The closure of Tagus-Segura would render without water half of the crop in the basin

Fri, 17/10/2008

EL cierre del trasvase Tajo-Segura, previsto para 2015 por el futuro Estatuto de Castilla-La Mancha, tendrá consecuencias catastróficas para la huerta de Europa. Los cultivos regados por las aguas de la cuenca del Segura podrían reducirse a la mitad si finalmente entra en vigor el nuevo estatuto, admitido ya a trámite por el Congreso de los Diputados con los únicos votos en contra de los tres diputados murcianos del PP y de Rosa Díez.
El estatuto castellanomanchego sitúa la fecha de caducidad del trasvase Tajo-Segura -que proporciona el excedente que necesita la deficitaria cuenca del Segura- en 2015. Si esto ocurre, casi la mitad del campo regado por esta cuenca -Murcia, parte de Alicante y parte de Almería- perdería automáticamente sus cosechas.
En concreto, se acabaría con las 127.000 hectáreas que nutren hoy las aguas del trasvase. Éstas suponen un 45% de la superficie total cultivable en la zona, que asciende a unas 280.000 hectáreas, según datos proporcionados por el Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura. De estas 127.000 hectáreas bañadas por aguas del trasvase, el 35% se destina a productos hortícolas, el 10% a nutrir los invernaderos y el resto a árboles frutales (melocotones, limones, albaricoques...).
"Durante los últimos años se ha reducido considerablemente la superficie regable debido precisamente a la disminución de la cantidad de agua trasvasada por el acueducto Tajo-Segura", explica a LA GACETA el presidente de los regantes del citado trasvase, Francisco del Amor, que vaticina una reducción aún mayor durante los próximos años, dadas las perspectivas tan poco halagüeñas que se vislumbran en el panorama hidrológico.
El Estatuto de Autonomía castellanomanchego aún está en las primeras fases de su aprobación en el Congreso, pero ya están saltando chispas. Los tres diputados murcianos del PP en asuntos hídricos no podían hacer oídos sordos con lo que estaba pasando. Hace tres años, en julio del 2005, Mariano Rajoy encabezaba una manifestación en la capital murciana bajo el lema En defensa del trasvase Tajo-Segura. Necesitamos el agua.
La marcha, que reunió a más de 100.000 personas, fue un baño de multitudes para Rajoy, similar al que un año antes se había dado su antecesor, José María Aznar, durante la colocación de la primera piedra del trasvase del Ebro, que nunca llegó a su fin debido a la paralización de las obras que ordenó Zapatero al llegar al poder. Decenas de urbanizaciones que nacieron previendo la llegada del agua se quedaron sin la aprobación del correspondiente suministro.