga, donde confluirán la autovía del Urumea, el segundo cinturón de la A-8 y el trazado del AVE. Esta zona continuará como un área inundable, aunque se construirá un canal para que en los casos de fuertes avenidas el agua pueda atajar en línea recta. La misma fórmula se empleará en el meandro de Akarregi, en Hernani.
En momentos de grandes crecidas, las compuertas del embalse del Añarbe se bajarán para rebajar unos 50 centímetros la altura de la riada.