Aljibes with more than 2,000 years
Mon, 06/10/2008
Los romanos no sólo se preocuparon de hacer campamentos, puentes y calzadas en la comunidad. Su preocupación por las infraestructuras, de sobra conocida y estudiada por los historiadores, llegaba a la obsesión en el caso del abastecimiento de agua.
El acueducto de Segovia es, sin duda, el mejor ejemplo del empeño de los romanos por garantizar el suministro a la población de la época. En la localidad zamorana de Molacillos, aunque más modesto, se encuentra otro buen ejemplo de la preocupación romana por captar y conservar grandes cantidades de agua.
En el llamado Teso de la Mora, un promontorio sobre el valle del Valderaduey, se conservan dos cisternas con más de 2.000 años de antigüedad donde los romanos, probablemente soldados de un campamento militar cercano, llegaron a almacenar más de 400.000 metros cúbicos de agua, según explica Hortensia Larrén, arqueóloga territorial de la Junta en Zamora.
Las estructuras descubiertas son dos grandes aljibes de origen romano con planta rectangular coronadas por una bóveda de cañón.
Las cisternas de Molacillos son, añade, unas estructuras «singulares», que unen su aspecto espectacular a su rareza, dado que sólo existen en la península Ibérica otros dos ejemplos similares. Uno de ellos se encuentra en la ciudad romana de Uxama, en la provincia de Soria, y otro en Andalucía.
La existencia de las cisternas es conocida «desde siempre» por los vecinos de la zona, aunque realmente el hallazgo se produjo en los años 70, dice el delegado de la Junta en Zamora, Alberto Castro, y desde entonces los habitantes de la zona las han utilizado como vertedero, como depósito de animales y otros usos que poco tienen que ver con su finalidad original.
Ahora, el lugar cobrará un nuevo interés con las actuaciones que la Administración Regional pretende impulsar para «poner en valor unos restos romanos desconocidos para el gran público que merecen ser visitados».
Inversión
La intervención de la Consejería de Cultura y Turismo, confirmada ya por el delegado territorial de la Junta en Zamora «tendrá un coste de 300.000 euros». Con estos fondos, dice, «los técnicos abordarán la consolidación, la limpieza de la estructura y la conservación de los restos».
En concreto, se procederá a limpiar la suciedad que se ha ido acumulando en los paramentos utilizando medios no agresivos, como aire a presión o agua pulverizada. Se eliminarán también las algas que han ido apareciendo y se procederá al repicado de las zonas susceptibles de desprendimiento. Finalmente, se sellarán las grietas y se consolidarán las superficies del paramento con lechadas de cal entonadas con aditivos naturales procedentes del machaqueo de ladrillo. Se consolidarán además los muros exteriores que están expuestos a la intemperie.
A las medidas necesarias para la conservación de este monumento, explica el delegado territorial, se unirán las destinadas a la promoción y al uso turístico de los aljibes. En la actualidad, las cisternas están valladas para evitar accidentes, algo lógico si se tiene en cuenta que tienen varios metros de profundidad.Cuando acaben las actuaciones, las cisternas estarán cubiertas y una estructura metálica permitirá su perfecta contemplación desde la parte superior y también descender hasta el interior del aljibe. Además, varios paneles informativos explicarán las peculiaridades de una infraestructura con veinte siglos de existencia que habría acabado en el abandono en el siglo primero después de Cristo.
APOYO
-La investigación histórica está todavía pendiente
Una vez terminada la excavación que ha permitido datar y descubrir íntegramente los dos aljibes, la Junta de Castilla y León llevará a cabo una investigación para tratar de conocer porqué se situó esta infraestructura para almacenar agua en el Teso de la Mora.
Según la arqueóloga territorial de la Junta de Castilla y León en Zamora, Hortensia Larrén, las teorías fraguadas en torno a los años 70 establecen que estaban vinculadas a algún asentamiento militar y a la existencia de una vía romana. De hecho, existen referencias documentales de los aljibes históricos a través de varios historiadores.
En el valle del Valderaduey, sobre el que domina el Teso de la Mora, hay varios yacimientos arqueológicos de la época romana.Lo que se trata ahora, añadió Larrén, es de establecer la vinculación de los aljibes con algunas de las villas situadas en el valle.
Lo que se sabe de momento, apuntó, es que en el Teso de la Mora existen vestigios de la Primera Edad del Hierro, mientras las cisternas se sitúan en el final de las guerras cántabra y su abandono en el primer siglo después de Cristo. Eso significa «que se habrían producido unos 170 años de ocupación» sobre los que hay mucho por saber.
Excavaciones
El descubrimiento de los aljibes romanos, aún siendo muy significativo, puede ser el punto de partida para nuevas excavaciones, aunque, según De Castro, antes será necesario llevar a cabo la investigación de despacho para confirmar por donde pueden ir después los trabajos de campo. «No es prioritario continuar ahora con las excavaciones», precisó.
De momento, el delegado de la Junta resaltó la importancia de llevar a cabo las obras que van a permitir acercar el hallazgo al público. Las cisternas romanas de Molacillos pasarían a formar parte así de las rutas arqueológicas que existen en la provincia de Zamora y a la que se unirá también próximamente la villa romana descubierta en Camarzana de Tera, con mosaicos de gran valor.
Además, añadió, permitirá dotar a la localidad de un nuevo atractivo, esta vez de carácter arqueológico, que se unirá a la iglesia del municipio, declarada Monumento Nacional.
Lo que la Junta está promoviendo a través de esta actuaciones en Molacillos y de otras similares que se van a llevar a cabo en otros puntos de la provincia, dijo, es crear «puntos de interés» en distintos pueblos, en muchas ocasiones de pequeño tamaño y con recursos muy limitados, para que encuentren en ellos un complemento a su desarrollo.
El acueducto de Segovia es, sin duda, el mejor ejemplo del empeño de los romanos por garantizar el suministro a la población de la época. En la localidad zamorana de Molacillos, aunque más modesto, se encuentra otro buen ejemplo de la preocupación romana por captar y conservar grandes cantidades de agua.
En el llamado Teso de la Mora, un promontorio sobre el valle del Valderaduey, se conservan dos cisternas con más de 2.000 años de antigüedad donde los romanos, probablemente soldados de un campamento militar cercano, llegaron a almacenar más de 400.000 metros cúbicos de agua, según explica Hortensia Larrén, arqueóloga territorial de la Junta en Zamora.
Las estructuras descubiertas son dos grandes aljibes de origen romano con planta rectangular coronadas por una bóveda de cañón.
Las cisternas de Molacillos son, añade, unas estructuras «singulares», que unen su aspecto espectacular a su rareza, dado que sólo existen en la península Ibérica otros dos ejemplos similares. Uno de ellos se encuentra en la ciudad romana de Uxama, en la provincia de Soria, y otro en Andalucía.
La existencia de las cisternas es conocida «desde siempre» por los vecinos de la zona, aunque realmente el hallazgo se produjo en los años 70, dice el delegado de la Junta en Zamora, Alberto Castro, y desde entonces los habitantes de la zona las han utilizado como vertedero, como depósito de animales y otros usos que poco tienen que ver con su finalidad original.
Ahora, el lugar cobrará un nuevo interés con las actuaciones que la Administración Regional pretende impulsar para «poner en valor unos restos romanos desconocidos para el gran público que merecen ser visitados».
Inversión
La intervención de la Consejería de Cultura y Turismo, confirmada ya por el delegado territorial de la Junta en Zamora «tendrá un coste de 300.000 euros». Con estos fondos, dice, «los técnicos abordarán la consolidación, la limpieza de la estructura y la conservación de los restos».
En concreto, se procederá a limpiar la suciedad que se ha ido acumulando en los paramentos utilizando medios no agresivos, como aire a presión o agua pulverizada. Se eliminarán también las algas que han ido apareciendo y se procederá al repicado de las zonas susceptibles de desprendimiento. Finalmente, se sellarán las grietas y se consolidarán las superficies del paramento con lechadas de cal entonadas con aditivos naturales procedentes del machaqueo de ladrillo. Se consolidarán además los muros exteriores que están expuestos a la intemperie.
A las medidas necesarias para la conservación de este monumento, explica el delegado territorial, se unirán las destinadas a la promoción y al uso turístico de los aljibes. En la actualidad, las cisternas están valladas para evitar accidentes, algo lógico si se tiene en cuenta que tienen varios metros de profundidad.Cuando acaben las actuaciones, las cisternas estarán cubiertas y una estructura metálica permitirá su perfecta contemplación desde la parte superior y también descender hasta el interior del aljibe. Además, varios paneles informativos explicarán las peculiaridades de una infraestructura con veinte siglos de existencia que habría acabado en el abandono en el siglo primero después de Cristo.
APOYO
-La investigación histórica está todavía pendiente
Una vez terminada la excavación que ha permitido datar y descubrir íntegramente los dos aljibes, la Junta de Castilla y León llevará a cabo una investigación para tratar de conocer porqué se situó esta infraestructura para almacenar agua en el Teso de la Mora.
Según la arqueóloga territorial de la Junta de Castilla y León en Zamora, Hortensia Larrén, las teorías fraguadas en torno a los años 70 establecen que estaban vinculadas a algún asentamiento militar y a la existencia de una vía romana. De hecho, existen referencias documentales de los aljibes históricos a través de varios historiadores.
En el valle del Valderaduey, sobre el que domina el Teso de la Mora, hay varios yacimientos arqueológicos de la época romana.Lo que se trata ahora, añadió Larrén, es de establecer la vinculación de los aljibes con algunas de las villas situadas en el valle.
Lo que se sabe de momento, apuntó, es que en el Teso de la Mora existen vestigios de la Primera Edad del Hierro, mientras las cisternas se sitúan en el final de las guerras cántabra y su abandono en el primer siglo después de Cristo. Eso significa «que se habrían producido unos 170 años de ocupación» sobre los que hay mucho por saber.
Excavaciones
El descubrimiento de los aljibes romanos, aún siendo muy significativo, puede ser el punto de partida para nuevas excavaciones, aunque, según De Castro, antes será necesario llevar a cabo la investigación de despacho para confirmar por donde pueden ir después los trabajos de campo. «No es prioritario continuar ahora con las excavaciones», precisó.
De momento, el delegado de la Junta resaltó la importancia de llevar a cabo las obras que van a permitir acercar el hallazgo al público. Las cisternas romanas de Molacillos pasarían a formar parte así de las rutas arqueológicas que existen en la provincia de Zamora y a la que se unirá también próximamente la villa romana descubierta en Camarzana de Tera, con mosaicos de gran valor.
Además, añadió, permitirá dotar a la localidad de un nuevo atractivo, esta vez de carácter arqueológico, que se unirá a la iglesia del municipio, declarada Monumento Nacional.
Lo que la Junta está promoviendo a través de esta actuaciones en Molacillos y de otras similares que se van a llevar a cabo en otros puntos de la provincia, dijo, es crear «puntos de interés» en distintos pueblos, en muchas ocasiones de pequeño tamaño y con recursos muy limitados, para que encuentren en ellos un complemento a su desarrollo.